Sinaí y los beduinos en el Egipto posrevolucionario

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Sinaí y los beduinos en el Egipto posrevolucionario

La entrada turística de este hermoso lugar corre peligro.

En la tarde del 5 de agosto, mientras un grupo de soldados egipcios cerca de la frontera con Israel se sentaban a cenar, una lluvia de granadas cayó en su puesto. Después, un grupo de militantes estrelló un vehículo blindado contra una barda en un punto de revisión de la frontera entre Egipto, Gaza e Israel, para matar a 16 soldados egipcios. El incidente fue pronto denominado como la masacre del Ramadán; es el ataque que ha dejado más muertos en la península de Sinaí en cuatro décadas.

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La mañana después del ataque, estaba sentada con mis amigos en el restaurante de un moderno hotel en Dahab, un pueblo beduino de pescadores que se convirtió en la meca de los turistas en la península de Sinaí en Egipto, a unos 80 kilómetros de la frontera con Israel. Dahab, que en árabe quiere decir oro, se asemeja más al sureste asiático que a una región más conservadora de Egipto. Los bares, restaurantes y bikinis atraen a turistas y expatriados, quienes llegan en busca de aire limpio y agua cristalina.

La península de Sinaí se divide en la parte norte y la parte sur. El sur es la zona turística, con arrecifes de coral y playas, mientras que en el norte intentan plantar cultivos en el desierto y, un poco más lucrativo, trafican armas a Gaza. Aunque la península ya mostraba su descontento bajo Mubarak, parece que después de la revolución en Egipto, todo se vale en la península.

Los beduinos, árabes nómadas que viven en Sinaí, tienen una larga y conflictiva historia con el resto de Egipto. Luego de que Israel se retirara de la península en 1982, los beduinos fueron acusados de colaborar con el estado israelí y desde entonces tienen prohibido trabajar en el ejército, el gobierno o el turismo.

Inicialmente, el gobierno egipcio culpó a los beduinos por el bombardeo en Sinaí a mediados de la década pasada (en Sharm El Sheikh y Dahab, y en los que murieron más de cien personas), argumentando que los ataques habían sido perpetrados por una organización terrorista islámica conocida como Jama'at al-Tawhid wal-Yihad. Antes de retractarse, el gobierno ordenó una serie de barridos de seguridad que resultaron en el encarcelamiento de tres mil beduinos. Esto motivó un fuerte odio contra el gobierno en la región.

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En el sur, los beduinos sienten que la única forma de hacer que el gobierno egipcio los escuche y libere a sus familiares es secuestrando extranjeros, por lo general en los alrededores de Santa Catalina, un monasterio del siglo VI construido en las faldas del Monte Sinaí. Por lo general, los rehenes extranjeros salen ilesos después de algunos días o unas horas.

La violencia, en particular en el norte, subió de tono este verano. Los beduinos, o militantes disfrazados de beduinos, iniciaron balaceras y bombardearon gaseoductos. Aunque gran parte de la violencia ocurrió lejos de las playas turísticos, los centros vacacionales como Dahar se vieron fuertemente afectados en lo económico. En mis cuatro años en Medio Oriente, nunca había visto las playas tan vacías.

El nuevo presidente de Egipto, Mohamed Morsi, usó la violencia en Sinaí como una oportunidad para limpiar su casa y refirmar su poder en la capital. Después de los ataques de agosto, se deshizo de sus generales de alto rango y desplegó la más grande ofensiva en la península desde 1973, llamada “Operation Eagle”, con todo y misiles y helicópteros de combate. A pesar de los titulares en los medios sobre el ataque, la operación no mostró casi ningún resultado concreto y la reputación de Sinaí continúa cayendo en espiral.

En Dahab, los trabajadores del hotel y los dueños de restaurantes se sienten abatidos. Los extranjeros no distinguen entre Sinaí del norte y del sur, así que es probable que el turismo en este hermoso pueblo costero continúe cayendo. Sigue a Sarah en Twitter: @Satopol

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