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Vice Blog

Encontré la paz interior con un dildo de cristal curativo

El pene de ónix prometía ayudar a superar las relaciones pasadas, proteger contra la negatividad y ayudar a encontrar estabilidad emocional.

El chakrub de ónix negro, sobre la cama de la autora.

Aquí estoy, acostada en mi cama, viendo tipos en Tinder sin entusiasmo alguno. Muchos de ellos parecen tener cera para el bigote y/o demasiados sombreros de ala ancha. No quiero cogérmelos. Desanimada, tiro mi celular a un lado y lo dejo aterrizar donde se le dé la gana. Estoy oficialmente en otra de mis depresiones porque otro de mis noviazgos se terminó hace poco con un tipo que decidió hace unos meses (como todos los otros) que no podía estar conmigo porque "la vida está muy loca en este momento" y "ahora no es el momento". De vuelta al maldito principio. ¿Quién será el próximo hombre-niño emocionalmente atrofiado en usar la excusa de su crisis de cuarto de vida para no comprometerse conmigo?

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Antes de decidir levantarme y encontrar mi teléfono (que ojalá no se haya roto) decido tomar parte en una de mis actividades favoritas para subir mi ánimo: la masturbación. Esta vez con un dildo hecho 100 por ciento de cristal de ónix negro. Lo miro, suspiro, me bajo la ropa interior y empiezo a frotármelo.

Desde que conseguí mi chakrub hace más de una semana, me he masturbado con él todos los días. Los chakrubs pertenecen a un mercado emergente de juguetes sexuales de cristal, que están hechos de rocas caras en vez del plástico o la silicona estándar. Se ha especulado que los cristales contienen propiedades metafísicas que pueden ser usadas para varios propósitos como sanación, iluminación, positivismo, y otro tipo de mierda.

He gastado gran parte de mi bien luchado dinero en cristales. Mi departamento está decorado con varios cuarzos. Pegados a la pared, cerca de mi escritorio, hay dos cristales pequeños para la creatividad debajo de una foto de Divine. En mi mesa de noche, al lado de mi cama, hay otro cristal que asegura lograr que desaparezca mi estrés. Aunque los cristales han estado por ahí por siglos, sus propiedades curativas parecen particularmente comerciables en este momento. Ha habido muchos tipos de objetos manufacturados o remanufacturados con cristales, como joyería, candeleros, lámparas y pipas, y ahora, llevando esta tendencia a su conclusión lógica, dildos.

A pesar de la proliferación y la promoción de los cristales, la ciencia se burla de la idea de que estas piedras tengan poderes mágicos. En 2001, el doctor Christopher French, un profesor del Godlsmith's College en Londres, dirigió un estudio para probar los supuestos efectos curativos de los cristales. Le dio a la mitad de los participantes cristales de verdad y a la otra mitad falsos, y luego les dio un cuadernillo en el que se describían las sensaciones que podrían experimentar con los cristales. De los 80 participantes del estudio, solo seis aseguraron no experimentar ninguna sensación. El resto, ya sea que tuvieran cristales reales o falsos, reportaron cosas como sentir más calor en ciertas áreas o tener mayor concentración. French le dijo al diario británico Telegraph: "El hecho de que los mismos efectos fueran encontrados en los cristales reales y en los falsos debilita cualquier declaración de que los cristales tengan los poderes misteriosos que aseguran que tienen".

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Para los escépticos, el único poder real que estas cosas han probado tener es el de la sugestión. Pero me enorgullezco de ser la más esperanzada de los cínicos y voluntariamente elijo tomar parte en todo tipo de mierda, solo en caso de que algo termine siendo cierto.

Es por eso que decidí conseguir el chakrub de ónix negro, que asegura sanar a través de la masturbación. Quería darle una oportunidad. El ónix promete ayudar a "superar las relaciones pasadas". También "protege contra la negatividad y ayuda a encontrar estabilidad emocional", tres cosas muy importantes que tenía que superar y con las que he estado necesitando ayuda. Mi vida romántica es un desastre y todos mis lectores lo saben. Encima de eso, la mayor parte de mi ansiedad se centra en el sexo. Así que asumí que si conseguía este chakrub y me lo tomaba en serio, podría lograr una sanación muy necesaria, que finalmente me ayudaría a deshacerme de mi ansiedad y a hacer mi vida amorosa menos decepcionante.

En un esfuerzo por tomar mi dildo de cristal con más seriedad busqué a la creadora del chakrub, Vanessa Cuccia, para obtener cierta aclaración sobre cómo exactamente debería masturbarme para sacarle provecho a sus poderes mágicos. Primero, Cuccia me explicó que mi chakrub no tenía poderes mágicos. "Las estructuras moleculares son tan perfectas que vibran y emiten frecuencias muy fuertes, muy armoniosas y muy saludables. Cuando compartes un espacio con un cristal, tu propia energía se adapta y se ajusta a la del cristal, y eso te sana".

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Para mí, tiene sentido.

En cuanto a cómo masturbarme con esta cosa, no estaba segura de si podía hacerlo con mi rutina habitual. ¿Tengo que estar repitiendo un mantra? ¿Es permitido ver porno en su presencia? ¿Debería estar sentada en algún tipo de posición de yoga? Según Cuccia, no hay forma correcta o incorrecta de frotarse con el dildo de cristal. La clave es que te asegures de ser consciente al usarlo y te dediques a despejar cualquier bloqueo físico o emocional que te prevenga de sentir auténtico placer.

Con todo eso en mente, comencé a frotarme. El chakrub es bastante pesado y no tiene ninguna función vibratoria, o al menos no del tipo de vibración a la que estoy acostumbrada. De todas maneras, es increíblemente suave y se siente frío en mi clítoris y en las partes circundantes, lo cual es, como diría Borat, "very nice". Debido a la ausencia de vibraciones físicamente notables, mi sesión de masturbación se duplicó en duración. Mi vibrador de confianza anterior hacía de mi masturbación una prueba increíblemente rápida. De hecho, ahora que lo pienso, las cosas funcionaban como un reloj. El trabajo era breve, con un orgasmo garantizado en cinco minutos o menos.

Mi chakrub de ónix negro, por otra parte, me estaba haciendo trabajar más duro en mi orgasmo (en realidad, no sentía que fuera un trabajo duro). Destinarle más tiempo a mi clítoris hace que mis sesiones de masturbación se sientan mucho más íntimas y especiales. Recordé el primer año en que empecé a masturbarme, cuando los orgasmos eran un descubrimiento reciente. Tenía 12 años más o menos, y el único objeto fálico que podía comprar legalmente era un cepillo de dientes. Conseguí uno que tenía un limpiador de lengua al respaldo que, según recuerdo, era muy efectivo. Lo mantenía debajo de mi cama y esperaba hasta que mis papás estuvieran dormidos para sacarlo. Hasta hoy, mi vagina nunca ha tenido caries.

Después de una semana con mi chakrub, definitivamente estoy sintiendo cosas que no había sentido antes con los juguetes sexuales. Incluso se siente mal llamarlo un "juguete". Conocer el peso espiritual que tanta gente pone en los cristales me obliga a tenerle el respeto que no le tengo ni a mis vibradores más eficientes.

Aunque mis sesiones de masturbación han mejorado, no he sentido realmente que mi ansiedad concerniente al sexo y a tener citas se haya aliviado. Todavía siento el peso de mis relaciones pasadas, todavía me siento precavida y todavía anhelo estabilidad emocional. ¿Tal vez solo necesito un poco más de tiempo con el pene de cristal? ¿Tal vez no estoy siendo lo suficientemente consciente? ¿O tal vez el chakrub es pura mierda?

En cualquier caso, no me arrepiento de usarlo y seguiré haciéndolo. Por lo menos la masturbación ha tomado un nuevo significado. Es nuevamente una prueba, algo que desear al final del día en lugar de algo que hay que quitarse de encima. El chakrub me ha permitido amarme mejor y, ahora que lo pienso, eso es en lo que debería concentrarme realmente y no en mis relaciones con los hombres.

Sigue a Alison Stevenson en Twitter.