Creo firmemente que para poder sobrevivir en la sociedad actual hay que usar con algún tipo de frecuencia "pequeñas" mentiras. A ver, no digo que tengas que mentir sobre exactamente cada cosa que haces, pero hay mentiras blancas —como mi mamá las llamaba— que nos sacan de situaciones cotidianas incómodas y logran que nuestros días sean más amenos y productivos. "Sí, ya lavé las sábanas", "Claro, esa película está buena": frases sin importancia para salir de conversaciones incómodas. Como decirle a tu mejor amigo que esa playera de Metallica que tiene puesta está poca madre cuando en realidad no tanto. ¿Acaso necesitamos más playeras de Metallica en el mundo? Este tipo de mentiras no le hacen daño real a nadie, no son un delito y te liberan de situaciones que de otra manera podrían volverse incómodas.
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Pero hay mentiras que no tienen ninguna buena intención y sólo se usan para engañar a alguien y sacar algún tipo de beneficio. Son mentiras egoístas que, si se descubren, terminan dañando relaciones laborales, amistosas, o sentimentales. En ocasiones es difícil diferenciar entre una mentirilla blanca y una construcción malévola con el fin de confundir y chacalear. Para saber qué tan grandes son las mentiras que se dicen diariamente en el mundo y así poder seguir con el curso de la vida, le preguntamos a algunas personas cuál es la mentira más grande que han dicho.
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