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Feminisme

La Casa Blanca no puede dejar de contratar y defender a personas acusadas de agresión

El secretario de gabinete de la Casa Blanca, Rob Porter, renunció esta semana tras ser acusado de agresión física por sus dos exesposas. No es el primero en la administración de Trump con un supuesto historial de violencia contra las mujeres.
LC
traducido por Laura Castro
Fotos de Rob Porter por Tom Williams vía Getty, y de Trump vía Wikimedia.

En esta semana, el secretario de gabinete de la Casa Blanca, Rob Porter, renunció luego de las denuncias de sus dos exesposas por abuso físico y verbal. Al parecer, su renuncia sobrevino a pesar de las objeciones de altos miembros del personal de la Casa Blanca, incluido el jefe de gabinete John Kelly. Cuando las acusaciones aparecieron inicialmente, los altos funcionarios se apresuraron a defender públicamente a Porter.

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Porter ciertamente no es el primer miembro de la administración de Trump en ser acusado de violencia doméstica, ni es el primer presunto abusador en recibir el vehemente apoyo del presidente y sus allegados. Esta actitud aparentemente displicente hacia las denuncias de violencia contra las mujeres es otra característica sin precedentes e inquietante de la presidencia de Trump, según los historiadores presidenciales.

Ayer por la noche, el Daily Mail publicó una entrevista exclusiva con la segunda exesposa de Porter, Jennifer Willoughby, quien dijo que Porter la agredió después de casarse con él en 2009. El tabloide también obtuvo una orden de restricción que ella presentó contra Porter en junio de 2010, en la cual escribió que Porter se metió a su casa, luego se negó a irse, y rompió una ventana. Willoughby también dice que después, en ese mismo año, Porter la agredió físicamente, arrastrándola fuera de la ducha mientras estaba desnuda.


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Las acusaciones de Willoughby tuvieron eco con la primera esposa de Porter, Colbie Holderness, quien le dijo al Daily Mail: "Fue verbal, emocional y físicamente abusivo, y por eso lo dejé". Porter ha negado insistentemente las acusaciones en su contra. En su declaración de renuncia, escribió: "Estas indignantes acusaciones simplemente son falsas".

Como secretario de gabinete de la Casa Blanca, Porter ejerció una gran influencia: se le asignó la tarea de examinar toda la información que llegaba al escritorio del presidente Trump. Cuando Porter asumió el cargo, una verificación de antecedentes del FBI le reveló a la agencia su historial de violencia doméstica, según The Intercept. De acuerdo con los informes, John Kelly también tenía conocimiento de la orden de restricción de Willoughby en 2010 contra Porter, y Porter nunca recibió la autorización de seguridad completa dentro de la Casa Blanca debido ello.

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"Ahora tenemos una Casa Blanca llena de personas con antecedentes cuestionables, incluido el presidente".

Según Peri E. Arnold, profesor emérito de la Universidad de Notre Dame, que se especializa en la historia presidencial de Estados Unidos, el hecho de que alguien con un historial tan inquietante pueda conseguir un trabajo en la Casa Blanca es extremadamente inusual. "La presidencia debe ser impecable. Ese es el estándar icónico de la presidencia, y los presidentes han tratado a la oficina de esa manera hasta el día de hoy", le dijo Arnold a Broadly por teléfono. "Ahora tenemos una Casa Blanca llena de personas con antecedentes cuestionables, incluido el presidente".

Hasta la fecha, 19 mujeres han acusado públicamente al presidente Trump de conducta sexual inapropiada y agresión. También fue famosamente filmado mientras alardeaba de tocar los genitales de las mujeres en un video de Access Hollywood del 2005, que se filtró poco antes de las elecciones. (En un tweet publicado en diciembre de 2017, Trump describió las múltiples acusaciones en su contra como "noticias falsas").


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El exestratega jefe de la Casa Blanca Steve Bannon también ha sido acusado de violencia doméstica, al igual que Andy Puzder, la primera elección de Trump para secretario del trabajo, quien retiró su nominación después de que las acusaciones contra él resurgieran en 2017. (El mes pasado, sin embargo, Político informó que la Casa Blanca todavía está "considerando la posibilidad de encontrar un puesto" para Puzder).

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En lugar de tratar de distanciarse del miembro de su administración más recientemente acusado de atacar mujeres, los expertos de Trump han salido en su defensa. "Rob Porter es un hombre de verdadera integridad y honor, y no me alcanzan las palabras para decir suficientes cosas buenas sobre él. Es un amigo y confidente, y es un funcionario confiable. Me enorgullece servir junto a él", le dijo John Kelly en un comunicado al Daily Mail.

La secretaria de prensa Sarah Huckabee Sanders también apoyó a Porter, diciéndole al Daily Mail: "He trabajado directamente con Rob Porter casi todos los días durante un año, y la persona que conozco es alguien de la más alta integridad y de carácter ejemplar".


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El presidente Trump no ha comentado nada sobre la renuncia de Porter, pero no le es ajeno defender a los republicanos que han sido acusados de actos violentos contra mujeres: durante las elecciones especiales de 2017 en Alabama, apoyó con orgullo al candidato republicano Roy Moore, acusado de abuso sexual infantil.

Esto, obviamente, es extremadamente inusual. "No conozco a ningún otro presidente que se haya destacado por rodearse de abusadores sexuales", dijo Stacy A. Cordery, profesora de historia en la Universidad Estatal de Iowa. "La mayoría de los presidentes han esperado, o han trabajado tras bambalinas, para que los malhechores se vayan por cuenta propia.