Dentro del complicado mundo del porno de 'Chica Gamer'
Janice Griffith / Captura de pantalla de la película de Burning Angel "Ass Effect".

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Ediciones VICE

Dentro del complicado mundo del porno de 'Chica Gamer'

Examinamos con más detalle cómo se retrata a las videojugadoras en la industria para adultos.

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.

Los enlaces y videos de este artículo podrían considerarse NSFW.

Antes de ahondar en las implicaciones sociológicas de fetichizar a las mujeres fans de los videojuegos, pongamos sobre la mesa el tema de discusión. El porno de chicas gamer muestra videojugadoras y todos los tropos dentro de esa configuración. Muchos implican el multitasking: ve el video de Miss Banana donde juega God of War mientras hace una mamada, videos donde un hombre interrumpe repentinamente a una jugadora para cogérsela, una mujer sentada en la cara de un hombre mientras juega, o el contenido de corte voyeurista "olvidó apagar el stream de Twitch", donde vemos a mujeres participar en actos sexuales después de que supuestamente olvidaron apagar sus cámaras web.

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Para ser claros, no estamos hablando de modelos 3D de personajes de Overwatch cogiendo o incluso parodias con actores reales como Fortnut. Nos enfocamos específicamente en el género porno que involucra a mujeres que juegan y tienen sexo.

Fetichizar a las jugadoras, fuera de cualquier contexto social, parece ser lo suficientemente inocente. Es una fantasía, como cualquier otro género del porno —enfermeras, bomberos, bibliotecarias—, en el que "jugadora" es casi otro tipo de uniforme. Pero vivimos en un mundo donde las mujeres que intentan ingresar a los fandoms de los videojuegos son acosadas e intimidadas —y a menudo les impiden dedicarse a algo que aman hacer— debido a la cultura de "restricción" de los jugadores.

"Recibí críticas de varios gamer bros por no ser genuina, aunque revelé que era para una escena y nunca fingí que fuera real".

Le pedí a Katherine Cross, una escritora de juegos, socióloga y columnista de Gamasutra, que nos ayudara a deconstruir el género de las "chicas gamer", y lo que podría reflejar sobre nosotros mismos.

"Existe un valor cultural en cualquier imagen que permite a las personas imaginar a las mujeres en roles no tradicionales, y siempre hay una preocupación legítima cuando las únicas mujeres 'válidas' en esos roles son retratadas como objetos sexuales", me dijo Cross en un correo electrónico. "Creo que este tipo de porno se presta a ambas interpretaciones… la 'chica gamer' como un objeto fetiche casi mítico ha sido consagrada desde hace mucho tiempo incluso entre los hombres misóginos más virulentos del medio, como una figura deseable y mitologizada fuera de toda proporción con la realidad".

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Los primeros ejemplos de cómo la sociedad ha contemplado a la "chica gamer" es visible en las revistas de videojuegos de principios de la década de 2000. "¿Hacer que las chicas jueguen? Fácil. Le pagamos a esta modelo 200 dólares por hora para fingir que juega con nosotros", dice una sección de un número de 2004 de Electronic Gaming Monthly. Una carta al editor en un número de la revista GAMEPRO, también de 2004, habla sobre los códigos para desnudar al personaje de Lara Croft.

Janice Griffith, una actriz porno que tiene experiencia interpretando a una "chica gamer" en sus videos, me dijo que todo se trata de la fantasía. "Creo sinceramente que tiene que ver con la idea ancestral de que las mujeres no juegan videojuegos, y luego híper sexualizar eso", me dijo en un correo electrónico. "Los hombres que están realmente interesados en los videojuegos ven esta fantasía extrema de alguien que les atrae compartiendo un interés con ellos, similar a otros tropos que vemos en el porno y los medios en general".

Dijo que sus fans adoran su trabajo de "chica gamer", pero muchos de ellos diseccionaron la escena: querían que jugara Xbox en lugar de PS4, o mencionaron que el control no salía en suficientes tomas, o la llamaban jugadora "falsa" porque no estaba realmente comprometida con el juego mientras cogía.

"Mucha gente se molesta con la idea de las chicas gamer 'falsas' hasta el punto en que ahuyentan a mujeres interesadas sin darse cuenta", explicó. "De manera explícita afirmé que 'pretendía jugar videojuegos para el porno' y no les importó, la gente pensaba que era lo más sexy del mundo. [Pero] recibí críticas de varios gamer bros por no ser genuina, aunque revelé que era para una escena y nunca fingí que fuera real".

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El diagrama de Venn de la toxicidad de la cultura de "restricción" en los juegos y el acoso contra artistas adultos tiene un punto en común en el porno gamer. Pero también representa un cambio en cómo la sociedad ve la sexualidad y los juegos. La serie de 2013 de "Gamer Next Door" de Playboy con la conejita Pamela Horton es un ejemplo de la noción de jugadoras que también son seres sexuales multifacéticos que llegan al mainstream. Cuando se lanzó la serie, Horton habló con Engadget acerca de ser una actriz que también es videojugadora, y tener que demostrar su valor ante la industria para adultos y la comunidad de jugadores. "Cariño, era una jugadora antes de ser una niña bonita", señaló.

Como género, el porno de chicas gamer refleja "lo cotidiano de los videojuegos", me dijo en un correo electrónico Tom Apperley, profesor asociado de educación digital en la Universidad de Deakin en Australia. Sugirió que lo atractivo de la fantasía del videojugador no es sólo la idea de que las mujeres jueguen, sino que los hombres gamers no son el estereotipo de un inepto social.

"Lo que parece ser inusual es pensar en los juegos como una forma de intimidad. Realmente va en contra de la mayoría de los discursos habituales sobre cómo los jugadores son nerds aislados y antisociales", dijo Apperley. "En algunos aspectos, la pornografía de chicas gamer refleja las ideas cambiantes sobre la masculinidad… Esto sugiere una reconfiguración de la fantasía de la satisfacción sexual con una mujer cercana común. La chica de al lado está en algún lugar del vecindario, mientras que la chica gamer de al lado está en el otro extremo de la red, a menudo en su espacio privado e íntimo".

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La chica gamer es accesible de esa manera, pero incluso va más allá: a menudo está a merced de su compañero (frecuentemente masculino). "La clave del fetiche es una especie de dominio", dijo Cross. "La 'chica gamer/nerd' puede ser inteligente, pero sigue siendo sumisa y obediente; sabe quién está a cargo al final del día".

Cross pone de ejemplo al infame y problemático poema del autor de Ready Player One, Ernest Cline “Nerd Porn Auteur”, sobre una chica gamer que le pide a su pareja dejar de tener sexo para que puedan ver Battlestar Galactica. "El fetiche es una mujer que no ejerce plenamente su humanidad, cuyas cualidades existen sólo para reflejar las de su hombre bajo una luz que lo favorece".

Ser una mujer que existe en espacios tradicionalmente masculinos es un esfuerzo en sí mismo, y el porno gamer no es diferente. Pero no todo es masculinidad heteronormativa: aunque la mayor parte del porno de chicas gamer se centra en los hombres, también hay sobre lesbianas y gente queer. Cross cita, en particular, al fandom de transformar a D.Va de Overwatch en una jugadora amante de los Doritos y el Mountain Dew. Muchas de esas interpretaciones son queer, dirigidas a la base de fans LGBT del juego.

"Esto trasciende las motivaciones básicas de esos hombres enojados que quieren una novia perfectamente complaciente".