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Fotos

Las fiestas salvajes de Warhol y Bowie en los 70

El pintor Duncan Hannah revive la década más degenerada de Nueva York compartiendo con VICE esta colección de fotos.
Todas las imágenes son cortesía de Knopf Doubleday Publishing Group

Cuando Duncan Hannah llegó a Nueva York en 1971, podría haber salido de las páginas de The Picture of Dorian Gray de Oscar Wilde. Con sus grandes ojos y pómulos marcados, la belleza andrógina de Hannah atrajo la atención de las mujeres y hombres gay más eminentes de la ciudad, quienes no permitieron que la heterosexualidad categórica del muchacho los desalentara de su incansable afán.

Siendo un artista en ciernes durante una era mítica cuando el glam rock, el punk y el new wave transformaron el underground, Hannah se encontró a sí mismo en el centro de todo, alimentando su apetito insaciable por las cosas finas de la vida: sexo, drogas, alcohol, fiestas y arte. Ya sea salir de fiesta con Television en CBGB's, o protagonizando la cinta underground Unmade Beds de Amos Poe o hasta servir como musa de Patti Smith, Hannah siempre estaba ahí.

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A lo largo de todo ese periodo, escribió una serie de diarios manuscritos con participaciones de David Bowie, Iggy Pop, Richard Hell y Debbie Harry hasta Andy Warhol, David Hockney, Nico y Lou Reed. Las páginas llenas de recuerdos crudos y evocadores de los 70 están recolectadas y editadas en el nuevo libro de Hannah: Twentieth Century Boy: Notebooks of the 1970s (Knopf, 13 de marzo).

VICE le pidió a Hannah que nos diera un tour por Nueva York a través de su década más degenerada; la era en que el punk se convirtió en el catalizador de la revolución cultural.

Duncan Hannah con su pintura My Funny Valentine, 1981

VICE: Uno no se da cuenta de que no ha leído sus diarios, hasta que se sienta a transcribirlos. ¿Cómo fue revisar tu archivo más de 40 años después?
Hannah: cuando los volví a leer, me sentí mareado, emocionado, avergonzado y un poco sorprendido de que sigo aquí. Hacia finales de la década, me preguntaba: "¿Cómo lograste sobrevivir?" Debió ser cuestión de suerte, porque muchos de mis amigos no lo lograron.

¿Descubriste que algunas historias no eran como las recordabas?
Ah, claro. Por ejemplo la historia con Lou Reed que exploté mucho, porque aparece en el libro Please Kill Me hace 20 años. Estaba tomando tequila con Lou en Max's, sentados en un gabinete, mientras hablábamos de Raymond Chandler. Rápidamente transgredió el orden de las cosas cuando me preguntó si quería ser su "pequeño David Cassidy” y si quería cagarme en su cara.

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Pasaron más cosas [en ese encuentro] que no recordaba a pesar de que es una de mis mejores historias. “Walk on the Wild Side” comenzó a sonar en la rocola, junto con el coro de chicas “doop-dee-doop”, mientras platicábamos. Y dije: “Oye Lou, ¡vamos a cantar juntos!” Respondió: “¿Qué?” y yo: "Vamos". Y lo hizo.

Esa parte la olvidé por completo. Todo lo que recordaba era lo asqueroso que era, porque todo terminó de manera tan odiosa. Nos estábamos divirtiendo y había logrado ponerlo semijuguetón, un comportamiento atípico en Lou Reed. Pensé: "¡Guau! Es una mina de oro”.

The Talking Heads, Andy Warhol y Duncan Hannah (segundo desde la derecha) en The Factory. Fotografía de Lance Loud, 1976

Los 70 son un periodo en la historia cultural sin igual. ¿Cómo inspiró la filosofía 'Hazlo tú mismo' a la creatividad?
Si querías que algo pasara, tenías que hacer que sucediera. Cuando llegué a Nueva York no había una amplia cultura juvenil: estaba CBGB's, Max’s y algunos otros barecitos de rock. Si querías encontrarte con alguien, había que seguir a las bandas. La audiencia en los conciertos de New York Dolls era tan increíble como la banda.

Solía leer la revista Interview en Bard y pensaba: “¡Tengo que ser parte de eso!" Luego llegué y seguía siendo difícil entrar a ese círculo, incluso en Max's había una zona especial con una cinta de terciopelo. Mirabas y adentro estaban Alice Cooper, Lou Reed y Warhol, superestrellas. Algún conocido tenía que saludarte para dejarte entrar y sólo podías intentar quedarte tanto tiempo como fuera posible.

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¿Tenías alguna idea del significado de la época mientras se estaba desarrollando?
Nunca esperé que la música llegara tan lejos como lo hizo, porque sus puntos de referencia como Velvet Underground, Stooges y Syd Barrett no habían tenido éxito a principios de los 70. Había bandas como Talking Heads o Blondie que tenían claras influencias de ellos. Eran geniales y divertidas, ¿pero cómo podías competir contra el Dark Side of the Moon de Pink Floyd?

En especial los Ramones. Pensaba: "No tienen ni puta oportunidad". Incluso cuando vi a Bowie en 1972 y 1973 fue increíblemente bueno, pero aún así era demasiado extraño. Quizá sólo sea que cuando estás frente a algo, no puedes verlo.

[EXCLUSIVA] Foto autografiada de David Bowie del debut en Carnegie Hall en Nueva York, 1972

No había tantas personas en la escena, así que entiendo que pensaras que no iba a ninguna parte.
El desfase entre el underground y el mainstream era amplio, cinco años o más. Los medios, internet y el dinero cambiaron todo. Nada de esto tenía que ver con el dinero.

Incluso en el mundo del arte había pocos artistas famosos pero si querías convertirte en artista… Tenía esta imagen en mi cabeza de un departamento sin agua caliente, ladrillos, y velas en botellas de vino, chicas Beatnik en bodies negros y música con bongos. Nunca pensé ser un Picasso viviendo en castillos. Simplemente pensaba: "¡La vida bohemia! No es para todos, pero lo será para mí". Es que no quería tener un empleo. Quería subsistir. Si lo lograba, tendría éxito.

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En los 70 existían varios beneficios de la liberación sexual: el movimiento "Free Love", la Liberación de la Mujer, la Píldora y el Movimiento de Liberación Gay.
Era parte de la onda. Me encantaba cómo "aventurarse con el Eros" era como entrar a un reino diferente en donde podías ver otro lado completamente diferente de alguien. Bueno, no siempre. Todos nos hemos acostado con la persona equivocada y chocas, no había nada entre ustedes. Pero luego, cuando sí había… era otra droga, ¿no?

En los 70 las niñas bien tenían sexo. No sólo usaban la píldora, sino que estaban hartas de ocupar el rol pasivo tipo "¿Quién va a invitarme a salir?" Pensaban: "Soy libre. Puedo acercarme yo si quiero”.

Los 70 eran tan polisexuales. Parecía que los gays la pasaban mejor que nadie. Solía pensar: “Qué mal que no me atraen los hombres para nada, porque es obvio que ahí está la fiesta". Me tiraban la onda muchos hombres. Estaba bien, pero a veces eran demasiado persistentes y pasaban de intentar seducirme a ser hostiles.

[EXCLUSIVA] Duncan Hannah en Venice, Nueva York 1978

Me impresionó que contaras historias de cómo te trataban los hombres, compartiendo tanto el abuso verbal como el acoso físico. Los hombres heterosexuales casi siempre se guardan estas historias.
No estaba resentido, sólo me parecía que “bueno, así es la vida”. Hay una escena fea en el libro, cuando casi me violan. Fue una noche terrorífica, pero por extraño que parezca no fue traumática. Pensé: “Eso es lo que pasa cuando tienes una vida salvaje". Es peligroso. Ni siquiera pensé en ir a la policía, a pesar de que el tipo me dijo que iba a matarme.

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Esa escena es horrible. Las cosas pueden salir muy mal.
Ese es justo el punto. A veces estás bien, otras mal… y simplemente dejas que todo pase. Para cuando me hice adulto, el mundo no era terrible, pero no era como había pensado: “Estabas equivocado, pero la manera en que te equivocaste es interesante, porque está llena de deseo y fugas de imaginación”, me dije.

Nunca quiero perder eso. Está claro que ya no soy inocente, pero no quiero manchar esa parte de mí. Casi lo hago. Los amoríos y una oleada de drogas y alcohol no son muy buenas para esa parte de ti. No puedes matar la esperanza.

Max's Kansas City, 1973

Hay momentos en el libro donde parece que te sumerges, como si fueras a chocar y te detuvieras al último momento.
El libro tiene un final feliz. Decidí dejar las drogas en este libro, pero tardé otros cuatro años en mantenerme sobrio.

Pensaba que tener una vida extrema con drogas, alcohol y sexo me convertiría en mejor persona y mejor artista. Entonces llega un punto en el que te das cuenta: "Estoy perdiendo mi tiempo en todo esto en vez de trabajar, y no se va a convertir en nada”.

David Hockney me dijo: “Te estás vendiendo a ti mismo por muy poco en un intento por tener estilo. No te preocupes por eso, llega solo. Sólo trabaja duro y evolucionarás tú mismo de forma natural. No escojas quién eres, crece a través del trabajo. Y todo te será revelado”.

Izquierda: la portada del nuevo libro de Hannah, Twentieth Century Boy. Derecha: Wayne County y Duncan Hannah en la revista Rock Scene, 1974

Me acuerdo del pasaje donde mencionas que Artforum había declarado la muerte de la pintura en los 70. ¿Tenías alguna consciencia del mundo artístico en ese entonces?
Para nada. No me gusta leer sobre pintura. Sólo me gusta verla. Me gusta leer la biografía del pintor, pero no me interesan las ideas. Creo mis pinturas a través del amor. Sigo mis pasiones. Mi manera de pensar es que "ya lo averiguaré". Y lo hago.

E.M. Forester decía: “Sólo conecta” y creo que es una buena filosofía. No tienes que hacerlo bien. No tienes que alcanzar una meta. Todo lo que tienes que hacer es comenzar y ver hacia dónde va y a quién conoces, luego reacciona a lo que ocurre, comete errores y corrígelos, etcétera, etcétera. Así, al final de tu vida, puedes mirar atrás y decir: "Ah, de eso se trataba. Ya entendí”.

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