Cuando comer culo sale mal

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Cuando comer culo sale mal

Aquí tenemos algunas de las peores historias de terror sobre besos negros que vas a leer.

Besar culos. Lamer anos. Besar el asterisco. Sí, estamos hablando de besos negros y dependiendo de la persona, a él o ella les gusta hacerlo o que se los hagan, o piensan que es el acto sexual más desagradable que existe.

Realmente no se puede culpar a estos detractores de la puerta trasera porque, como dice Amy Schumer en " Milk Milk, Lemonade", es por donde sale el excremento. Debido a esto, hay muchos problemas con los besos negros, algunos relacionados a la limpieza y otros a la enfermedad. Cuando un beso negro sale bien, es genial. Pero cuando no, sale mucho muy mal.

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Aquí tenemos algunas de las peores historias de terror sobre besos negros que vas a leer, contadas por los colaboradores de VICE Brian Moylan, Justin Caffier y Amber Bryce.

Resbaladizo cuando está mojado

Había salido esporádicamente con esta chica y decidí que sería divertido que viniera a coger mientras cuidaba la casa de mi jefe. Llegó y empezamos a tener relaciones sexuales en la ducha del dormitorio principal. Decidimos tener sexo anal en los confines estériles de la ducha y después de un poco de eso estaba adolorida. Así que me salí, enjuagué rápidamente mi pene, y me puse de rodillas para comenzar un beso negro para ayudarla a relajarse.

No sé si fue el calor de la ducha, el cambio repentino en la sangre por tener el culo dilatado, o una mezcla de ambos, pero tras unos segundos comenzó a desmayarse y me cayó con fuerza en la nariz. Rápidamente intenté atraparla mientras me resbalaba en la baldosa.

Estaba mareada y recuperó la conciencia cuando la arrastré fuera de la ducha, empapada, hacia la cama. Me dijo que nunca le había ocurrido antes, por lo que debe haber sido una casualidad. Sin embargo, en esos 15 o 20 segundos temí lo peor, como si le hubiera dado una aneurisma o algo así. Además de tratar con la trágica muerte, ¿cómo le hubiera explicado esto a mi jefe? — Chuck, 29, Norfolk

La obligación de quejarse

Cuando estaba en la prepa me dio curiosidad probar algo más atrevido, y le sugerí a mi novio de entonces que le comiera el culo, en vista de que mi pareja anterior me presentó la actividad. Al principio le dio asco, pero se bañó y luego descubrió que le ENCANTABA.

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Pues bien, dos años después no podíamos tener sexo sin que le prestara atención a su culo de alguna manera, porque si no lo hacía se echaba de espaldas con las rodillas sobre sus hombros y me RECLAMABA hasta que aceptaba. Esto hizo que se volviera algo insoportable en la relación, especialmente cuando su culo estaba sucio todo el tiempo debido a la complacencia.

Muchos años más tarde, estoy con el chico que me presentó la experiencia originalmente, y la pasamos bien al hacer casi cualquier cosa imaginable con el otro…. y no me reclama para que le chupe el culo como una perra. — Laura, 27

Trasero bacteriano

En mis días de promiscuidad, una vez llevé a mi casa a un tipo de un bar. Era bailarín y tenía el culo más hermoso que hubiera visto. Era grande y estaba ligeramente cubierto de vello, y ya que me encanta comer culo, tenía que pasear mi boca por todas partes. Todo parecía estar bien y la pasamos muy bien. A la mañana siguiente me levanté, me vestí y me fui a cortar el pelo. Mientras estaba en el barbero, me di cuenta que tenía un grano cerca de la boca, que era molesto, pero no le di importancia. Entonces, cuando acabó mi corte, tenía dos más. Para cuando salí, tenía pequeñas protuberancias blancas alrededor de mi boca.

Fui al médico dos días más tarde y me dijo que tenía una infección bacteriana en la boca, probablemente por comer un culo sucio. Me dio una crema y se me quitó en unos pocos días.

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Sin embargo, la peor parte fue que antes de que se quitara fui a la casa de un amigo y su compañero de piso me dijo, "¿Es una erupción por comer culo?" No sé si debía sentir vergüenza de que supiera o de que él también la hubiera tenido. — Julián, 39

El ojo marrón

Estaba lamiendo el culo de mi novio y mientras eso ocurría, de repente se tiró un gran pedo en mi cara. Le dio un ataque de risa mientras que a mí se me bajó la libido y me enojé.

No pensé más en el asunto hasta unos días más tarde, cuando desperté con los párpados pegados. Mi novio me había dado conjuntivitis por su pedo mientras le comía el culo. No rompí con él por eso, pero no es de extrañar que no duramos mucho tras el incidente. — Steph, 24, Condado de Orange

Marcas de neumático

La primera vez que mi novia de la prepa y yo probamos la estimulación anal, estábamos borrachos y realmente no se había preparado muy bien. Estábamos en plena acción por la noche en el sótano de la casa de sus padres mientras estaban dormidos. Era una casa lo suficientemente grande para que no escucharan nada. Nos habíamos dado cuenta con anterioridad.

Así que empecé a lamerle el ano mientras frotaba su clítoris y ella comenzó a respirar pesado y creo que le empezó a gustar. De repente me dice: "¡Oh, no!" y siento una humedad arenosa en la punta de la lengua. Una milésima de segundo después el sabor me golpea y me pongo a escupir y a tener arcadas, y digo en voz alta: "¡Qué carajo!" Al parecer, mis lamidas habían soltado algunas heces líquidas en algún lugar profundo de sus entrañas.

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Por suerte sus padres no escucharon mis gritos ni bajaron. Pero había una raya de color marrón en el sofá de gamuza color canela en que habíamos estado juntos, y a pesar de nuestros mejores esfuerzos, la mancha nunca salió. Recuerdo que la veía cada vez que iba para allá. — Anthony, 27, Miami


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Sin advertencia

Me había ido de fiesta durante una semana consecutiva. Después de beber todo el alcohol, quería tener sexo. Hablé con este musculoso y atractivo tipo con el que había platicado por Grindr durante meses y finalmente fui a su casa para ligar.

Estábamos besándonos y me sentía muy bien. Luego me metió el dedo y me dio un beso negro y de repente se levantó y corrió muy rápido hacia el baño. Oí su tos en el fregadero. No sé si en realidad estaba vomitando. Me di cuenta de lo que pasó y me dije, "Oh, no. Oh, no". Sabía que había defecado en su boca. Me quedé allí sentado. Él regresó y le dije, "¿Acaba de ocurrir lo que creo que pasó?" Dijo que sí y yo le comenté, "Me tengo que ir".

Fui al baño y había mucha caca ahí. No sentí cuando ocurrió. Me había metido los dedos y creo que la removió. No hubo ninguna advertencia. Ni siquiera tuve esa sensación de querer echarme un pedo. Vino de la nada. En el camino a casa, sin embargo, me sentía realmente enfermo y corrí a mi apartamento porque me dio diarrea explosiva durante el resto de la noche.

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Antes de irme, mientras me vestía, le decía que un día sería muy divertido y una gran historia que contar, pero pienso que no se lo creyó. Después de todo, no fui yo quien tenía excremento en mi boca. — David, 32

Comiendo culo en equipo

Hace muchas lunas mi buen amigo y yo habíamos salido y nos encontramos con este tipo muy apuesto que era un surfista súper lindo y tenía esta increíble vibra de chico surfista. Lo llevamos a casa para tener un trío, a pesar de que en realidad nunca había ligado con este amigo. El tipo realmente quería que nos comiéramos el culo, pero no quería, a pesar de que los besos negros son una de mis cosas favoritas en el mundo. En parte fue porque éramos mi buen amigo y yo que tratábamos de ligarnos para poder llegar al tipo atractivo.

De todos modos, el sujeto está disfrutando que nosotros nos comamos el culo, por lo que finjo darle un beso negro a mi amigo. Pongo mi cara en su culo y hago unos sonidos como si estuviera sorbiendo, mientras mi amigo le daba una mamada. El tipo se da cuenta y dice, "Eso suena falso". Entonces tuve que ser más silencioso y realmente fingir. ¡Eventualmente se levantó a ver porque no me creía! Así que tuve que darle un beso negro a mi amigo durante un rato, pero tenía una de esas miradas de "esto no es atractivo en absoluto" y entonces pasé a hacer otra cosa". — Aaron, 31

Cena con un come-nuggets

Una noche estaba revisando anuncios de Craigslist en línea. Para mi sorpresa y deleite, había un tipo muy cerca que estaba buscando. Estaba un poco escéptico porque las fotos que envió eran muy agradables y pensé que las había tomado de internet o eran viejas. Llegué a su casa y se veía exactamente como aparecía en las fotos que envió, por lo que mi corazón (y mi pene) dio un pequeño salto de alegría. Rostro hermoso, cuerpo atractivo, y comportamiento travieso.

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Me pidió que me pusiera cómodo en su "silla para comer culo". Eso me puso a pensar, porque no estaba fresco ni limpio en mis regiones inferiores, lo cual me apresuré a señalar. Dijo que le daría un gran placer oler y lamerme el ano de esa manera. ¿Qué hacer? Decidí que iba a "ampliar mis horizontes" y probar algo nuevo. Además, ¿Ya dije que era muy atractivo?

Para ser honestos, no era una silla de comer culo, sino dos latas de pintura y un par de tiras de madera. Imaginé que las tiras podrían romperse y astillar mi culo y su cara. Tengo que admitir que era muy hábil con la lengua y se sentía increíble. Pero algo curioso sucede cuando recibes un beso negro: el esfínter comienza a relajarse. Sin querer se me escaparon un par de pedos mientras estaba montando su lengua y pareció que mi gas lo animó y comenzó a gemir de placer mientras se masturbaba con la mano.

Penosamente sentí el murmullo de un movimiento intestinal profundo, por lo que me puse de pie para acabar con el beso negro. Él estaba desconcertado y yo estaba un poco avergonzado de admitir que debíamos detenernos para que no me cagara accidentalmente en su rostro. Me miró y dijo con seriedad, "Eso no sería algo malo".

Este hombre atractivo quería que defecara en su hermoso rostro y yo estaba horrorizado pero intrigado. Traté de rehusarme, y le dije, "No me gusta el scat", "no me gusta el olor a mierda". "Esto no es muy higiénico". Sin hablar, me llevó de nuevo a la silla improvisada de comer culo y se puso una pequeña toalla alrededor de su cuello, similar a un comensal hambriento que se pone una servilleta en el cuello.


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Los pequeños círculos que hizo con su lengua hicieron maravillas y volvieron a estimular ese fuerte impulso de cagar, por lo que dejé escapar unas pepitas. Lo más desconcertante no era cagar sobre un individuo, sino el hecho de que podía escucharlo masticar. Ese pensamiento me revolvió el estómago un poco, pero de alguna manera mi pene estaba muy duro. Tal vez era la estimulación visual de este hombre realmente atractivo, o tal vez eran las sensaciones placenteras que enviaba a través de mi cuerpo con su lengua. Lo que haya sido, empecé a relajarme y disfrutar de la experiencia y recuerdo vívidamente montar su barbilla como si fuera un rodeo.

Hubo un par de veces que me sacó de mi aturdimiento cuando me pidió que dejara de cagar para que le diera tiempo de masticar, y volví a pensar que estaba cagando en la cara de alguien. Sin embargo, para su favor, no hizo un lío y nunca olí nada. Después de que ambos nos venimos, le di las gracias tímidamente, me puse la ropa y me fui. Me envió un mensaje un par de veces después de eso, pero no le respondí. Creo que una vez fue suficiente. — Dave, 27