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Post-identitario

Pequeño relato de un intento de violación

A pesar de todo, el taxista que intentó violarme sigue libre.

Hace poco más de un año pasé por la tortuosa experiencia de tener que golpear a un güey que me intentó violar a plena luz del día. Era un taxista bogotano que fue por mí, una chica altota a un hotel ejecutivo en la ciudad, del cual salí con una maletita con las cosas que necesitaba para dar una platica.

Mucho tiempo después entendí que para el ojo de este chacal, me vi como un chavo travesti que acaba de salir de un hotel donde habría dado algún servicio sexual y la maletita sería mi cambio de ropa. Y es por esto que la situación "se dio".

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A veces pienso que el arreglarme "de más" comunica señales incorrectas, luego me desprendo y digo "allá ellos".

Él no sabía que soy una mujer transgenerista, así que me lo preguntó: "oye, ¿eras?", a lo que respondí con un seco "era… ¿qué?", aunque por dentro me moría de pánico. Mi miedo resulto ser claramente visible y con esto no se volvió a preguntar más.

Bajó la velocidad y aventó su mano derecha a mi pierna, por debajo de mi falda. Frío total. Tanto así que me tocó preguntarme mentalmente para procesar lo que estaba sucediendo: "¿Este hombre me está tocando?" Su mano seguía subiendo por mi pierna. Pánico total, seguido de un grito.

"¡Me bajo! ¡Pare aquí!", dije y abrí un poco la puerta. Este güey ya había bajado la velocidad, así que aventarme era posible, sólo que mi maleta estaba en la cajuela. Le exigí mi maleta y para mi sorpresa, me dijo que sí y mostró intención de parar. Vi de reojo que la cajuela estaba abriéndose y antes de deternos por completo, me bajé. Fui a la parte trasera del coche en busca de mi maleta.

No supe en qué momento, pero en lo que me levanté con maleta en mano, él ya estaba atrás de mí. Tal vez era un experto en estas situaciones, pero si yo hubiera sido una chica más pequeña, fácilmente me hubiera sometido con su peso. Se abalanzó sobre mí con el pene de fuera, erecto, y estaba dispuesto a bajarme la falda. Sus manos rodearon mis caderas y a partir de ese momento, actué por puro reflejo. Lo empujé con el cuerpo. Sentí su miembro, su sudor y sus ganas de enfrentarse contra mí. Me valió. ¿Lo golpeé? Creo que sí. Honestamente no recuerdo.

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Mi cuerpo, mis reglas. ¿Cómo no es eso un estándar universal?

Empujón, forcejeo, más gritos. ¡Eran las diez de la mañana! "¿Qué no hay nadie por aquí?" Una calle más o menos vacía, mi soledad se sintió con un silencio total en respuesta a mis quejas. De suerte y por mera torpeza mi agresor se tropezó y ahí fue cuando vi un segundo taxi llegar vacío. Salte a la calle y lo detuve. Me moví de un taxi a otro sin pensar que puede ser alguien más convocado por mi chacal y, a ciegas, le pedí que me sacara de ahí. Él había visto que algo sucedió y arrancó como en automático.

Mis amigos en Colombia decidieron tomar acción. No había pasado ni media hora cuando se identificó el nombre y se puso una queja. La respuesta oficial de la empresa de taxis fue una carta que especificaba las acciones y claramente no procedieron, ya que el taxista "no se acuesta con hombres".

¿Qué pasó? Tiempo después me explicaron que como en Colombia la gente trans es sexoservidora principalmente —una clara mentira— pues el taxista actuó en base a esto. Tremenda mamada y se supone que es con lo que me debería de tranquilizar.

"Me gustaría salir contigo", según.

Así mismo, ¿con quién hubiera acudido? Hace dos años me corrieron de un restaurante a modo muy visible por ser trans y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) sólo logró conseguir que le recomendaran al dueño del restaurante una capacitación general a sus empleados. Me alegró que mis amigos en Colombia me dieron una mano pero realmente lo que gané fue descubrir que la gente puede ser culera con este tema y ya.

Pero doy la vuelta y me topo con mis amigas trans ingenieras, profesionales, logradas y claramente no en vida por sexo-servicio, pero en el clóset. Así que lo digo de una vez: queridas, esconder su vida trans le hace daño a la comunidad, ándenle, compartan su historia también. ¿Quieren que les de una mano? Búsquenme en redes sociales o pásenme su relato por correo, yo me encargo de hacer que todos se enteren de lo bello que es cambiar de sexo. Y hagamos un favor por todos y todas y cambiemos la percepción, ¿va?

@Ophcourse