FYI.

This story is over 5 years old.

VICE Sports

La Misión Imposible de la NFL: hacernos sentir menos culpables por verlos

Esperamos que las cosas funciones al menos de manera aceptable para que podamos ver a hombres de 130 kilos causarse mutuamente daños cerebrales cada semana.
LC
traducido por Laura Castro

La temporada regular 2017 de la NFL afortunadamente ha llegado a su fin. El nivel de audiencia bajo de nuevo, el protocolo de contusiones sigue siendo muy poco confiable, y las nuevas y más fascinantes estrellas de la liga, DeShaun Watson y Carson Wentz, sufrieron lesiones al final de la temporada. Para empeorar las cosas, estamos a punto de ingresar a la postemporada donde, una vez más, los Patriots parecen ser los claros favoritos. Si esta fuera la primera temporada difícil de la NFL en un largo tiempo, nadie lo notaría mucho, pero el fútbol ha estado yendo a la baja de manera consistente. Siempre hay algún escándalo que Roger Goodell maneja de manera deplorable. Siempre hay juegos de jueves atroces de los cuales quejarse, y juegos muy publicitados de domingo por la noche que nos desilusionan. Y finalmente, siempre está la crisis de la Encefalopatía crónica traumática (CTE, por sus siglas en inglés) acechando en el fondo de nuestras conciencias. Los problemas de la NFL no desaparecerán, pero ¿y los fanáticos?

Publicidad

La revista New York se preguntó si tal vez la liga podría estarse desmoronando, y señaló que la combinación de liberales consternados por la barbarie del juego y conservadores indignados por las protestas durante el himno podrían dejar al juego sin una razonable audiencia. Bill Simmons, conocido por criticar a Goodell, inauguró la temporada con una pieza que lamentaba las muchas formas en que ha caído la liga estando bajo el mandato de Goodell, señalando que "el fútbol podría tener que desaparecer" en algún momento. David Roth postuló en el Victory Journal que tal vez tengamos que acostumbrarnos a que la NFL sea ya sólo el cascarón de lo que solía ser. El panorama que se pinta aquí y otros medios es de un creciente pesimismo con respecto a la NFL en los últimos años, y este año fue el más sombrío.

Por otra parte, tal vez las cosas no son tan malas como los escritores de Internet nos hacen pensar. Sí, la audiencia a disminuido, pero no es porque menos personas estén viendo los juegos, sino porque no los ven durante mucho tiempo. Esto sigue siendo un problema cuando consideramos el reciente tema de la mala calidad del juego, pero indicaría que no ha habido un descenso generalizado en la cantidad de espectadores debido a las protestas durante el himno o a la preocupación por la seguridad de los jugadores. Y con Wentz, Watson y el ascenso de Jimmy Garoppolo, sin mencionar la talentosa generación del draft este año, la NFL parece estar recibiendo un impulso muy necesario con valiosos mariscales de campo con calibre de estrellas. Entonces, ¿qué está pasando? ¿Éste es el comienzo del fin, con la gente cada vez más descontenta por lo que la NFL realmente les está vendiendo? ¿O podríamos calificar todo este temor existencial de la NFL como algo momentáneo, como la parte decadente del ciclo que siempre precede a un gran auge?

Publicidad

Relacionados: ¿Qué salió mal para los 20 equipos de la NFL que se quedaron sin postemporada?


Nos gusta pensar que esto depende de los líderes de la NFL, que éste es un momento decisivo para Roger Goodell y compañía, pero la verdad es que, en su mayor parte, depende de nosotros, los fanáticos, de los casuales y los de hueso colorado por igual, y lo que estamos dispuestos a tolerar a cambio de nuestro entretenimiento. Sabemos que la liga al menos está tratando de vendernos un producto más seguro, a pesar de escuchar sobre la mayoría de las iniciativas de la lengua bífida de Roger Goodell. Aún así, a los que desesperadamente desearíamos ver el fútbol sin que nos devastara la culpa, nos encantaría realmente ver funcionar el protocolo de contusiones cerebrales, o tener alguna evidencia concreta de que las cosas realmente están mejorando. Cuando nos indignamos por eventos como la debacle de Tom Savage en Houston, nos gusta creer que nuestra justa ira es a nombre de los jugadores en cuestión. ¡¿Cómo pueden dejar que ese pobre hombre vuelva al juego cuando claramente tuvo una contusión cerebral?! Sin embargo, nuestra ira realmente tiene más que ver con un deseo desesperado de que alguien, en este caso Goodell y la NFL, hagan las cosas bien, o al menos de manera aceptable para que veamos a hombres de 130 kilos causarse mutuamente daños cerebrales cada semana. Con esto no estamos absolviendo a la NFL de su interminable cadena de fallas, pero también debemos reconocer que, en última instancia, somos nosotros los que vemos los partidos, y no tenemos más remedio que dirigir nuestra indignación moral hacia nosotros mismos.

Publicidad

El fútbol profesional requiere que los jugadores asuman riesgos significativos para su bienestar presente y futuro. Ellos asumen este riesgo a cambio de grandes cheques, pero acabamos de darnos cuenta de que durante mucho tiempo no supieron la magnitud de ese riesgo. De hecho, la liga engañó activamente a los jugadores sobre los peligros inherentes de jugar. Si nos sentimos contrariados por saber lo malo que es el fútbol y aún así nos sigue gustando, ¿puedes imaginas el gran dilema al que nos enfrentamos fanáticos y jugadores entre más sabemos al respecto? Podríamos sentir que, sabiendo todo lo que sabemos actualmente, lo moralmente justo tanto para la NFL como para el fútbol sería que desaparecieran de la faz de la tierra. Y, sin embargo, sabiendo los horrible daños que causa el fútbol, muchos de nosotros seguimos viéndolo. Tal vez sólo queremos que el juego continúe existiendo porque nos gusta mucho.

Troy Taormina-USA TODAY Sports

Por supuesto, podríamos defendernos aquí diciendo que incluso si queremos que la liga sea más segura por razones egoístas, por lo menos seguimos queriendo que sea más segura, ¿no? Pero esa es la cuestión: no queremos que la liga sea segura —las lesiones en este punto son una característica del fútbol, no una falla—, sólo queremos que sea más segura. Lo suficientemente segura como para que nuestras conciencias afligidas no nos torturen cuando sintonizamos el Juego de la semana de Estados Unidos. El mejor escenario es que haya menos CTE. Un protocolo de contusión que realmente funcionara podría remediar la situación un poco, pero no cambiaría el hecho de que la CTE tiene más que ver con la acumulación de golpes a lo largo de una carrera que con las conmociones cerebrales. Pero si fuéramos honestos, la verdad es que la mayoría de los fanáticos del fútbol simplemente desearíamos que la cantidad de daños cerebrales disminuyera a un nivel más manejable, y que así no tuviéramos que oír hablar tanto de ellos.

Publicidad

En cuanto a ese punto sigo enfrentando mi propia hipocresía. Si me preguntas si estoy viendo fútbol cualquier fin de semana, diré que "sí", aunque la respuesta correcta es "¡no, no he visto esa basura barbárica desde 2011!". Lo mismo ocurre con el futuro, cuando reflexiono sobre si me gustaría que la liga sobreviva a su marasmo actual o que desaparezca de una vez por todas, sé que se supone que debo desear que desaparezca. Y, sin embargo, no quiero que eso suceda. Odio todo lo que representa el imperio de la NFL, y sin embargo, en el fondo de mi ser, sigo deseando que esté allí cuando sintonizo el partido, y supongo que tú también. Todos somos grandes hipócritas, en parte porque el fútbol americano es nuestro juego más paradójico: es la más brillante combinación de estrategia y atletismo jamás concebida, y también es una fábrica de violencia, daño cerebral y muerte prematura, que no tiene cabida en un sociedad civilizada.


Relacionados: Explotar a los pitchers es cruel


Y, al final del día, tal vez eso es realmente lo que está pasando aquí. Entre el apacible tiempo de calma y buena fe de los últimos años, y una mayor conciencia de cuán brutal puede ser el deporte para quienes lo juegan, para muchos ver cada juego de cada semana de repente no vale la gimnasia mental necesaria para justificarlo. Nunca se ha tratado de lo que la liga en sí, o Roger Goodell, ha hecho o hará. Y no se trata tampoco de nada que Colin Kaepernick haya hecho. La mayor amenaza para la NFL siempre se ha reducido a qué cantidad de nuestra humanidad estamos dispuestos a ignorar para sintonizar los partidos.