Premios y kilos de mota: fui a un taller clandestino de cultivo en Jalisco
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Drogas

Premios y kilos de mota: fui a un taller clandestino de cultivo en Jalisco

Dos días de talleres, charlas, intercambio de semillas, extractos y kilos de marihuana en Lagos de Moreno.

Artículo publicado por VICE México.

Antes de comenzar el taller de cultivo en exterior, el expositor encargado de la charla reparte 12 blunts y varios puñados de marihuana para que la audiencia role unos toques mientras aprende a cultivar. También manda traer una planta hembra de alrededor de dos metros de alto para explicar con detalle la manera saludable de cosechar. Luis Gómez, el expositor, tiene doce años sembrando marihuana y es el fundador de Lagos Growers, un colectivo de cultivadores en Lagos de Moreno, Jalisco, que por tercer año consecutivo organiza un taller clandestino de autocultivo de cannabis.

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México ha dado pasos hacia una regulación de la marihuana en los últimos años, con una ley que permite el uso medicinal del cannabis y cuatro amparos para que ocho individuos puedan cultivar y consumir. Aún así, para la gran mayoría de los mexicanos, cultivar comprar y transportar marihuana sigue siendo ilegal. Esto, evidentemente, no ha evitado que millones de personas en el país consuman la planta, y tampoco que en los últimos años la comunidad cannábica se organice al margen de la ley para consolidarse ante una legislación que no termina de cuajar. Eventos como la marcha por la liberación de la marihuana, la Copa Cannábica, y los talleres de extracción son algunos ejemplos de esta organización, lo que me trae al tercer taller de autocultivo organizado por Lagos Growers, que en esta ocasión dura un fin de semana.

Lagos de Moreno es un municipio al norte de Jalisco con alrededor de 150 mil habitantes. Un taxi de la central de autobuses al lugar del evento, que fue compartido a cada uno de los asistentes personalmente por Whatsapp, cuesta sesenta pesos y el camino es de unos 10 minutos. Caminando habrían sido como 40, y aunque el sol del bajío a finales de julio no es el más antojable para caminar cargando mochilas, sí es el ideal para cultivar marihuana.

La entrada a la finca es vigilada por un guardia que después de asegurarse que soy parte de los invitados, me colocó una pulsera del evento y me dejó pasar. El lugar es amplio y abierto, lo que permite distinguir las diferentes secciones desde casi cualquier lugar. Hay un área de comida con diferentes puestos, una alberca vacía, un campo de futbol, un área de camping, una explanada con carpas en donde diferentes colectivos nacionales venden flores, extractos, y los más novedosos productos cannábicos, y finalmente está la zona de talleres: un kiosko en medio de un estanque zen donde dos lonas funcionan como escenario para un publico compuesto por fumadores recreativos, biólogos, activistas, cultivadores amateurs y profesionales, periodistas y uno que otro niño.

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Poco después de entrar me encontré con Luis, quien caminaba entre la zona de los talleres y las carpas.

“Para mí lo más importante son los talleres, la gente que viene a aprender”, me dijo Luis, quien es originario de Lagos de Moreno y ha pasado 12 de sus 30 años cultivando marihuana. “Hay eventos donde la gente se aburre; aunque hay pláticas interesantes, pues se vuelve muy formal. Yo trato de tener los mejores talleres para los que quieren aprender, pero también para que los que quieran venir a fumar y pasar un buen rato puedan hacerlo”.

El taller de autocultivo en Lagos de Moreno nació en 2016. Después de impartir algunos talleres en Guadalajara y otros lugares de la República Mexicana, Luis decidió convocar a un taller en su lugar de nacimiento, que además es un sitio ideal para el cultivo. Entonces, el taller que planeó para diez personas se convirtió en un evento de ochenta. Para el segundo año consiguió alianzas con bancos de semillas y productores mexicanos de insumos cannábicos y la cantidad de asistentes volvió a aumentar, la mayoría provenientes de otros estados.

Para este tercer taller alrededor de 400 personas llegaron de distintos lugares de la república. Incluso se armaron tours que salieron de diferentes ciudades del país para peregrinar a Lagos. El evento dura dos días en los que se imparten talleres de cultivo en interior, exterior, orgánico, hidroponía, extracciones medicinales, sustratos orgánicos, control de plagas, cocina cannábica, además de actividades como un temazcal cannábico, retas de futbol y el concurso del pulmón de acero, en donde se premia a la persona que pueda consumir medio gramo de wax, vaciar un bong con cerca de un gramo de marihuana y fumar un porro en el menor tiempo posible.

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Aunque el evento ha crecido de manera exponencial desde el primer año, Luis todavía reserva un espacio para impartir un taller, el de cultivo exterior, su especialidad.

Cuando llega la hora de su ponencia, Luis camina hacia el escenario, prepara una presentación y reparte mota para el público. Después, mientras la audiencia se fuma los porros cultivados por este grower jalicience, Luis explica paso a paso sus procesos para cultivar marihuana en exterior, desde la germinación de las semillas en algodón húmedo, hasta los trasplantes, la poda, la cosecha, corte y curado. Algunos toman nota mientras otros graban video. La experiencia de Luis lo han hecho reconocido entre los growers mexicanos.

Al terminar la charla, como en todas las ponencias que hubo en el taller, Luis hace una serie de preguntas como dinámica para regalar premios. A quienes respondan de manera correcta se les dan semillas, playeras, gorras, nutrientes de cultivo y muestras de diferentes tipos de marihuana.

"Me gasto entre cuatro y cinco kilos en el taller", me dice Luis cuando me acerco a platicar con él después de terminar su charla. "Entre lo que se fuma mientras están las pláticas, lo que se regala y pues la fumadera en general".

Luis me dice que aunque tiene un par de plantas en su casa —donde vive con su esposa y su hija pequeña—, hace unos años comenzó a trabajar con una familia de agricultores locales, quienes buscaban sustituir sus cultivos de chile por marihuana, por ser más redituable. Luis les ayudó a conseguir semillas y les enseñó a cuidar las plantas. A cambio, le prestan un pedazo de tierra en donde puede cultivar la mayoría de sus plantas.

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"Todos aquí saben lo que hago", me dice. "Imagínate, es un pueblo pequeño, todo el mundo se cuenta todo".

Luis en el taller de cultivo.

"Pero no te creas", agrega. "No todos tienen una mentalidad tan abierta y tolerante. Una vez me mandó llamar la directora de la escuela de mi niña. Me empezó a preguntar sobre lo que yo hacía, y me decía que estaba mal. Le tuve que pedir que se dedicara a lo suyo, a educar a mi hija, y cada quién a lo suyo".

Cuando le pregunté si alguna vez había tenido problemas con la autoridad o con algún cartel del narcotráfico, Luis me contestó tajante que no.

"Nunca he tenido problemas con la policía. Obviamente yo nunca cargo marihuana", me responde. "Imagínate, a la primera me agarran. Cuando me encuentro con alguien en la calle y me dice que saque el toque, le digo que sí, pero que me acompañe porque en la calle nunca traigo. Además yo no vendo aquí. Esa no es mi tirada. Yo vendo por kilos a asociaciones o laboratorios que necesitan producto de calidad, con características específicas. Yo no ando vendiendo aquí por onza, yo no me meto con nadie. Eso es buscar problemas. No estoy loco".

Mientras termino de platicar con Luis los talleres llegan a su fin. El evento final es el Pulmón de Acero. Para este momento la cantidad de información y de marihuana que hay en mi cerebro me tienen inmóvil, sentado en una silla esperando a ver qué pasa. Una fila de 16 personas se aventuran al desafío. Yo ni lo intenté. Solo vi cómo uno por uno iban cayendo, hasta que finalmente quedó un ganador: los pulmones de acero de 2018.

Terminando el concurso me despido y camino hacia un hotel cercano. Una parte de mí quiere quedarse a fumar otro rato, pero mi parte racional ya no aguanta. El taller terminó, pero además de porros y clases, se repartieron cerca de 300 semillas. Me gusta pensar que esas semillas viajarán a diferentes estados, y que cuando germinen, además de porros, provocarán que florezca con más fuerza una planta que en México aún lucha por encontrar la luz.

@fixzion