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el barrio antiguo

Un gerente fantasma de Cadereyta

¿Por qué es tan opaca una institución que le pertenece a todos los mexicanos?

El Barrio Antiguo es un periódico semanal que se fundó en mayo de 2013 para servir al Barrio Antiguo y sus alrededores en Monterrey, Nuevo Leon. Fundado por el periodista y colaborador de VICE México, Diego Enrique Osorno, El Barrio Antiguo se une como una publicación colaboradora de esta página. Cada martes compartimos con nuestros lectores una nota publicada originalmente en El Barrio Antiguo.

En el kilómetro 36 de la carretera Monterrey-Reynosa, al interior de la imponente refinería de Cadereyta Jiménez, se encuentra Tomás Ávila González, nuevo gerente de la planta Ing. Héctor Lara Sosa. En junio de 2013, Ávila llegó al flamante municipio del área metropolitana de Monterrey para lidiar con el difícil panorama encarado por esta división de la paraestatal de Petróleos Mexicanos (PEMEX). Ávila González es originario de la ciudad de Tampico, Tamaulipas. Cursó la carrera de ingeniero químico en el Instituto Tecnológico de Ciudad Madero e ingresó a PEMEX hace más de 30 años. Entre los cargos que ha ocupado destacan la gerencia de las refinerías de Minatitlán, Veracruz, y Salamanca, Guanajuato. Añade a éstas la de Cadereyta Jiménez en el estado de Nuevo León. En Cadereyta la gente lo conoce muy poco. Algunos saben de su trayectoria como gerente en las refinerías, pero nada más. Otros dicen que casi no se involucra en la vida del municipio. Mantiene un perfil bajo, googlearlo lleva a callejones vacíos. Algunos comentarios desfavorables cuelgan debajo de unas cuantas notas de prensa. Hay poquísimas fotografías. Su cara es redonda, morena, de ojos pequeños. Su frente amplia y con entradas más que visibles es coronada por cabello negro y breve, bien cortado. Tiene el aire de quienes han vivido mucho tiempo fuera de una ciudad. Porta camisa blanca, siempre de manga larga, con el logo impreso en su bolsa derecha. Su equipo de trabajo, aunque cambiante, le es bastante leal. A la pregunta de “¿Por qué Tomás Ávila ha pasado por la gerencia de varias de las refinerías más importantes de PEMEX?”, algunos de sus allegados contestan que es debido a su excelente trabajo en la producción y su capacidad para mejorar los procesos productivos de éstas. Afirman también que la política de PEMEX consiste en rotar gerentes exitosos. Otros, sin embargo, ven en los cambios una huida. Aseguran que a Ávila González ya le han descubierto algunas movidas sucias comunes en PEMEX, de las que se ha sabido librar cambiando regularmente de zona de trabajo.

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I

Al transitar por la carretera Monterrey-Reynosa, ver las inmensas instalaciones de la refinería de Cadereyta es prácticamente obligatorio. El complejo es un bloque más o menos rectangular, coronado por una decena de poderosas torres de refinación que desde lejos se aprecian llameantes mientras transforman el petróleo crudo en el recurso que usamos en cada uno de nuestros traslados. De día las flamas de la refinería son como pequeños soles, de noche inmensas velas que iluminan apenas el camino y la pequeña ciudad que los alberga. La refinería Ing. Héctor R. Lara Sosa, ubicada en el municipio de Cadereyta Jiménez, Nuevo León, inició la construcción de su primera planta de destilación primaria en 1975, pero fue hasta el 12 de febrero de 1979 que comenzó sus actividades con una capacidad de producción de 100 mil barriles diarios. De un momento a otro, la refinería trajo a esta ciudad un movimiento atípico de migración y crecimiento geográfico. Miles de trabajadores de la industria petrolera se aposentaron en la región con el fin de participar en la explotación y transformación de hidrocarburos. Actualmente, la refinería cuenta con una capacidad de producción de 270 mil barriles de crudo por día y tiene una extensión de 612 hectáreas. Se encarga de cubrir las necesidades energéticas de algunos de los estados de mayor crecimiento del país, como Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, además de suministrar parcialmente a Durango y San Luis Potosí. Es la penúltima refinería inaugurada en México; le lleva pocos meses por delante a la planta Ing. Antonio Dovalí Jaime, en Salina Cruz, Oaxaca. Después de marzo 1979, miles de personas llegaron a trabajar en el complejo de Nuevo León, que se convirtió de facto en el más importante del país. Y al frente está Tomás Ávila González.

Sin embargo, el año pasado, entre el 27 de noviembre de 2012 y el 6 de enero del 2013, Ávila González fue cesado de sus labores por dos casos de negligencia administrativa cuando se encontraba como gerente de la refinería de Salamanca. Las razones no fueron especificadas del todo por los encargados de transparencia de la paraestatal, pero sorprende que el castigo haya coincidido con las vacaciones del tradicional puente Guadalupe-Reyes. A partir de 1979, el edificio de Cadereyta sufrió varios cambios en su configuración, siendo el más importante el proyecto Cadereyta 2000, donde el consorcio Conproca, conformado por la empresa coreana SK Engineering, la alemana Siemens AG y la mexicana Tribasa, ganaron la licitación para llevar a cabo este proyecto en el que se contaba con una inversión de más de mil 600 millones de dólares destinados a la ampliación de la refinería en 1997. El proyecto consistió en la construcción de nueve plantas nuevas y la ampliación de diez existentes. En su momento se estimó que generarían 8 mil empleos, algunos cubiertos por un grupo de coreanos que vinieron a trabajar en condiciones deplorables. Para ciertos licitantes locales, fue motivo de controversia el hecho de que trabajadores coreanos con poca experiencia en México hayan obtenido un proyecto de tal magnitud. De hecho, pocos años después, la paraestatal y el consorcio Conproca se enfrascaron en una batalla legal protagonizada por corrupción, cifras millonarias y sobornos a los altos funcionarios de ambas empresas. A inicios de año, PEMEX demandó por 500 millones de dólares a Conproca, al que acusó de fraude en el proyecto de la reconfiguración de la refinería de Cadereyta. Pero la corte, con sede en Nueva York, consideró que su tribunal carecía de la jurisdicción territorial para procesar el reclamo de PEMEX.

La paraestatal ha recurrido a una apelación, pero sus posibilidades de éxito son muy remotas, según los expertos. Con esto se alargará aún más el caso que se ha litigado por más de 10 años y por el que PEMEX todavía tiene pendiente pagar un laudo arbitral que supera los 550 millones de dólares al consorcio Conproca. Al igual que Tomás Ávila, Dionicio González Rojo, uno de sus antecesores en la gerencia de la refinería de Cadereyta, fue suspendido a finales de noviembre de 2012 por negligencia administrativa. González Rojo es actualmente investigado por la Procuraduría General de la República (PGR) debido a un presunto soborno otorgado por el consorcio Conproca desde que se licitó la modernización de la refinería de Cadereyta.

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