De sacerdote a peleador de Artes Marciales Mixtas
Foto: Scott Hirano, cortesía del entrevistado.

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De sacerdote a peleador de Artes Marciales Mixtas

Platicamos con el mexicano José 'Mano de padre' Loera sobre su camino de la iglesia a convertirse en peleador de MMA.

Las Artes Marciales Mixtas (MMA por sus siglas en inglés) son las artes marciales con más demanda hoy en día. José Loera, originario de Aguascalientes, decidió dejar la iglesia para profesionalizarse en las MMA a sus 35 años luego de una carrera exitosa en el jiu-jitsu brasileño, del cual, actualmente es instructor en Tusla, Oklahoma. José Mano de padre Loera pelea en Combate Américas, la primera franquicia deportiva hispana de MMA en EU.

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Mano de padre se considera un “guerrero de Dios”. Confía en el jiu-jitsu pero ha “trabajado duro en su golpeo para poder pasar a las MMA”. A propósito de su debut como profesional, platicamos con José Mano de padre Loera acerca de su camino de la iglesia a peleador de MMA, y claro, le preguntamos sobre su pasaje favorito de la Biblia.

Foto tomada por Scott Hirano, cedida por el entrevistado.

VICE: ¿Cómo es tu relación con la iglesia? ¿Saben que eres luchador?
José Loera: Me vine a EU porque mi papá se enfermó y lo iban a operar del corazón. Todo eso costaba dinero y quedamos muy endeudados en casa. Llegué a EU para sacar adelante esos gastos porque veía a mi familia muy presionada, ya que somos una familia humilde. Mi idea era trabajar, pagar, y regresar a México y a la iglesia. Pero estando aquí empecé a hacer artes marciales mixtas —empecé con jiujitsu— y me gustó mucho y ya no regresé. ¿Alguna vez te tocó ir a la iglesia con moretones y así?
Sigo yendo a la iglesia. Soy católico y católico voy a morir. Sigo yendo y los sacerdotes de la iglesia católica son mis amigos. Ellos saben que peleo. Siempre que voy a ir a pelear voy y me dan sus bendiciones. En México el obispo que estaba encargado del seminario no sabía que iba a venir ni que iba a entrenar artes marciales mixtas, ¡ni yo sabía! ¿Rezas antes de entrar al octágono?
Sí. Todo el tiempo rezo y pienso en Dios: antes de entrar a un combate, cuando me duermo, cuando salgo, cuando como. Dios es mi centro para subirme al octágono y para todo. Primero es Dios. Por eso digo siempre: “Primero Dios”.

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Desde el punto de vista de la iglesia, ¿ser peleador es pecado?
No es pecado. Si lo haces por deporte y con respeto, es un deporte, no un pecado. Pero si vas y peleas en la calle es diferente. En el deporte hay reglas, en la calle no, entonces no estás respetando a tu prójimo.

Foto tomada por Scott Hirano, cedida por el entrevistado.

¿Qué pasa si en un combate alguien te pide piedad?
Es un deporte, yo creo que el árbitro es quien debería parar la pelea. O si yo veo que estoy peleando y ya no se defiende, lo dejo. En este deporte, también entre los peleadores nos tenemos que cuidar.

Cuando te pegan en la cara, ¿pones la otra mejilla?
No porque nomás tengo una. Pero sí respeto a todos mis oponentes.

¿Cuál es tu pasaje favorito de la Biblia?
Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

¿Has pensado en volver a la iglesia?
Dios a veces nos llama de diferentes maneras y creo que me puso en este camino para ser una especie de misionero y un ejemplo para los jóvenes.

¿Qué vino primero, Dios o la lucha?
Dios. Todo el tiempo Dios.

Foto tomada por Scott Hirano, cedida por el entrevistado.

¿Qué fue lo que te llamó la atención de las artes marciales mixtas?
Cuando llegué a EU empecé a ver videos de Royce Gracie y cómo dominaba a las personas más grandes se me hacía una locura. Me gustó el jiu jitsu y decidí que quería aprender. Me metí a una escuela y al principio me trapeaban, pero ya empecé a aprender y aprender.

¿Con cuánta frecuencia vas a la iglesia?
Todos los días que puedo. No entre semana porque entreno, pero voy todos los domingos y los sábados.

¿Tus amigos del seminario saben que eres peleador?
Sí, ya saben. Ahora con las redes sociales y el Facebook me puedo comunicar con ellos, entonces me apoyan. Muchos de ellos tienen sus parroquias y ya son sacerdotes.

¿Crees que mentalmente y espiritualmente estás más fuerte que los otros peleadores?
Quizás. Me siento muy tranquilo, no siento mucha presión o ira. Respeto a mis oponentes porque todos vamos por el mismo sueño. Una persona cuando es tranquila y sabe lo que está haciendo puede ganar una pelea o cualquier otra cosa.

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