Las microestrellas de la lucha libre mexicana
Fotografía de Paulina Munive.

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Las microestrellas de la lucha libre mexicana

Fuimos a preguntarles a estas estrellas nacionales cómo fue que llegaron a un ring y cuáles son, desde su perspectiva, los grandes problemas de México.

Este artículo fue publicado por VICE México

En el centro de una Arena México completamente vacía y semioscura, cuatro siluetas de poco más de un metro se toman fotos con el celular. Van por turnos: uno pasa al frente, extiende los brazos, luego los recoge y presume sus músculos, guiña un ojo, posa de perfil, sonríe o hace cara de rudo.

Mientras tanto, los otros tres disparan desde distintos ángulos y le hacen sugerencias: “saca más el pecho, güey”, “a ver, una mirando el horizonte”, “ahora súbete a una cuerda”.

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Los llaman “luchadores mini”. Y eso son: cuatro de los ocho representantes mexicanos de la categoría más diminuta adscrita al Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL): la categoría de Microestrellas, a la que le sobran admiradores, aspiraciones y mucho coraje.

Fotografía de Paulina Munive.

Microman, Angelito, Microátomo y Chamuel vinieron hoy a dar entrevistas en una de las sedes de la capital mexicana donde pelean los domingos. Su sesión con la prensa terminó y ahora se ocupan en hacer acopio de fotos para subir a sus redes sociales: revolcarse en la lona como cuando están en función ante el público y jugar a que son niños, aunque todos son mayores de edad. Luego irán juntos a cenar tacos y después cada uno volverá a su vida diaria.

Dentro de los límites de la Arena México —y la Coliseo, y la del estado de Puebla y Guadalajara, donde también se presentan— son los reyes del ring, por los que miles de gargantas rugen cada que ejecutan una llave o peripecia.

Fotografía de Paulina Munive.

Fotografía de Paulina Munive.

Afuera, son jóvenes y adultos con familias, trabajos y preocupaciones terrenales, para los que el mundo al que se enfrentan cada mañana es sólo una de las batallas que habrán de librar en el día.


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Acá un vistazo a sus historias:

Fotografía de Paulina Munive.

Microman

19 años, 96 centímetros, Tepito, CDMX

VICE: ¿Cómo llegaste a los cuadriláteros?
Microman: Hace un año que me dedico a la lucha libre, pero tengo toda la vida de estar en contacto con ella. Mi papá, que igual es chiquito, fue quien me enseñó este mundo. Él también es luchador. Primero se llamaba Kemonito y luego se cambió el nombre a Alushe. Siempre ha apoyado mi carrera.

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Desde que soy niño tengo recuerdos que tienen que ver con las luchas, porque en mi casa no hay rincón en donde no haya algo que se relacione. Entonces, aunque yo estudié programación computacional, ya mi destino era estar sobre un ring.

Dedicarse a esto es demandante y exige constancia. Entreno dos horas todos los martes, miércoles y jueves, y tengo peleas los fines de semana. Pero todo el esfuerzo vale la pena cuando escucho al público gritar mi nombre. Me gusta que la gente se alegre al vernos. Eso me llena de adrenalina. No sé si toda la vida me dedique a esto pero, mientras dure, estaré contento de hacerlo.

¿Cuál crees que sea el problema más grande de México?
Sin duda, la corrupción. Eso es algo que se solapa desde nuestras autoridades, así que está grave. Por eso no quise votar por ningún candidato.

Fotografía de Paulina Munive.

Angelito

30 años, 1.32 metros, Coacalco de Berriozábal, Edomex

VICE: ¿Cómo llegaste a los cuadriláteros?
Angelito: Sin saber nada. A mí me encantaba la fiesta, pero hace nueve meses llegó a mi vida una convocatoria para luchadores chiquitos, no dudé en tomarla y de pronto ya estaba entrenando aquí.

Para mí no existen las limitaciones. Es uno el que se pone los obstáculos en el camino. Conozco gente a la que le falta un pie y aún así sigue caminando. Yo vendo dulces en la calle, bailo en centros nocturnos junto a gogas y aún así me da tiempo para entrenar y luchar los fines de semana. La verdad, nada se me complica.

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Lo que más me gusta de ser luchador son las porras, ya sean buenas o malas. Lo importante es sentir el apoyo de la banda, especialmente porque por nuestra condición ponemos bajo riesgo la vida en cada golpe.

Mi mayor deseo es viajar, conocer todos los estados de la república e irme a Estados Unidos. Dicen que allá está bien padre. Lo único que necesitaría es que, a donde me fuera, hubiera cerca una arena para luchar. Esto ya es parte de mi vida diaria y lo necesito.

¿Cuál crees que sea el problema más grande de México?
Que hasta ahora no me parece que tengamos un líder al que verdaderamente le importe rescatar y destacar las riquezas del país. Vivimos en una nación increíble. No entiendo cómo con tanta abundancia no podemos ponernos de acuerdo para luchar y dar la cara por los que lo necesitan. Hay que enseñarnos a enfrentar la vida como viene.


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Fotografía de Paulina Munive.

Microátomo

30 años, 1.28 metros, Nezahualcóyotl, Edomex

VICE: ¿Cómo llegaste a los cuadriláteros?
Microátomo: Hace 15 años empecé a ser muy fan de luchadores como Gulliver y Chucky. Desde entonces este universo me emocionó mucho. Luego tuve mi etapa de torero y desde hace un año estoy de lleno acá, en la Arena México, que siempre fue mi sueño.

Para mí es muy motivador trabajar al lado de luchadores como con los que convivo. Me encanta que la gente grite, se emocione y se desahogue de todas sus preocupaciones cuando nos ve pelear. Y aunque sobre el ring tenemos rivalidades, una vez que estamos fuera del trabajo volvemos a ser los carnales de siempre.

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Tengo un hijito de seis años que es mi adoración, y que me ha dicho que quiere seguir mis pasos. Yo voy a apoyarlo a toda costa. Dedicarse a esto es una de las mejores cosas que podrían pasarle a alguien. Y es algo que le deseo con todo el corazón.

¿Cuál crees que sea el problema más grande de México?
El racismo y la corrupción. Me molesta mucho que, en general, no se tome en cuenta a la gente como nosotros, que se sale de lo que muchos entienden como "común"; por otra parte, creo que la pobreza en la que vive gran parte de nuestra población se debe a que hay unos pocos que se lo roban todo. Y eso no se vale.

Inicialmente había decidido no votar por nadie, porque siempre que he llegado frente a una casilla piensan que tengo cinco años. Pero luego decidí que sí, que es obligación de todo mexicano elegir a sus gobernantes. Así que voté por mí.

Fotografía de Paulina Munive.

Chamuel

24 años, 1.28 metros, San Martín Texmelucan, Puebla

VICE: ¿Cómo llegaste a los cuadriláteros?
Chamuel: Jamás imaginé que me subiría a uno. Yo estudié mecánica automotriz, trabajé como cajero de medio tiempo en un Walmart y vendía legumbres en una bodega de la Central de Abastos de acá. Pero nunca pensé que el destino me esperaba con una sorpresa como la de ser luchador.

Las cosas se fueron dando solitas. Estuvieron frente a mí siempre, pero yo no las había visto. Uno de mis tíos es entrenador de box a nivel internacional y da clases en un gimnasio al lado del mercado de Sonora. Estar cerca de él fue una de las razones que me acercaron a este ámbito. Parece mentira pero, mientras antes ni siquiera me pasaba por la cabeza, ahora puedo decir que llevo 11 honrosos años entre las cuerdas.

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Una de las mayores satisfacciones que te puede dar este oficio es la de hacer sentir bien a la gente, así sea a cambio de que nos den unos buenos madrazos de vez en cuando. Con todo, ya hasta tenemos fans y admiradoras que siempre nos apoyan.

Pero yo tengo algo muy claro: voy a ser luchador unos diez años más y luego me retiraré. Es muy bonito y gratificante hacer esto, pero nuestro cuerpo es diferente y no sabemos en qué momento la vida nos va a cobrar una factura seria.


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¿Cuál crees que sea el problema más grande de México?
La corrupción y la drogadicción. No hay duda. Me gusta la idea de votar, pero ahorita sí me desanimé porque sé que a final de cuentas todos los políticos van a robar. Como ciudadano, es muy triste tener que elegir “al menos peor”, cuando lo que deberíamos hacer es asegurarnos de que nuestros representantes sean cada vez más buenos para el país.

Fotografía de Paulina Munive.Fotografía de Paulina Munive.

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