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Cultură

A esta diseñadora los hombres le valen madre

Y San Valentín también.

—Ser mujer —dice Carolina Pareja— es un trabajo de tiempo completo en torno a la tolerancia. Me refiero a que tienes que lidiar con el modo en que te tratan los hombres. Ser mujer también es soportar que tus argumentos no son lo suficientemente válidos. O que los mejores puestos de trabajo no van a ser para ti. Y si llegaran a ser para ti, vas a tener que batallar para que los hombres que trabajan contigo te respeten. Las mujeres, como en esa canción de Los Prisioneros ["Corazones rojos"], somos realmente ciudadanas de segunda clase.

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Carolina Pareja, diseñadora de zapatos, de 29 años, dice esto en un sofá de anticuario, en su casa en Providencia, Santiago, Chile, mientras termina de bordar la palabra "pico" (verga) sobre una tela floreada. De fondo, sobre un estante donde hay una jarra con limonada, una cámara Lomo, una maceta y un periódico con el titular "Murió Pinochet", figura una caja con broches que tienen bordado las palabras "culiao" (ojete), "fleto" (puñal)  y "conchadesumadre" (hijo de la chingada).

Carolina se ha propuesto apoderarse de un lugar, dice ella, que es masculino: las groserías. Y lo hace mediante una actividad, dice ella también, propiamente femenina: los bordados. Dice: —Antes tomé cursos de bordados y lo que aprendí se me hizo insuficiente. Mi idea es bordar temáticas no tradicionales. Algunos de mis diseños son una forma de protestar acerca de que las groserías socialmente sólo están permitidas para los hombres. Me refiero a que cuando una mujer empieza a hablar con groserías es enjuiciada o mal vista.

Carolina toma un sorbo de limonada y se esparce en el sofá. Se queda mirando un broche que dice: —Ariel Shats es un conchadesumadre. Este bordado lo hice debido a la impunidad con la que actúan los hombres. A qué prometen algo y no lo cumplen. No voy a dar detalles. Lo que sí puedo contar es que Ariel Shats, un huevón [pendejo] con él que salí, vio este diseño a la venta en etsy.com y me mandó un mail para comprarlo. Me dijo, en resumen, que era cierto que era un conchadesumadre y me pedía disculpas. Que por eso quería comprarme el diseño. Pero no se lo quise vender. Pensé: ¿por qué tengo que vendérselo si este huevón es un conchadesumadre? Lo que me escribió en el mail también terminó en un bordado.

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Continúa:

—Chile es un país muy machista: una vez, por Twitter, unas minas [chavas] me escribieron 'Maraca culeada [zorra de la chingada] no sabes qué es el arte'. '¿Por qué escribes esas groserías? Lo único que queres es vender'.

VICE: ¿Cuál fue tu primer bordado?
Carolina Pareja: 'Culiao'. Lo hice pensando en este huevón que fue culiao conmigo. Fue una forma de descargarme tal vez. El diseño lo colgué en mi baño y tuvo harto éxito entre mis amigos. De ahí surgieron los diseños de 'maraca' [puta], 'pico' [verga] y 'fleto' [puñal]. Juanito Yarur [crítico de arte y socialité chileno] fue quien me animó para trabajar en esto. Antes que él viera mis diseños yo estaba en mi pieza bordando sin tener mayores planes al respecto. Él vio el 'culiao' y me dijo: "Quiero un bordado de pico y otro de culiao y aparte quiero que comiences a bordar las huevás [cosas] que tuiteas". Le hice caso, agarré la aguja y el hilo, e hice el bordeado de la cocaína.

En su taller, ordenando lanas y haciéndole cariño a Olivia, su gata, Carolina dice: —Una vez un tipo me pidió que bordara la frase "¿Dónde está el hombre con fuego en la sangre? Una canción de la Geri Halliwell que se llama "Chico latino". Pasa que también hago diseños de figuras de la cultura popular. Como Muhammed Alí, que me encanta, o Amy Winehouse.

***

Todas las tardes de jueves, en esta casa, Carolina realiza clases de bordado. Se trata de un taller personalizado donde enseña las principales técnicas de ornamentación por medio de hebras textiles. Hoy es jueves y la tercera clase del taller está por comenzar. Figuro en la mesa rodeado de hilos y agujas mientras que Carolina llena una jarra de limonada. Y, antes que lleguen sus alumnos, dice:

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—Cuando estaba armando este curso de bordado busqué  difusión y un amigo me dio el mail de un periodista la revista Vivienda & Decoración del diario El Mercurio. Mandé un correo y el periodista me respondió 'Carolina: siento que tus temas no son propios para esta revista. Envíame más bordados a ver si te logro pasar'. Entonces, enojada, le mandé un mail con el diseño de "culiao". Fue divertido responderle de esa forma. Igual, después, me desanimé un poco al saber que no querían darme espacio por mi tipo de propuesta. Eso me sirvió para entender que no puedes gustarle a todo el mundo.

Y dice:

—Lo que me gusta de bordar es que te toma mucho tiempo y actualmente la vida se te hace muy rápida. Cuando estás bordando tu cerebro pone atención solo en una cosa. Y eso te relaja. Esa es la gracia de bordar. La desconexión que sientes. Hoy en día tienes la cabeza llena de ideas y cuesta mucha enfocarte. Bordar motivos como flores o corazones es lo que yo entiendo que se entiende por "amor" romántico antiguo. Platónico. Por eso, claro, uso el bordado para descontextualizarlo y entregar otro mensaje. Escribir "pico"  [verga]  implica todo un rollo feminista en una sociedad falocéntrica.

Le pregunto qué planes tiene para el 14 de febrero. Y delante de la puerta de su dormitorio, mirando una bordado de un tampón sangrando, Carolina dice: —Voy a ir a con una amiga a Valparaíso a ver una perfomance del transformista "Hija de perra".

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Llegan los miembros del taller (tres mujeres y un hombre). Carolina coloca un compilado de canciones de películas de Woody Allen. Estamos todos sentados en la mesa, rodeados de hilos, agujas y groserías. El taller va a comenzar.

Y, cinco minutos antes que esto suceda, Carolina dice:

—A mí me gusta harto el discurso de Mae West, una actriz, cantante y comediante del cine mudo de los años 20. Ella decía, por ejemplo, 'Si un hombre te abre la puerta, o se trata del portero, o es la puerta de su pieza'. Pienso lo mismo: es muy poco probable que cuando un hombre te esté invitando a comer, te esté invitando solo a comer. Las mujeres están muy idiotizadas por los medios y la cultura imperante. Es muy probable que, en algún momento, algo estalle en torno a esta situación. Hay muchas mujeres que no están conscientes de la influencia simbólica que se ejerce contra nosotras.

Sigue a Carolina Pareja en Twitter:

@frutilla