Adriana: atrapar al feminicida no es suficiente para reparar el daño

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La columna rota

Adriana: atrapar al feminicida no es suficiente para reparar el daño

El 16 de mayo de 2018, Adriana Esquivel cumplió dos años de haber sido asesinada. Sus hijos siguen sin encontrar una verdadera reparación de daños.

El 16 de mayo de 2018, Adriana Esquivel cumplió dos años de haber sido asesinada.

Adriana nació el 29 de mayo de 1981, en Toluca, Estado de México. Era hija de María Rosa y Jesús, y hermana mayor de Celene y Karla. Además tenía cinco hijos, tres niñas y dos niños, de quienes cuidaba desde que se separó del padre de estos. Su familia la recuerda como una persona amorosa: “de las tres era la más maternal”, recuerda Karla.

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En 2015 inició una relación con José Juan Campos, un hombre casado a quien conoció en su trabajo. “Mi hermana cambió mucho y se hizo muy reservada porque José la controlaba, quería saber todo el tiempo dónde estaba”, cuenta Karla. “Ella le daba todos los datos y hasta le pasaba a los niños para que supiera que sí estaba con ellos”.

El 10 de mayo de 2016, el padre de los hijos de Adriana les llamó para intentar retomar la relación de abandono en la que los tuvo por años. Entonces, como los hijos de Adriana querían retomar esta relación, quedaron de comer con él. Cuando José Juan se enteró de la reunión, llamó enfurecido a Adriana: “¿Dónde estás? Dame la dirección”. Después llegó a donde estaban comiendo solo para dejar claro que él estaba saliendo con Adriana.

Cinco días después, el 15 de mayo de 2016, Adriana y sus hijos se volvieron a reunir con el padre de estos. Adriana necesitaba pasar tiempo con su hijo mayor, por lo que ese día, los demás hijos de Adriana se quedaron a pasar la noche con su padre.

Al día siguiente, el 16 de mayo, Adriana fue a trabajar con su papá, quien tenía una vidriería. “No sabemos qué pasó, de la nada Adriana le dijo a su papá que iría a recoger a sus hijos a casa de su padre”, recuerda Karla.

Más tarde, la joven madre regreso a su casa con sus hijos. Ahí recibió una llamada de José Juan. Las hijas de Adriana recuerdan que ella apresurada solo dijo, "sí, ya voy", antes de salir de su casa. Esa fue la última vez que la vieron.

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Al siguiente día María Rosa fue a ver a Karla a su casa para decirle que Adriana no había llegado la noche anterior. La madre solamente había recibido un mensaje del celular de Adriana diciendo que estaba bien, que se había ido con un amigo que la había invitado a salir. Karla enfatiza en lo extraño que les pareció eso, ya que el nivel de control que tenía José Juan en ella era tanto que Adriana no se habría atrevido a salir con nadie más.

Durante toda la tarde estuvieron buscándola. Las autoridades no les levantaron la denuncia hasta que pasaran las 72 horas. En redes sociales Karla, Celene y sus hijas pusieron la imagen de Adriana, para intentar localizarla. Por la noche una sobrina de Karla le hizo llegar una nota donde se notificaba el hallazgo de una mujer con las mismas prendas que llevaba Adriana. El descubrimiento se llevó a cabo en la zona arqueológica del cerro del Toloche, en el barrio de Zopilocalco, en Toluca, Estado de México. “Sí era mi hermanita, llame a mi mamá para notificarle que era Adriana”, recuerda Karla.

José Juan fue detenido en septiembre de 2016, tenía una orden de aprensión como probable responsable del feminicidio de Adriana. Fue sentenciado a 70 años de prisión, acusado de feminicidio.

A pesar de que su asesino ya recibió sentencia, los hijos de Adriana nunca han sido atendidos psicológicamente. La reparación del daño que le fue dictada a José Juan Campos, a la cual tienen derecho, los hijos de Adriana de 20, 19, 17, 13 y 11 años, no ha sido entregada.

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Celene, su hermana, escribió lo siguiente para ella.

“Ya dos años sin mi hermana, y como la vida nos ha cambiado por un maldito cobarde, y el pinche dolor cada día es más intenso, mucha gente es buena para criticar, pero no saben que dolor tan terrible es perder a una persona bien cercana. Todas esas familias que nos han quitado a un ser querido compartimos ese enorme dolor. Y las familias de esos malparidos no deberían de solaparles todas esas fechorías a estos malnacidos o no sé cómo llamarles, a estos desgraciados que les arrebataron la vida a cada mujer a cada niña, no más asesinadas”.

Durante estos días he estado presentando mi libro #NIUNAMÁS, de editorial Aguilar. Ahí narró, algunas historias de mujeres que han sido asesinadas en este país de la ignominia. En el epílogo mencionó que quisiera dejar de escribir estas historias de mujeres asesinadas, de familias rotas, de madres que se quedan esperando a la hija que no vuelve. Sin embargo, por más que deseo que sea la última, no es así.

Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.

@FridaGuerrera

fridaguerrera@gmail.com