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Las inesperadas intervenciones urbanas de Mark Jenkins

Sus piezas cobran vida cuando el público voltea la vista hacia ellas y comienzan a interactuar.

No son personas haciendo un performance como Pancho López comiendo en las calles de la Ciudad de México; son esculturas con forma humana y de vez en cuando uno que otro animalito interviniendo espacios públicos en una urbe ocupada y distraída.

En estos tiempos llenos preocupaciones y tecnologías, tendemos a ignorar lo que pasa en nuestro entorno a menos que notemos algo diferente, una situación o un objeto que no debería estar ahí. Mark Jenkins interviene espacios urbanos con el objetivo de que los transeúntes volteen a ver qué está pasando, qué es ese objeto raro con pies humanos, por qué las "personas" están estáticas y en esa posición.

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Viaja por el mundo haciendo estas intervenciones para dejar de ser un turista más; ¿para qué tratar de absorber toda la cultura del lugar cuando es mejor ser parte de ese entorno y convivir con todo?

Con sus intervenciones transforma al espacio público en un escenario para quienes pasan por ahí. Su obra se ha llegado a considerar una broma pesada hecha por una persona con demasiado tiempo en sus manos; pero ni siquiera se podría considerar ilegal la intervención que realiza, ya que está en medio de permitido y lo que no lo es.

En varias ocasiones se ha tenido que llamar a los policías y a los bomberos, lo que ha ocasionado que los transeúntes levanten la vista para saber qué es lo que está pasando y qué está ocasionando tanto caos en un no lugar que solo funciona como un espacio de tránsito.

Lo que empezó como un pasatiempo divertido cuando era niño, sin importar que sus maestros lo regañaran por malgastar material como el diurex, con el tiempo y su interés por el mundo del arte se convirtió en un proyecto enorme con el que juega con las reacciones de las personas y en ocasiones con la autoridad.

En una ocasión, mientras instalaba unas esculturas de bebés hechos con diurex, tuvo la oportunidad de platicar con un vagabundo mientras trabajaba; además de tener compañía también recibió sabios consejos de hoteles y un abrazo de despedida. La labor que hace con su arte urbano, sin importar que sus piezas terminen siendo robadas, decomisadas, intervenidas por otras personas y algunas veces trasladadas a un basurero; cumplen el objetivo de generar reacciones de las personas y alegrarle el día a Mark Jenkins.

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Puedes ver más obras de Mark Jenkins, ensu sitio.

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