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Drogas

Dejar el alcohol y las drogas a los veinte te puede cambiar la vida

Para muchos jóvenes, el alcohol y las drogas son una forma de afrontar algún tipo de enfermedad mental u otros problemas subyacentes. Hablamos con una pareja que decidió dejar de lado la cerveza para saber cómo les ha ido.

Donald Trump, el Brexit, el repunte del racismo y los delitos de odio, el aumento de la inflación, del precio de la propiedad inmobiliaria, la muerte de Bowie… El 2016 ha sido un año movidito que quizá sea mejor olvidar, y todos sabemos que la mejor herramienta para olvidar es la bebida y una o dos de tus drogas favoritas.

Pero como imaginarás, no siempre es la mejor opción. La Dra.  Sheri Jacobson, directora clínica de Harley Therapy, señala que, si bien el alcohol y las drogas generan un subidón temporal, un consumo prolongado también termina provocando un ciclo de bajones de estado de ánimo.

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"El alcohol, por ejemplo, es un depresivo y actúa sobre los neurotransmisores del cerebro, entre los que se encuentra el responsable de mantener a raya la ansiedad", afirma Jacobson. Así, pese a que beber es una forma muy popular para "desconectar" después de un día complicado, lo cierto es que puede producir el efecto opuesto.

"Si ya padeces alguna enfermedad mental, como ansiedad o trastorno bipolar, el consumo de sustancias probablemente empeore tu estado", asegura la Dra. Jacobson. "Además, si tienes predisposición genética a sufrir trastornos mentales, consumiendo alcohol o drogas tienes más números de desarrollarlos".

El consumo excesivo de estas sustancias es especialmente elevado en el caso de los hombres. En 2014, aproximadamente el 65 por ciento de las muertes relacionadas con el consumo de alcohol en el Reino Unido, y en 2014-2015, el 74  por ciento de las admisiones hospitalarias con diagnóstico primario de trastorno mental o conductual relacionado con drogas eran varones. La depresión y la ansiedad son síndromes comunes en personas con antecedentes de consumo excesivo de sustancias, y el Journal of Clinical Psychiatry señala que uno de cada tres adultos con problemas de consumo de alcohol y drogas también padece depresión.

Los medios probablemente estén dando más visibilidad que nunca al tema de la salud mental del hombre, pero el mes pasado, las organizaciones benéficas Mind y Rethink Mental Illness publicaron un estudio, enmarcado en su campaña Time to Change, en el que se revelaba que el 54 por ciento de los adolescentes varones con trastornos mentales optan por no contárselo a nadie.

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Las razones pueden ser muy variadas. En cualquier caso, mi mayor preocupación son todos esos hombres cuyo trastorno mental ha quedado empañado por el alcohol, las drogas, las resacas y los bajones; hombres que no supieron abordar su problema hasta que dejaron el consumo y pudieron analizar su situación desde la claridad mental que propicia la sobriedad.

Bob en la etapa en la que todavía consumía alcohol y drogas

Bob Foster, de 33 años, lleva 17 meses limpio. Hasta que dio el paso decisivo, solía empezar la semana "sintiéndose deprimido y con miedo a salir de la cama. El resto del día era horrible: evitaba responder a los mails y en las reuniones de trabajo respondía con monosílabos. Por la tarde iba al gimnasio y empezaba a sentirme mejor gracias a las endorfinas que liberaba con el ejercicio. El martes empezaba a sentirme algo mejor; el miércoles mi estado era bastante aceptable; el jueves me pasaba el día esperando que acabara la jornada para irme al bar. Salía hasta la una o las dos de la madrugada, bebía y me metía mucha coca. El viernes estaba destrozado y empezaba a beber justo después de trabajar para desprenderme de esa sensación miserable, me metía más coca, salía hasta las siete de la mañana, dormía todo el sábado y por la tarde me levantaba y volvía a salir. Si no salía, me encerraba en mi habitación y no salía en todo el fin de semana".

En una vida en la que el consumo excesivo de sustancias marcaba la separación entre el día a día y la liberación del fin de semana, la salud mental de Bob empezó a flaquear. "Me pasé gran parte de los veinte tomando dosis altas de antidepresivos y de medicamentos para la ansiedad, preguntándome por qué no funcionaban", recuerda. "Nunca me dio por pensar que el alcohol es un depresivo y que las sustancias que esnifaban contribuían a que me volviera más paranoico y depresivo".

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¿Cómo y por qué dejó Bob de consumir? "No ocurrió en un instante de lucidez, sino que fue algo progresivo", me explica Bob. "Ya lo había dejado durante varios meses a los veintitantos y sabía lo bien que me sentaba. Además, veía cómo mucha gente de mi entorno progresaba, se casaba, tenía hijos, etc. Aquello me hacía sentir fatal. Incluso planeé mi 'última juerga': un festival de metal al que acudí para escribir un artículo. Me llevé seis gramos de cocaína y un montón de MDMA. La idea era tener un bajón tan bestia al día siguiente que se me quitaran las ganas de volver a probar las drogas. ¡Y funcionó!".

Aquel bajón fue suficiente para Bob. A partir de ahí, "mi vida dio un giro de 180 grados en pocos meses".

Para el profesor de yoga y ex DJ Marcus Veda, la transición fue menos abrupta. "Estuve machacándome a saco durante diez años, bebiendo y metiéndome de todo. Era puro hedonismo", recuerda Marcus.

Al igual que Bob, la vida de Marcus se repetía en ciclos, marcados por la certeza de que la salud era importante. "Cuando salíamos de gira, los fines de semana eran de locura y luego, entre semana, intentaba llevar vida saludable. Me encantaba ir al gimnasio, el deporte y las artes marciales, por lo que no llegué a perder del todo de vista el lado saludable; simplemente pensaba que ambos estilos de vida podía convivir y, de hecho, así fue durante un tiempo, hasta que me di cuenta de que con el yoga y las artes marciales también podía experimentar subidones".

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Después de cinco años practicando artes marciales e implicándose más en el yoga, Marcus empezó a plantearse un cambio en su estilo de vida. "Empecé a preguntarme si realmente valía la pena tomar alcohol. Al día siguiente siempre estaba destrozado y se me iba el día sin hacer nada, así que al final llegué a la conclusión de que no merece la pena".

Durante los diez años que pasó pinchando en clubes de todo el mundo, Marcus en ningún momento experimentó esa sensación de depresión y ansiedad que tanto acusaba Bob. No obstante, confiesa que la forma en que ve las cosas ahora ha cambiado mucho: "Me volví mucho más equilibrado. Si vives para el fin de semana, eres casi como un robot con el piloto automático el resto de la semana. Ahora, cada día es igual al anterior. No me entran bajones ni me horrorizan los lunes".

Bob asegura que el cambio que ha experimentado en la calidad de vida es impresionante.

"Para empezar, ahora parezco cinco años más joven que antes y he perdido casi trece kilos en tres meses", afirma. "Otra mejora que noté casi de inmediato fue en la función cerebral: te juro que ahora tengo un 50 por ciento más de agilidad mental. También me he vuelto más organizado y básicamente he dejado de vivir como un adolescente. Ha mejorado mi relación con el resto de la familia, he progresado en el trabajo, cosas así. Me siento con más energía, tengo más dinero, estoy en forma, soy más feliz y me siento en paz conmigo mismo por primera vez en mi vida de adulto".

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Naturalmente, dejar el alcohol o las drogas en una sociedad que gira en torno a estas sustancias no es fácil, y nadie garantiza que vaya a ser tan beneficioso para ti como lo fue para Bob.

Dejar una adicción puede ser muy duro, aunque por suerte siempre se puede recurrir a grupos de ayuda, como Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, para los que se sienten intimidados por estos grupos, la Dra. Sherri recomienda recurrir a las sesiones individuales.

"Que lo dejen durante tres meses y observen cómo se sienten", me dijo Bob cuando le pregunté qué consejo daría a los jóvenes que están viviendo sus veinte como el lo hizo. "A los tres meses es cuando realmente puedes empezar a notar diferencias. Además, es u punto difícil al que llegar, porque todavía tienes muy fresco el estilo de vida anterior, per te juro que si llegas a los tres meses, vas a abrir los ojos y ver lo que habías estado haciendo con tu vida".

@bryony_stone

Traducción por Mario Abad.