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La guía para entrarle a David Bowie

Tal vez conozcas sólo de nombre a la colosal y difunta estrella Bowie–pero hay más detrás de sus años con Nile Rodgers. Aquí hay por dónde empezar.

Cuando David Bowie murió a principios del año pasado, parecía que todo el mundo había quedado traumatizado por su repentino fallecimiento. Parte de esa tristeza provenía del hecho de que estaba de nuevo en su mejor nivel, lo que no era una proeza. Apenas dos días después de haber lanzado ★ ( Blackstar), su disco más vital en más de tres décadas, la idea de que en algún momento cercano pasaría a otra vida parecía imposible. Todo el drama alrededor de ello fue, sin embargo, muy Bowie. Me sentía tonto por el dolor y la tristeza que me provocaba su muerte, como si fuera la de un familiar, y ni siquiera lo conocía. No lo conocía, pero yo, como muchos, lo amaba – o al menos amaba la idea de él.

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Ha habido más de 200 libros escritos sobre Bowie: algunos buenos, algunos horribles, pero ninguno de ellos con la intervención directa del cantante nacido en Brixton. Muchos más llegaron a raíz de su muerte -algunos tratando de darle sentido a su legado y otros sólo causando más ofuscación. The Age of Bowie de Paul Morley llegó a las tiendas en julio y nos bombardeó con lemas abstractos: Bowie es Man Ray cantando Billy Fury; Bowie no es David Jones; Bowie está dándose a luz a sí mismo una y otra vez… Y mientras el libro de Morley provocaba que la gente se rascara la cabeza con su poca claridad, había algo en lo que tenía razón: David Bowie es una invención de la imaginación, un concepto de tu propia elección. Como dice el cliché, es muchas cosas para muchas personas.

En entrevistas era a menudo tímido y complaciente, concordando con lo que el entrevistador decía para permitirles proyectar sus propias exégesis sobre él y entonces irse y escribir sus propias versiones de quién era Bowie. Ninguna otra estrella de rock estuvo tan consciente de la imagen como él, aunque estaba feliz de que otros perpetuaran los mitos de ello una vez que introdujo el concepto. Un lector voraz que era inagotablemente curioso y artísticamente sugestionable, sus personajes eran a menudo una amalgama de pensamientos ajenos. Sus letras te llevan por los corredores laberínticos de la literatura arcana, la filosofía problemática y la espeluznante religión – un mosaico elaborado con todas sus influencias.

"¿Qué pasa si trasplantas la chanson francesa al sonido de Philly?" le preguntó al Berklee College of Music al aceptar su doctorado honorífico en 1999. "¿Will Schoenberg se sentiría cómodo con Little Richard?" Era una urraca que robó una incontable cantidad de objetos brillantes y construyó obras maestras dignas de Gustav Klimt. Es un recipiente, una fuente de conocimiento y una entrada a otras experiencias culturales. Como tal, nunca es menos fascinante una vez que tienes un pie adentro. En este momento, puede que sólo conozcas al Bowie fallecido, la deidad colosal cuya música has escuchado a pedazos pero que aún no resuena en tu cabeza. Tal vez te preguntes el porqué de tanto mame. Este artículo puede servir como una entrada a él, pero sólo puede haber una versión de David Bowie, y esa es la tuya.

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