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No es que la situación de Eli esté libre de angustia; la lactancia adulta es una preferencia difícil de satisfacer. Eli sólo ha tenido un par de relaciones adultas de lactancia a corto plazo durante los siguientes 14 años desde que rompió con la novia que lo introdujo a ello, ya que tener un fetiche tan inusual y específico ejerce presión a la hora del cortejo. Dijo que nunca ha tenido más de dos citas con ninguna persona que hubiera conocido específicamente a través de su interés común en la lactancia."Me he dado cuenta que es un desastre absoluto", comentó. "Hay tanta expectativa y presión que nunca me ha funcionado. Es tan raro encontrar a alguien que esté interesada en esto, que vas a hacer todo lo posible para hacer que funcione, y simplemente no lo hace".La vida con un fetiche por la leche es sin duda mucho más difícil para Laura*. Es una lesbiana poliamorosa y una estudiante universitaria que vive en lo que describe como una parte muy rural de los Apalaches. Como ella dice, "de por sí me es difícil conseguir citas". Sin embargo, existe un obstáculo adicional gracias a su interés por la lactancia materna, del cual ha sido consciente la mayor parte de su vida, según contó a VICE.A diferencia de Eli, no tuvo el lujo de salir con alguien que estuviera lactando. Le pareció que sólo tendría que esperar a tener un hijo y que cualquiera que saliera con una mujer lactante sentiría curiosidad por probar el sabor de la leche y las cosas se darían a partir de eso. "Muchas veces el bebé de una pareja está dormido, y la persona dice, 'mis senos están hinchados, necesito que alguien me ayude'", explicó. "Así que el compañero se suele ofrecer".
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"Era aterrador esperar algo que sabía que era ilegal, y que me metería en problemas por haberlo ordenado", me dijo. "pero el precio al por mayor era de 1,136 pesos (60 dólares) por 300 pastillas en algunos sitios web. Parecía una oferta demasiado buena para dejarla pasar".Usó cardo lechero, puso aceite de linaza en su pecho, y comió mucha avena para ayudar con su producción y compró una bomba de 1,893 pesos (100 dólares) en línea para iniciar la operación. Todo esto le ocupó una buena parte de su tiempo, y era necesario que trabajara activamente en esto durante unos 20 minutos cada cuatro horas.Pero cuando abordó el tema con su pareja, su reacción fue moderada. No necesariamente negativa, pero tampoco muy entusiasta. "Trató de amamantarme un par de veces, pero al final del día, me di cuenta de que no estaba interesada, y yo no iba a llevarlo más lejos", dijo Laura.
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