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Me alejé perturbado por la grotesca imagen. Tenía la extraña sensación de que no era la primera vez que la veía. ¿Dónde había escuchado antes algo similar? Te muerde y te caga. Rumié mentalmente un poco al respecto, pero pronto el sol inclemente me hizo olvidar todo menos el deseo imperioso de un agua de guanábana.No fue hasta unos días después que el asunto recobró importancia. En la ventana de una clínica de Puerto Ángel descubrí un cartel desgastado de la secretaría de salud y de golpe todas las piezas del rompecabezas encontraron su lugar. La superficie lustrosa mostraba tres fotografías de insectos similares al retratado en el graffiti que hubiera visto en Pochutla, acompañadas por la frase: "Zona de Chagas, extreme sus precauciones". En ese momento caí en cuenta de que me había equivocado en mi lectura del dibujo sobre la pared, no se trataba de una cucaracha, sino de la temible e infame Chinche besucona. Hurgué un poco en mi memoria y pronto los recuerdos de la carrera de biología comenzaron a aflorar. Claro que había escuchado la historia con anterioridad. El dejá vu dejó de ser un misterio para dar paso a la certidumbre, aquella pieza de arte callejero hacía alusión a la enfermedad infecciosa tropical conocida como "Mal de Chagas, la muerte silenciosa".
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