Caminando rumbo a las mañanitas de la Virgen de Guadalupe

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Viajes

Caminando rumbo a las mañanitas de la Virgen de Guadalupe

Todo un sueño húmedo católico.

La repetitiva escena de pequeños grupos de peregrinos caminando con dirección hacia la Basílica de Guadalupe comenzaba a aparecer con mayor frecuencia e intensidad conforme terminaba Avenida Reforma, la noche del 11 de diciembre. La fuerzas policiacas bloqueaban éste y todos los accesos restantes a la histórica colonia de la Villa, y Toni, como si su cabeza registrara todas las rutas posibles en Google Maps, esquivaba barreras y aceleraba salvajemente mientras se agotaban los minutos restantes para nuestra cita celestial con la Virgen más venerada en el mundo.

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Al igual que la gran mayoría de los siete millones de personas que se esperan para las celebraciones de la Virgen de Guadalupe este 2011 en la Ciudad de México, entramos a la plaza de la Basílica a través de Calzada de los Misterios, hombro a hombro, medio paso a medio paso, junto a otros cientos de miles de personas que dejaron todo de lado para estar ahí y cantar las mañanitas al primer minuto de este diciembre 12. La hora de recorrido que caminamos para llegar hasta la iglesia principal, y núcleo de la fiesta, fue decorada con pantallas gigantes donde pudimos enterarnos, en tiempo real, de los expulsados en la última edición del programa de televisión La Academia y las frases favoritas del fallecido Papa Juan Pablo II, confeso devoto de la Virgen mexicana, y líder católico nacional de los últimos tiempos.

Para la velada, las autoridades locales prepararon un operativo para guiar pacíficamente a las hordas de peregrinos visitantes, que consiste básicamente en dejarnos entrar al lugar por grupos de cinco mil personas cada uno, separando cada tanto con diez metros de cuerda que subían y bajaban para dejar pasar al siguiente contingente en turno. Flotando entre empujones logramos llegar justo a tiempo para cantar las mañanitas frente al altar, y quizá aparecer por algunos segundos haciendo el ridículo en televisión nacional simulando cantar con cara de católico malcogido.

Después de la tradicional foto al huipil original donde supuestamente la imagen de la Virgen quedó plasmada, navegamos entre un apretujado río caudaloso de personas para inspeccionar los alrededores. Un denso canto gregoriano, que sonaba a todo volumen por las bocinas exteriores de la iglesia, hacía una perfecta banda sonora para la apocalíptica imagen que resulta ver a miles y miles de personas, que habían caminado o gateado desde lugares como Chalco, Puebla o San Francisco (EU), y que ahora acampaban, o dormían envueltos en sus cobijas, al aire libre, roncando sin pena, con su virgen al lado.

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Fotos por TONI FRANÇOIS