Otro vistazo al movimiento neonazi de Calgary

FYI.

This story is over 5 years old.

Viajes

Otro vistazo al movimiento neonazi de Calgary

Nuevas fotos del movimiento Neo-Nazi de Calgary.

Se ha hablado mucho sobre el reciente juicio por homicidio en el que están involucrados individuos que dicen ser ex miembros de un grupo neonazi de Calgary. Ha habido mucha especulación, confusión e indignación en torno a los supremacistas blancos y su violencia sin sentido, así como los grupos de los que formaban parte. Nuestro amigo Brett Gundlock pasó años como fotoperiodista documentando su mundo (una selección de su serie, en la que aparecen fotos de los acusados, se incluyó en nuestro número de fotografía de 2011 bajo el nombre “El movimiento”). Por eso le pedimos que compartiera con nosotros sus experiencias con ellos, así como otra selección de fotos inéditas.

Publicidad

Mi primer acercamiento a estos grupos en Calgary fue en 2007, tras su primera marcha anual del orgullo blanco. Este evento fue la introducción de Calgary a la Guardia Aria, que rápidamente se convirtió en el más notable grupo neonazi en Canadá.

El grupo comenzó cuando Kyle McKee llegó a Calgary desde Waterloo. McKee unió fuerzas con otros simpatizantes nazis para crear la Guardia Aria (the Aryan Guard). El grupo seguía “The Fourteen Words”, que ha sido el mantra adoptado por el movimiento internacional White Power: “Debemos garantizar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños blancos”.

Por lo general, los cabezas rapadas canadienses suelen mantener sus acciones en un tono conservador, y lejos del público. La Guardia Aria tomó el camino contrario con sus acciones, desde entregar flyers en contra de los inmigrantes, usar discos White Pride para reclutar a los jóvenes, y ser mucho más visibles con sus marchas públicas. McKee y sus compañeros pronto capturaron la atención de los medios, el público, racistas y no racistas por igual.

Trabajando como fotoperiodista en Calgary en ese momento, propuse un proyecto foto documental a largo plazo, en el que se examinaría sus vidas y el papel que juegan en nuestra sociedad. Nuestro primer encuentro fue un poco turbulento, pero después de explicarles mis intenciones y mostrarles algunos ejemplos de otros trabajos similares, aceptaron invitarme a su casa un viernes por la noche para tomar unas cervezas.

Publicidad

Dejando de lado las ideas extremistas de estos individuos, sus vidas son muy parecidas a las de cualquier otro en grupo demográfico. La cerveza y las mujeres están en lo más alto de sus prioridades y las peleas entre hombres son algo normal.

El Movimiento se compone principalmente de gente a un paso de terminar la adolescencia y adultos jóvenes. Estos grupos ofrecen un refugio para los jóvenes en busca de una identidad y compañía, y para individuos que vienen de un pasado con influencias racistas. Conocí a gente cuyos padres eran miembros del KKK, racistas que aún no han "salido del armario", o simplemente los rednecks de siempre. Otros fueron introducidos a esta teología en prisión, por amigos asociados con estos grupos o simplemente a través de internet. Igual que muchas subculturas extremistas, la creencia de que la sociedad en general está basada en mentiras y que reciben menos de lo que se merecen, es suficiente para llamar la atención. Una vez que alguien termina dentro de este tipo de cultura, rodeado de individuos con ideas similares, algunos de ellos ex profesores de universidad, estos “hechos” se sienten más y más verídicos. Se alejan más y más de la sociedad, a tal grado que esta nueva vida de racismo se convierte en su nueva realidad.

Una vez adentro, es difícil salir. La gravedad psicológica es muy fuerte. Sienten que es un honor pertenecer a El Movimiento. Tu lealtad es puesta a prueba constantemente, por lo general a través de la violencia.

Publicidad

Los individuos interesados son siempre bienvenidos. Siempre hay cerveza de sobra y nadie pide identificaciones a los consumidores. Algunos de los miembros más grandes cargan con un par extra de botas Doc Marten y otra camiseta para los futuros cabezas rapadas que no pueden costear el equipo.

Una de las personas más interesantes que conocí durante mi tiempo con ellos fue un adolescente que viajó en camión desde Hamilton para llegar a la marcha en Calgary de 2008. Había contactado con los tíos de Calgary por internet, hablaba con ellos por Skype después de pintarse una esvástica falsa en el cuerpo, la cual se dibujó al revés, en un intento por impresionar a sus futuros amigos.

Lo recibimos en la estación de camiones; era un adolescente callado, con el pelo alborotado, una gorra de lado, una sudadera, y una mochila de skater. Dijo que había tenido creencias racistas desde pequeño, y que quería participar en El Movimiento para poder actuar.
Después de unos días, el pelo alborotado y la vestimenta habían desaparecido, y ahora tenía la cabeza rapada y una camiseta prestada. Como un especie de reality show, su apariencia cambió drásticamente de la noche a la mañana. Estaba dentro del club.

Los siguientes dos años de su vida fueron menos románticos de lo que se imaginaba. En 2009, se emitió una orden de arresto contra él y McKee, después de que dos bombas caseras estallaran frente a la casa de Tyler Sturrup, un neonazi rival y su novia, quien había estado involucrada con la Guardia Aria.

Publicidad

Pasó los siguientes meses en prisión, antes de ser declarado inocente y puesto en libertad. McKee, quien huyó a Winnipeg, fue declarado culpable de posesión de materiales para fabricar una bomba.

Perdí contacto con él después de eso. Meses más tarde fue arrestado otra vez en Londres, Ontario, por robo a mano armada y desde entonces ha desaparecido de la vida pública, igual que muchos otros antes que él. Mientras escribo estas líneas, Tyler Sturrup y Rob Reitmeier están sentados tras las barras en una prisión en Calgary. Ambos se enfrentan a cargos de homicidio en segundo grado, tras la muerte de un hombre en Calgary. Kyle McKee está en prisión, una de las muchas veces desde que lo conozco, por asalto agravado en Edmonton. Tras su arresto, la policía emitió una orden para registrar su casa. Encontraron varias armas, incluyendo escopetas, municiones, cuchillos y machetes. Junto con dos cargos relacionados con el asalto, McKee fue acusado de 15 ofensas distintas relacionadas con las armas.

A pesar de lo que dicen algunos medios, no hay un epidemia nazi en Canadá. No me preocupa una guerra racial en las calles. ¿Por qué documentar a los nazis que tienen tan poco impacto en términos generales? El hecho de que estas ideologías aún existan es una perspectiva interesante sobre el nivel de aceptación actual en mi respetuoso país. Siento que cualquier diálogo y educación en torno a estas creencias es algo positivo. En especial considerando el número de actos de violencia aleatoria que han sido relacionados con estos tíos desde que la gente conoció su existencia. Para ver más trabajos de Brett Gundlock, visita su página web.

Publicidad

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock

Brett Gundlock