Hablamos con Adam Driver sobre 'Paterson', su nueva película

Antes de reunirme con Adam Driver, decido desde el principio que no voy a mencionar Star Wars mientras pueda evitarlo. De cierta manera, me facilita las cosas saber que no voy a ponerlo en una posición incómoda y seguramente aburrida, donde tenga que recitar como perico el discurso de confidencialidad que debe haber repetido en cada entrevista desde que fue contratado como el villano Kylo Ren en The Force Awakens.

El problema es que hablar de su nueva película —Paterson, dirigida por Jim Jarmusch— presenta otro problema. ¿Cómo hablar de una película en la que no pasa nada?

"Me encanta eso del filme", dice cuando le pregunto. "Me gustó lo que Jim estaba buscando hacer, que era una especie de antídoto contra las películas de acción".

Esto no es una crítica, pero para un actor que se asocia principalmente a la constante flexión emocional de la serie Girls de Lena Dunham, al pseudo-artista de Brooklyn en While We're Young, o al melodrama cósmico de Star Wars, verlo actuar en Paterson es aleccionador. En el papel titular, interpreta a un conductor de autobús que escribe poesía observacional entre sus turnos por una ciudad de Nueva Jersey; una ciudad que también se llama Paterson, por cierto. Vive en una casa modesta con su novia, se apega a rutinas estrictas y ascéticas: levantarse temprano, trabajar, pasear al bulldog inglés de la pareja, beber cerveza en su bar local.

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"Fue un gran personaje para encarnar durante un par de meses. Sólo para poder escuchar: en realidad esa es su acción principal, escuchar", comenta.

¿Piensa alguna vez en un universo anterior a Star Wars, donde no estaba sujeto a una audiencia tan global? "¡Todo el tiempo!", espetó de inmediato. "Es parte de mi trabajo —por polémico que parezca— ser invisible, ser un espía, observar, vivir la vida, tener fracasos, hacer las cosas mal, tener experiencias". Cuando la gente te mira de repente, no puedes evitar sentirte consciente de ti mismo, y tienes que luchar para estar en tu propio mundo. Entonces tampoco dejarás que entre nada del mundo que te rodea, es desafiante.

El Paterson de Driver está muy apegado al mundo real. Es un varón estadounidense de clase trabajadora, y definitivamente no parece un poeta. También hay una alusión al servicio militar previo del personaje. Para Driver, quien sirvió en el Cuerpo de Marines durante tres años, esto tiene una obvia resonancia personal, pero se vuelve aún más pertinente gracias a las Artes en las Fuerzas Armadas, una organización sin fines de lucro que fundó con el fin de proporcionar entretenimiento e impulsar conversaciones entre militares y civiles a través de las artes. La organización pasa la mayor parte de su tiempo montando presentaciones de monólogos estadounidenses contemporáneos con los que una audiencia de veteranos —que puede disfrutar de ellos gratuitamente— probablemente se identificará.

"Ves una foto al principio que muestra a Paterson con un uniforme militar, pero luego no se vuelve a mencionar de nuevo, no es algo que lo defina", explica Driver. "Él maneja un autobús, es un poeta, pero nada de esto lo define. Es más o menos lo que tratamos de hacer con nuestro proyecto. Hay una brecha muy amplia en este momento —en la división militar y civil— en Estados Unidos, mucho mayor que en cualquier otro momento de nuestra historia, porque menos del 1 por ciento de nuestra población está enlistada".

El objetivo de las Artes en las Fuerzas Armadas es tratar de acortar esta brecha al acabar con los estereotipos de que los veteranos pueden ser "agresivos" o estar enfermos con el trastorno de estrés postraumático. "El malentendido de los civiles sobre la cultura militar es muy extenso", señala Driver. "Sus intereses son amplios, hay una gama diversa de edades y razas. ¿Por qué generalizar una cultura y declarar que ciertas cosas no resonarán con ellas?"

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Paterson también ofrece un grato recordatorio de que Estados Unidos es a la vez un lugar de hechos intrascendentes e interacciones humanas fugaces, y la visión de revueltas y agitación constante que ahora estamos acostumbrados a ver en las noticias. Driver es reticente a aplicar una gran lectura sociopolítica de la película, como si se mostrara reacio a manchar su inocencia, así que desvía cualquier pregunta acerca de su significado más amplio hacia el director: "Creo que es una pregunta para Jim", dice una y otra vez. "No recuerdo que eso sea parte de la conversación".

Dicho esto, para Driver, la ubicación de la película es tan importante como cualquier actor que sale en ésta. Para ser una ciudad aparentemente ordinaria en el noreste de Estados Unidos, ha producido un número de figuras notables: desde Lou Costello y Alexander Hamilton, hasta Fetty Wap. "Estábamos interesados en mostrar la rica y extraña historia de Paterson en lugar de un comentario más amplio sobre Estados Unidos", revela. "Es un lugar al que muchas personas emigraron debido al comercio de la seda, pero es extraño cómo todos estos personajes culturales provienen de la misma ciudad pequeña. Parece algo aleatorio en el gran esquema de los estados".

Pero la película se siente menos como "algo aleatorio" y más como una interpretación poco convencional del sueño americano. Paterson no se trata de hallazgos fortuitos ni construcciones de mitos, simplemente sirve como prueba de que Estados Unidos es un país donde habitan todas las cosas y todas las personas, buenas y malas. Un lugar donde todo —o en este caso, casi nada— puede suceder.

Driver dice que aceptó la película sin leer el guión, sólo para poder trabajar con Jim Jarmusch: "Él crea el ambiente ideal para trabajar, es muy centrado, pero al mismo tiempo le gusta jugar". Después de haber trabajado con los Hermanos Coen en Inside Llewyn Davis, Driver seguramente está viviendo el sueño de la mayoría de los actores de trabajar con directores importantes; una lista que va a crecer con su siguiente película, Silence, dirigida por Martin Scorsese.

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Silence se basa en la novela del mismo nombre sobre misioneros en el Japón del siglo 17, y ha sido un proyecto de casi tres décadas. "Podría ser una dictadura, en vista de todos los logros que ha conseguido en su carrera, pero no lo es", cuenta Driver. "Scorsese ha estado planeando hacer esta película durante 28 años, así que podrías pensar que tiene todo planeado, pero ocurre lo contrario: ha encontrado cómo solucionar ciertas cosas, por supuesto, y conoce bien el material, pero está completamente dispuesto a dejar todo de lado al momento para implementar una mejor idea".

Antes de partir, le pregunto a Driver si está llegando al punto de tener la rutina soñada de muchos actores: alternar entre proyectos de estudios con gran presupuesto y de estudios pequeños e independientes. "Mi único objetivo es trabajar con directores realmente grandes", concluye. "Si un director estupendo está haciendo algo verdaderamente interesante que resulta ser una película de estudio, es genial, si se trata de una película sin dinero, donde tengamos que llevar nuestra propia ropa al set, es igual de bueno".

Parece que Driver funciona en realidad de esta manera. Ya sea que interprete a un chofer de autobús que es poeta, o al nieto de Darth Vader, habla con el mismo entusiasmo desconcertante acerca de cada papel, como si estuviera agradecido pero un poco confundido de que lo hubieran llamado en primer lugar. "Es un trabajo extraño", se encoge de hombros.