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Drogas

Regular no sólo es posible, sino necesario: Comisión Global de Política de Drogas

Estas son las siete recomendaciones para un control responsable de las drogas, presentadas este lunes en la Ciudad de México.
Foto por José Luis Martínez Limón.

En un auditorio en el centro de la Ciudad de México, un consejo de expertos de todos los continentes convocó a una reunión para exponer los resultados de sus investigaciones. Entre los consejeros miembros de esta Comisión Global de Política de Drogas se encontraban algunos antiguos jefes de estado como el expresidente mexicano Ernesto Zedillo, la expresidente suiza Ruth Dreifuss, el expresidente colombiano César Gaviria, el expresidente de Nigeria Olusegun Obasanjo y la exprimer ministra de Nueva Zelanda Helen Clarke, entre otros. Uno por uno, tomaron el podio para exponer sus experiencias y sus conocimientos en temas específicos, desde economía a reparación de daños. El mensaje era claro: el manejo de las drogas debe pasar de los cárteles del narcotráfico a manos del Estado.

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La Comisión escogió la Ciudad de México para presentar su informe de 2018 sobre Regulación, El Control Responsable de las Drogas, que tiene como fin demostrar, en palabras de Ruth Dreifuss, que “la regulación de las drogas actualmente ilegales no sólo es posible, sino que es necesaria”.

El informe analiza detalladamente la situación actual de las drogas en el marco de la prohibición, deteniéndose en cada aspecto de la cadena de producción —desde los agricultores hasta la fiscalización— y se centra en cuatro aspectos centrales para la regulación de las sustancias que actualmente son ilícitas: cómo puede una regulación poner las drogas bajo control; los retos de implementar una regulación; la regulación puede desempoderar al crimen organizado; modernizando el sistema internacional de fiscalización de drogas.

César Gaviria durante la presentación del Informe de 2018 sobre El Control Responsable de las Drogas en la Ciudad de México. Foto por @fixzion.

Un día después de que este grupo de expertos presentara los resultados de sus investigaciones, durante la UNGAS, el presidente estadunidense Donald Trump presentó un acuerdo firmado por 130 países en el que se reitera el compromiso a combatir las drogas. De acuerdo con la investigadora del Drug Policy Alliance, Hannah Hetzer, en este documento no se menciona la reducción de daños, y tampoco se pone énfasis en el respeto a los derechos humanos.

En contraste, las recomendaciones hechas por la Comisión, buscan poner al centro los derechos humanos y tienen como base la idea de que cada país vive un contexto diferente, y por lo tanto las acciones a tomar en cada lugar son distintas.

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Estas son las siete recomendaciones hechas por la Comisión Global de Política de Drogas para transitar hacia un control responsable de las drogas.

1. Las drogas actualmente prohibidas deben ser reguladas.

El proceso de regulación legal debe ser cauteloso, gradual e informado en evidencia, guiado en todo momento por los principios de protección y promoción de los derechos humanos, la salud pública, el desarrollo sostenible, la paz y la seguridad. El desarrollo y la implementación de la regulación deberían involucrar a expertos clave de la sociedad civil y a las comunidades más afectadas por los enfoques punitivos, incluidas las personas que usan drogas, los jóvenes y los actores de pequeña escala en el mercado ilegal.

2. Quienes formulan las políticas deben buscar evidencia sobre la regulación legal de las drogas y deben abrir procesos participativos locales y nacionales para determinar las reformas.

Los gobiernos nacionales y locales tienen la responsabilidad de recopilar evidencia, analizar y contrastar las dimensiones sociales, económicas y ambientales de la prohibición y la regulación, respectivamente.

3. Los Estados deberían considerar experimentar con la regulación incremental de drogas de menor potencia.

Se podría dar prioridad a la regulación legal de las drogas con la mayor prevalencia de uso en un contexto nacional; o a drogas de origen vegetal como el cannabis, la hoja de coca o el opio, u otras sustancias que tuvieron algún tipo de uso histórico o tradicional, o que son parte de un patrimonio cultural.

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4. Las legislaciones no deben dejar atrás a las personas y las comunidades más afectadas por la prohibición cuando regulan legalmente los mercados de drogas.

Se debe dar prioridad, en cualquier transición hacia la producción, el comercio y la distribución regulados de drogas, a los intereses de las personas y comunidades dedicadas a actividades ilegales no violentas debido a la pobreza, la marginación o la falta de oportunidades, y a aquellas personas que fueron más negativamente impactadas por los actuales esfuerzos punitivos de aplicación de la ley sobre drogas.

5. Los Estados deben maximizar las oportunidades de desarrollo que ofrece la regulación de los mercados de drogas.

Esto significa redistribuir los recursos para mitigar los cambios previstos en la actividad del crimen organizado. Los gobiernos deben desplegar mecanismos institucionales contra el lavado de dinero, la corrupción y la delincuencia transnacional, como parte de esfuerzos más amplios para fortalecer el estado de derecho, reformar las prácticas de aplicación de la ley y desarrollar la capacidad institucional.

6. Los Estados Miembros de las Naciones Unidas deberían considerar urgentemente las diferentes opciones para modernizar el régimen internacional de fiscalización de drogas a fin de satisfacer las necesidades actuales de todos las partes interesados y afectados en la política de drogas.

Los Estados Miembros, la sociedad civil y la comunidad científica deberían iniciar diálogos formales e informales en foros multilaterales clave para trazar un camino hacia las reformas y acercar el mundo a la meta de las convenciones sobre drogas de proteger la “salud y el bienestar de la humanidad”. Para que el marco internacional de control de drogas sea eficiente, debe alejarse del paradigma represivo actual y reflejar mejor el enfoque emergente en la salud, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.

7. El Secretario General de las Naciones Unidas debería encabezar la reforma de la gobernanza del régimen internacional de fiscalización de drogas.

Dicha reforma debería apuntar a utilizar de manera más efectiva los mecanismos internacionales existentes para proteger los derechos humanos y la salud pública, promover el desarrollo sostenible y abordar eficazmente la corrupción, el lavado de dinero y el crimen organizado.

Consulta la página del Consejo Global de Política de Drogas aquí para revisar el reporte completo.