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Cultură

Matar con popó: una historia de la caca como arma

Alguien me comentó alguna vez que quería congelar su popó y apuñalarme con él. He escuchado que la gente ha usado dientes, orina, puños, pies, penes y cabezas como armas, ¿por qué no usar popó?

El otro día estaba pensando en un comentario que pusieron en un artículo que publiqué hace tiempo en VICE. No recuerdo las palabras exactas, pero el punto es que el güey quería dejar una de sus popós afuera de su casa durante toda la noche para que se congelara y luego usarla como cuchillo para matarme.

Esto me puso a pensar en si alguna vez alguien habrá intentado asesinar a alguien con popó. Seguro sí, ¿no? Digo, todos nos enojamos y tomamos lo que tengamos a la mano, y resulta ser que la caca es básicamente un arma escondida que siempre llevamos. Sin embargo, nunca antes había escuchado de que alguien la hubiera usado como arma. He escuchado que la gente ha usado dientes, chichis, puños, rodillas, pies, penes, codos y cabezas como armas, ¿pero por qué no su popó?

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Decidí investigar un poco y resulta que tenía razón. Sí se ha intentado matar con popó. Lo que sigue es una historia cronológica (seguramente incompleta) de la caca como arma.

LA POPÓ COMO UN ARMA QUÍMICA TEMPRANA

A pesar de que eventualmente la gente se dio cuenta de que la causa de las epidemias es la caca y otros fluidos corporales, ha habido varias instancias en las que la gente ha usado la popó como una especie de arma biológica primitiva.

El primer ejemplo que encontré fue el de los escitas, un pueblo nómada eurasiático que vivió desde el siglo nueve antes de nuestra era hasta el siglo 4 d.C. Una de sus especialidades de guerra era el uso de flechas envenenadas, las cuales, según el libro Greek Fire, Poison Arrows, and Scorpion Bombs: Biological and Chemical Warfare in the Ancient World (Fuego griego, flechas envenenadas y bombas de escorpión: la guerra química y biológica en el mundo antiguo), eran sumergidas en una mezcla de veneno de víbora, cadáveres de serpientes, sangre humana y popó. Si las flechas lastimaban a una persona, podían causar gangrena y tétanos (debido a la sangre y a la caca), así como otras infecciones provenientes de las víboras. "Incluso la gente que no era herida por los proyectiles envenenados sufrían por el terrible olor", señaló Strabo, un geógrafo griego.

Poco tiempo después, durante la Edad Media, las heces de las víctimas de la plaga bubónica eran catapultadas hacia los castillos para infectar a aquellos en el interior.

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En la China del siglo doce se usó una versión un poco más avanzada de la caca catapultada, según el libro Siege Weapons of the Far East (1): 612-1300 (Armas de asedio del lejano oriente: 612-1300 d.C.), de Stephen Turnbull. El arma, que el autor llama "una bomba lanzaexcremento", fue una especie de dispositivo explosivo hecho con hilo de cáñamo y relleno de pólvora, excremento humano y veneno, con una mecha que era encendida antes de ser lanzado al enemigo.

Esta tradición de la gente que no tiene armas a la mano y usa su mierda como una sustancia para humillar e infectar sigue llevándose a cabo hasta hoy en día. El año pasado, el LA Times dijo que el número de ocasiones en que los prisioneros de la Cárcel Central de Hombres de Los Ángeles lanzan sus cerotes y otros fluidos corporales a los oficiales ha incrementado cinco veces. "Los presos suelen mezclar sus desechos con mermelada para que se adhieran más fácil a su objetivo", apuntó el periódico. "La salsa picante Tapatío logran hacer una buena mezcla. Los cartones de leche se usan como contenedores y a veces como lanzamisiles para lanzar la sustancia a través de una pequeña abertura".

PARÍS, PRINCIPIOS DE LOS AÑOS CUARENTA: ATOMIZADOR MILITAR DE MIERDA

Who Me era un arma secreta desarrollada por la Oficina de Servicios Estratégicos (una agencia de inteligencia estadunidense extinta) durante la Segunda Guerra Mundial.

Aunque el arma en realidad no contenía heces, Who Me estaba inspirada en la popó humana, y es por eso que la incluyo aquí. El arma era un químico apestoso que se enviaba a los miembros de la Resistencia francesa en forma de atomizadores pequeños.

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El objetivo del artefacto era ser rociado a los oficiales alemanes para humillarlos frente a sus colegas, ya que olerían como si no pudieran controlar sus esfínteres. "Imagina el peor contenedor de basura dejado durante mucho tiempo bajo el sol del verano más caluroso y eso te dará una probadita de lo que era el Who Me", dijo Pam Dalton, una psicóloga cognitiva, al New Scientist en 2001.

Who Me resultó ser un fracaso, ya que era imposible impregnar a alguien con un químico tan apestoso sin impregnarse a uno mismo a la hora de atomizarlo.

No es claro si el arma se usó alguna vez en combate. Pero si lo fue, imagino que sus víctimas no sufrieron tanto por haber llevado una vida nazi.

NORTE DE CANADÁ, AÑOS CINCUENTA: EL CUCHILLO DE POPÓ DE LOS INUITS

Hasta donde pude ver, hay sólo un caso documentado de alguien que usó un cuchillo hecho de mierda congelada como el que el güey que comentó mi artículo quería usar para matarme.

Wade Davis, un antropólogo y etnógrafo de Vancouver, ha contado varias veces la historia de un viejo inuit que hizo un cuchillo de su popó congelada para escapar del gobierno canadiense.

Wade dice que fue una familia que conoció en Arctic Bay, una comunidad inuit en el norte de Canadá, la que le contó la historia.

En los años cincuenta, el gobierno canadiense obligó a los inuits a que se instalaran en la zona alta del Ártico. La familia de Arctic Bay alegaba que su abuelo no quería ser reubicado y entonces decidió desafiar las órdenes del gobierno y quedarse donde estaba.

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La familia, temerosa de las repercusiones que el abuelo podría enfrentar si se negaba a cooperar con el plan de reubicación, se llevó las herramientas del hombre y lo dejó en su iglú con nada más que dos perros. Según la historia, lo hicieron para que el hombre sintiera que no tenía otra opción más que seguirlos hacia el norte.

"Deben entender", explicó Wade en un programa de 2007, "que los inuits no tienen miedo del frío; más bien, se benefician de él".

"Lo que hizo fue salir, bajarse el pantalón de piel de foca y defecar en su mano. Y mientras las heces empezaban a congelarse, les dio forma de cuchillo", añadió Wade.

Una vez que el cuchillo de mierda estaba listo, se dice que el hombre mató con él a un perro. Después, según la serie televisiva Canada: A People's History, desolló al perro, usó su piel para hacer un abrigo, sus costillas para hacer un trineo e hizo un arnés con sus entrañas.

Tras haberse alimentado a sí mismo y al perro restante con un poco de carne del perro muerto, el hombre le puso al perro vivo el arnés de entrañas, colocó el cuchillo de popó en su cinturón y se deslizó en el trineo hacia la oscuridad de la noche.

VIETNAM, AÑOS SESENTA: ESTACAS PUNJI

Durante la Guerra de Vietnam, el Viet Cong usó una arma simple, pero efectiva (y asquerosa) conocida como estacas punji.

Las punji se hacían con palos de bambú afilados que sumergían en excrementos humanos (o a veces en veneno de plantas o animales). Las lanzas llenas de caca solían ponerse en el suelo y estaban cubiertas con hojas o estaban encima de una trampilla y se esperaba que el enemigo cayera en ellas. Las estacas no siempre mataban a la gente que caía sobre ellas, pero imagino que no era nada divertido que se te clavaran.

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RUSIA, 2009: CAÑÓN DE POPÓ

Aleksandr Georgievich Semenov, un inventor ruso con unas 200 patentes a su nombre, presentó una más en 2009 llamada "Método de eliminación de residuos biológicos del compartimiento sellado de blindados militares y dispositivo para su implementación".

Esto, en términos no patentes, quiere decir un dispositivo que permite que los tanques disparen excremento humano.

La idea es que, cuando un soldado dentro del tanque tenga ganas de cagar, lo hagan en una especie de casquillo que tiene el espacio suficiente para contener tanto su caca como una carga explosiva. Éste entonces se coloca en el cañón del tanque y es disparado al enemigo para llenarlo de mierda.

Esto resulta práctico por dos razones: en primera, sacaría los desperdicios humanos del tanque, el cual es un espacio cerrado que los soldados deben compartir durante mucho tiempo. En segunda, cubriría a su enemigo y a los alrededores con caca, lo que el inventor dijo tener "efectos psicológicos y políticos en los militares".

Foto de intravenosa vía Wikimedia Commons

ARIZONA, 2014: INTRAVENOSA DE MIERDA

El año pasado, la ex enfermera de 65 años Rosemary Vogel, de Chandler, Arizona, fue acusada de intento de asesinato en primer grado tras haber inyectado materia fecal en la intravenosa de su esposo.

Su esposo, Philip, se estaba recuperando de una cirugía de corazón en el Hospital Regional de Chandler cuando las enfermeras escucharon la alarma de su intravenosa que indicaba un problema. Cuando entraron al cuarto encontraron a Rosemary jugueteando con la vía intravenosa. Al inspeccionarla encontraron una sustancia café en ella. Después de analizarla en el laboratorio, resultó ser caca.

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Cuando Rosemary fue a la corte, su esposo llegó a defenderla. "Esa mañana tuvo una crisis psicológica", testificó. "Estaba fuera de sí". Rosemary, quien no recordaba el incidente, se declaró culpable.

El juez dijo que creía que Rosemary había tenido un colapso mental aquel día y fue bueno con ella: la sentenció a pasar todos los fines de semana en la cárcel durante un año.

Ésta no fue la primera vez que a alguien se le acusara de inyectar heces vía intravenosa. En 2005, Stephanie McMullen de Wilmington, Delaware (quien extrañamente también era enfermera) fue acusada de hacérselo a su hijo de dos años. En los años noventa, Kathy Bush fue arrestada por enfermar a su hija intencionalmente al poner popó en su intravenosa. El año pasado, una mujer en Virginia Occidental fue grabada haciéndole lo mismo a su hijo de nueve años.

En años recientes también ha habido otros intentos de usar la popó como veneno. En los años ochenta se descubrió que un brote de un parásito intestinal en Edimburgo era causa de que alguien pusiera caca infectada en el tinaco de un edificio a propósito. En 2012, una adolescente californiana envenenó a su madre al poner caca de perro e insecticida en su comida. La mamá sobrevivió.

Esto es todo lo que pude encontrar sobre gente que usa caca como herramienta para lastimar a otro ser vivo. Espero que leer esto haya sido un buen uso de tu tiempo.

Sigue a Jamie Lee Curtis Taete en Twitter.