Suicidio y depresión en estudiantes y residentes de Medicina en México

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Salud Mental

Suicidio y depresión en estudiantes y residentes de Medicina en México

De acuerdo con un estudio de la UNAM, el 12 por ciento de los participantes ha intentado quitarse la vida al menos una vez, es decir, uno de cada diez aproximadamente.

Hugo de repente reaccionó y le gritó a su pareja: "¡Quítate de encima, estúpido!" Mientras la temperatura de su sangre disipaba el vino mezclado con los antidepresivos que le había recetado su psiquiatra. Era una noche de viernes en noviembre de 2016.

"¡Estás loco, loco en verdad!", respondió Beto, un hombre de 27 años, gastrónomo de profesión. Llevaban viviendo como pareja cuatro meses sin problemas hasta esa noche. Entonces Beto golpeó en la cara a Hugo, quien salió de la habitación. Después sintió un jalón en su brazo izquierdo: Beto ofrecía disculpas hasta que sintió el vidrio de un vaso en la cabeza.

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Se invirtieron los papeles. Ahora Hugo ofrecía disculpas. Suplicaba. Rogaba que Beto no se marchara, pero éste ya hacía la maleta para quedarse con una amiga e ir al hospital a que le cosieran.

Hugo, de 26 años y que concluyó su Licenciatura como Médico Cirujano en la Ciudad de México, estaba intoxicado y con guardia de 36 horas en el hospital a la mañana siguiente, y así cada tercer día, más la jornada laboral habitual.

Sólo soportó cinco noches.

Hugo ya había hablado con su psiquiatra sobre su estado de ánimo, pero no tuvo la confianza de comunicarlo a sus superiores. Pasó el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) en su primer intento contra más de 23 mil aspirantes, compitiendo por las cinco mil plazas disponibles, aproximadamente. Cuenta que en la semana su desempeño profesional fue torpe en temas que ya dominaba: "Me regañaron por errores que había cometido, mi atención estaba alterada, mi estado de ánimo, no tenía ganas de trabajar…"

Terminando la jornada del jueves, "…un gran compañero de la residencia me hizo el favor de ofrecer aventón a mi casa. Recuerdo que había mucho tráfico y que en la conversación que tuvimos invitaba a que pensara bien las cosas, pues valía mucho la pena vivir, que yo era una persona brillante, que era un excelente residente, que podía llegar a superarme…. ", pero con otra guardia al día siguiente, permaneció en silencio.

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Hugo afirma que escuchaba a su compañero, pero no retenía nada. "Lo único que pensaba era ya quiero llegar a mi casa para suicidarme, ya quiero llegar a mi casa para suicidarme". Una vez en casa, y en un intento desesperado por encontrar alguna estabilidad, decidió escribirle a Beto porque "quería decirle que lo extrañaba, que me hacía falta, que necesitaba de su apoyo, pero su respuesta no fue la esperada…" Tras una pausa larga, concluye: "yo creo que eso fue lo que terminó por detonar las cosas."

Solo en casa de sus padres, se dirigió, con toda tranquilidad y conocimientos en medicina, hacia la cocina para mezclar medicamentos de uso cotidiano y así ir a dormir para no despertar. "No recuerdo bien la dosis, pero sabía que era suficiente".

Breve contextualización en México y en el Mundo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al suicidio como un acto deliberadamente iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal. Con tal principio, la OMS informa que más de 800 mil personas se suicidan al año en todo el mundo, representando una muerte cada 40 segundos, superando la mortalidad total causada por guerras y homicidios. Además, es la segunda causa de defunción en personas entre 15 y 29 años.

En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informa que del año 2000 al 2014 la tasa porcentual de suicidio se elevó casi 2 por ciento, puntualizando que el 40.2 por ciento de los suicidios en 2014 fueron llevados a cabo por personas entre 15 y 29 años de edad. En una diferenciación de sexos, 80.2 por ciento fueron por hombres, en contraste con el 19.8 correspondiente a las mujeres.

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El suicidio se consideró la decimoquinta causa de muerte a nivel nacional en 2014, con un total de 6,337 reportados. Este es sólo el número de los que sí se denuncian o son registrados como tal, por lo que habría que preguntarse qué hay con todos y todas aquellas que lo intentan, pero no lo concretan; una cifra complicada de calcular acertadamente. Dentro del mismo reporte se menciona que más de la mitad de los suicidios en México son consumados por personas con trastornos depresivos, y cerca de uno de cada cuatro casos de suicidio se asocia con el alcoholismo.

Aunque no de manera tan directa como la depresión, también hay una seria correlación con trastornos de ansiedad, diagnóstico de esquizofrenia, o trastornos asociados con trauma y estresores (como el trastorno de estrés postraumático).

¿Realmente son más vulnerables los profesionales dedicados a la salud?

El Diario Americano de Psiquiatría (2004) indica que un número de 300 a 400 médicos se quitan la vida cada año, es decir, cerca de uno al día. El artículo señala que el riesgo de suicido en hombres médicos es 40 por ciento mayor a hombres en general; más alarmante aún, el riesgo aumenta casi 130 por ciento en mujeres médicas contra mujeres en general. Si bien no parece haber información actualizada disponible sobre la cifra de médicos que se quitan la vida al año, en Australia el reporte de Beyond Blue (2013) confirmó que las mujeres dentro del ámbito médico están en mayor riesgo al mostrar mayores índices en diagnósticos de ansiedad, depresión e intento de suicido que sus compañeros hombres. En otro estudio de la Revista Médica de Malasia (2015) para predecir suicidio en estudiantes de medicina de una universidad pública, encontró que el 7 por ciento de los participantes estaba en riesgo.

Asimismo, una investigación publicada en el Diario de la Asociación de Colegios Médicos Americanos (2014) indicó que el desgaste emocional en estudiantes de medicina y residentes aumenta en más del 10 por ciento en comparación con la población general de la misma edad (22-32). De la misma forma, el índice de síndrome de burnout (agotamiento) aumenta del 15 al 29 por ciento, dependiendo si los afectados se encuentran en la licenciatura o en la residencia de especialidad, respectivamente.

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La Asociación Latinoamericana de Profesores en Medicina Familiar (2016) indica que existe una gran cantidad de casos de síndrome de burnout en los estudiantes de medicina y residentes de especialidad en México. Con una incidencia del 25 al 60 por ciento, también existen estadísticas que afirman que las mujeres médicos tienen un 60 por ciento mayor de probabilidad de presentar signos y síntomas que los hombres.

Una publicación en la Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social (2015) confirma el malestar generado por estudiar una residencia médica. Sin embargo desconoce relación entre dicha actividad y el desarrollo de un trastorno mental, mucho menos con intentos de suicidio. Hace referencia a que los internos con antecedentes de algún padecimiento mental serán quienes desarrollen mayores signos y síntomas de ansiedad y depresión.

En el Diario Internacional de Educación Médica (2014) por parte de la Universidad de Wuhan en China, se buscaron signos de depresión e ideación suicida en estudiantes de medicina. Los resultados indicaron que el 64 por ciento de los entrevistados mostraron señales considerables de depresión, de los cuales el 28 por ciento mostraron ideación suicida. A la vez lo respalda un estudio publicado por el Diario de la Asociación Médica Americana (2016), indicando la prevalencia de depresión y síntomas de depresión en un 27.2 por ciento de los participantes, y de 11.1 por ciento de ideación suicida. La diferencia porcentual sugiere que las características culturales tienen un impacto considerable en el individuo.

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Con una clara problemática dentro del sistema de salud y el medio intrahospitalario, y en colaboración con la doctora Carolina Santillán Torres Torija, supervisora académica de la estrategia Crisis, Emergencias y Atención al Suicidio (CREAS) del Centro de Apoyo y Orientación para Estudiantes (CAOPE) de la Universidad Nacional Autónoma de México - FES Iztacala, se han recabado datos estadísticos en torno al suicidio en los y las estudiantes universitarios.

De acuerdo a los avances de la investigación, recientemente presentados en el Congreso Anual de la British Psychological Society, en Nottingham, Reino Unido, y en el 50vo. Congreso de la Latin American Studies Association en Nueva York, se ha encontrado que 12 por ciento de los participantes ha intentado quitarse la vida al menos una vez, es decir, uno de cada diez aproximadamente. Además, aquellos estudiantes con orientación homosexual o bisexual presentan mayores índices de intento suicida elevándose a un 37 por ciento, tal y como en el caso de Hugo, a diferencia del 11 por ciento en personas con preferencias heterosexuales.

Agrega que existen algunas variables asociadas con los intentos de suicidio en estudiantes de medicina, entre las que destacan las siguientes: las altas expectativas y presión por parte de los familiares; bajo ingreso económico de la familia del estudiante; ser el hijo o hija mayor de la familia; el contacto con la realidad del Sistema de Salud Pública de México durante la edad en la que normalmente se presenta el primer episodio de un trastorno mental; conocimiento del uso de fármacos y otras sustancias; falta de sueño adecuado; abuso de alcohol como 'automedicación' para lidiar con la ansiedad y depresión que puede generar el contacto directo con la muerte; el 'bullying' dentro de las instituciones de salud relacionado a la toma de decisiones equivocadas con pacientes; negación y falta de consciencia de enfermedad mental por parte de líderes académicos y estudiantes; y la carrera de medicina como un evento altamente estresante por sí misma. Además, es más probable que una persona con antecedentes de intento de suicidio vuelva a intentar quitarse la vida, antes de que una persona que nunca lo ha intentado lo haga por primera vez.

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La especialista concluye que "el objetivo es conscientizar, informar y capacitar a profesionales de la salud mental e interesados, para lograr identificar conductas de riesgo en torno al suicidio. Y no sólo eso, sino también lograr una colaboración interdisciplinaria con las jefaturas de cada facultad e involucrarlos en planes de prevención. Sin embargo, la principal lucha es contra el estigma arraigado en los temas de salud y enfermedad mental".

¿Qué sigue tras un intento de suicidio?

Hugo, quien fue diagnosticado con un trastorno depresivo mayor con trastorno generalizado de ansiedad y epilepsia del lóbulo frontal, sin antecedentes previos de enfermedad mental, fue encontrado por sus padres poco tiempo después de intentar quitarse la vida. Salió del hospital psiquiátrico días antes de Navidad, gracias a su apego al tratamiento y manifestar que su vida ya no estaba en riesgo. Fueron cerca de cuatro semanas donde el objetivo era estabilizarse, y comenzar a trabajar lo sucedido.

Sesiones de grupo e individuales, y talleres de arte amenizaban el ambiente. "Lo más difícil fue reconocer que necesitaba más ayuda de la que pensé. No fue fácil estar ahí adentro. Conocí personas con historias diferentes y similares a la mía, lo cual me ha hecho reflexionar sobre mis prioridades en la vida".

Además de continuar con su medicación, desde enero asiste a psicoterapia cognitivo-conductual, con lo que ha progresado de manera satisfactoria. Aunque en un principio le costó trabajo retomar confianza en su vida profesional, pues la idea de perder su empleo debido a un internamiento de tal naturaleza le resultaba muy estresante, pero ha sido respaldado hasta la fecha. Algo muy importante para él ha sido el involucramiento y apoyo de su familia.

Menos de siete meses después de estar a un paso de la muerte, hay un cambio notable en Hugo, quien goza de una vida funcional tanto profesional como personalmente.

"Me he dado cuenta de muchas ideas que ni siquiera sabía que tenía, y el aprender a soltarlas me está permitiendo caminar con mayor seguridad y libertad", me dijo. "En un principio estaba muy presionado por ser parte de lo que llamamos 'normal' en la sociedad, pero el estar sometido a un 'deber ser' me impedía ser yo mismo y disfrutar de mi persona".

Para casos de atención crítica, puedes contactar al Servicio Nacional de Emergencias (9-1-1) o a la Cruz Roja Mexicana (065).

Para Intervención preventiva oportuna, puedes contactar al Servicio de Atención Psicológica por Teléfono: (52 59 81 21 y saptel.crlyc@gmail.com) o al Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente: 41 60 50 00 o 56 55 99 80.

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