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Le pregunté a científicos si me podía morir por tener el corazón roto

¿Quién y qué de mi cerebro es el culpable de que desee fallecer?

El desgraciado momento en el que te rompen el corazón. Todos, de una manera u otra, lo hemos vivido y sabemos perfectamente que es, en toda la extensión de las palabras, una dura patada en la parte más sensible que existe: los sentimientos. Y pues sí, hay muchos momentos en donde a uno se le apetece fallecer, dejar de existir, desplomarse mientras camina y no seguir con la tortura que genera cuando tu mente y cuerpo se alían para hacerte basura. No fuera para ser productivo, enfocarte en tu trabajo, empezar la dieta y hacer ejercicio, porque ahí sí son los peores enemigos. No. Cuando realmente se unen no es a tu favor, sino en tu contra. A todos nos pega diferente, pero curiosamente, todos también sabemos que es de la chingada, así que no puede ser tan subjetivo.

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Después de pasar una de dichas experiencias infernales en carne propia, comencé a preguntarme si en uno de esos días mi “deseo” era posible. En particular, mi mente rondaba y le daba mil vueltas sobre si la situación podría ser peor. Siempre cualquier cosa o situación puede ser peor, lo sé, pero ¿Hasta qué grado? ¿Hasta convertirse en un triste joven suicida enamorado del amor? Entonces, hundiéndome a mí y a todos a mi alrededor en una apestosa burbuja de sufrimiento, decidí preguntarle a científicos sobre lo que nos ocurre cuando nos rompen el corazón.

Las respuestas, si bien no fueron del todo alentadoras, me permitieron ver que, en efecto, las cosas podrían estar peor, mucho peor. Algo que también queda bastante claro es que las rupturas amorosas son un terreno extremadamente árido para comprender el funcionamiento del cuerpo humano como tal, en particular, del cerebro y nuestra mente.

"Ramón Sampedro", fotografía por Petitu vía Flickr.

Dr. Jesús del Bosque, Psiquiatría

¿Cuáles son las consecuencias más graves que pueden suceder cuando te rompen el corazón?

Hay un trastorno muy frecuente, en el mundo y México, que es el de ansiedad y, dentro de ello, el trastorno de estrés postraumático. Se refiere más bien comúnmente a experiencias de vida traumáticas, como un secuestro, una muerte cercana, etc. La cosa es que no hay que perder de vista que un rompimiento puede ser un trauma muy intenso y vienen síntomas muy similares a cuando se sobreviven eventos de dicha índole. Hay alteraciones del sueño, “flashbacks” o recuerdos muy vívidos que afectan la vida cotidiana con mucho vigor. La parte emocional puede afectar todo el funcionamiento del individuo, desde lo corporal o biológico hasta la posibilidad de tener una buena vida social.

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Que un golpe de este tipo genere una enfermedad depresiva es normalmente lo más grave. No siempre se generan depresiones. Normalmente se refiere a “la gota que derramó el vaso”, se trata de un individuo que ya traía elementos que lo pudieran hacer proclive a la depresión después de una pérdida de este calibre. Se tendría que tratar también de un individuo que tenía toda su cabeza puesta en el significado de la relación. Muchas veces se revierte esa misma energía y se convierte en un enemigo.

Una posibilidad para hablar de esto es el duelo, todos tenemos duelo todo el tiempo: pierdes el pecho de bebé y hay una respuesta, a los tres años te vas al kinder, y tienes otro duelo y otra respuesta, pierdes la idea de Santa Claus, y hay duelo, la virginidad, etc. Siempre hay duelos y respuestas hacia ellos. La pérdida en sí normalmente no genera la depresión, sino es el proceso después de ésta. La elaboración de la pérdida.

Con los duelos uno aprende a vivir sin tener lo que se perdió. Esto finalmente, no es otra cosa que una pérdida. Ahora, no es lo mismo un duelo normal, un dolor completamente natural en un tiempo razonable sea procesado, a una depresión. La depresión no es ley ni necesaria, y aún más, no todos tienen una depresión que pueda convertirse en fatal. Sin embargo, claro que hay quien tras el dolor tan intenso de una ruptura, decide terminar con su vida.

¿Es posible que una persona, cuando no es tratada y en un ejemplo muy extremo, debido a la depresión causada por amor, se desvanezca por completo o llegue a morirse?

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Claro. No es un suicidio típico, pero lo es. No resolverlo y dejarse a uno mismo inutilizado. El golpe puede ser tan fuerte que la persona si no decide tratarse y no permite tener crecimiento se nulifica por completo hasta un grado tal que ya no es capaz de responder con normalidad a prácticamente nada. Como decía antes, como tal la ruptura por sí sola es improbable que cause una depresión tan severa, pero si ya había factores de antemano que podrían catalizar una depresión, es posible.

Imagen vía.

Dra. Karla Rojas, Neurociencia

¿Qué le sucede al cerebro cuando estás enamorado y cuando te rompen el corazón?

El cerebro está lleno de sustancias químicas llamadas neurotransmisores, y tenemos neurotransmisores que participan en relación a las emociones. Principalmente la serotonoina y la dopamina son neurotransmisores que tratan con los sentimientos, participan en cuestiones de felicidad y alegría, en particular la serotonina. La dopamina funciona mucho en las adicciones, por ejemplo, es la que genera “el circuito de recompensa”, esa necesidad por sentirse otra vez de manera agradable y cercana a como se sintió bajo el influjo de una sustancia.

En las relaciones “positivas” la serotonina aumenta muchísimo y la dopamina juega un papel importante en tanto a la recompensa dada con los sentimientos que se generan cuando ves a una persona querida “quiero sentir eso otra vez”, y la oxitocina se libera para reforzar ese sentimiento positivo hacia alguien. Cuando te rompen el corazón funciona de manera contraria, la serotonina y la oxitocina son muy inhibidas y la dopamina es ambivalente, porque también juega un papel de reforzamiento también.

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Esto en tanto a neuroquímica, en lo que refiere a neuroanatomía, existe una parte del cerebro que se llama el sistema límbico y hay dos estructuras que participan en estos fenómenos de manera muy importante: la amígdala cerebral, que refiere a las emociones más instintivas, como cuando estás muy enojado y no puedes controlar tu conducta. Por ejemplo, cuando alguien termina contigo y actúas completamente de manera defensiva y agresiva pues tu organismo se siente atacado. Y el hipocampo que trata con la memoria, esto es muy importante pues los recuerdos forman parte esencial del rompimiento y las sensaciones que sientes cuando estuviste con tu pareja. Cuando el sistema límbico está “activado” liberas cortisol, neuroadrenalina, adrenalina, opioides, oxitocina, etc. Y entonces, claramente, tienes un coctel de emociones increíble. Que pueden ser para bien o mal, en el amor o desamor. La reducción de serotonina es la que genera melancolía, producción de lágrimas, inclusive ayuda a que tengas cambios en el sueño, alteraciones en la memoria, atención, y se manifiesta esta falta como fenómenos típicos de un rompimiento.

Cuando te rompen el corazón la parte frontal del cerebro, encargada de planeación, del buen juicio y organización, empieza a trabajar menos porque precisamente el sistema límbico se impone más. La idea es tener un justo medio para que la persona sea más sana. Cuando gana la emoción y los sentimientos se imponen sobre la lógica y la razón, a nivel cerebral lo que está pasando es que la zona prefrontal, es decir, la punta de la frente, está siendo opacada por el sistema límbico.

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¿Y qué pasa cuando todo sale mal y no hay balance alguno?

Todo esto al final te puede llevar a patologías, no sólo a melancolía sino que se puede desarrollar y terminar en depresiones muy severas. De tal manera que, no es que te mueras como tal de desamor, pero la depresión puede ser devastadora. Disminuye tu sistema inmune y ya en ese nivel tu parte prefrontal no funciona de manera óptima, el sistema límbico sí, pero de manera negativa, entonces se puede llegar al suicidio. Se tiene que hablar de un problema ya muy patológico que se combina con una depresión severa. Para este tipo de trastornos ya tiene que haber intervenciones químicas, los psiquiatras ayudan en forma de que precisamente todo este “cóctel de químicos” pueda ser balanceado y establecer un orden entre todas las partes que lo componen.

Imagen vía.

Dr. Fernando Chico, Neurología

Desde tu campo, ¿qué sucede cuando nos rompen el corazón?

Poco tiene que ver. Tiene que ver dentro de lo instintivo, lo meramente no-intelectual. El amor son situaciones que están fuera de toda lógica. “Las razones del amor no son razones”, se dice en la literatura. En el momento que el corazón se rompe, el cerebro sufre, pero más que cualquier otra cosa es uno interno e instintivo. Hay que tomar el corazón como una cosa aparte.

¿Cuál podría ser la peor consecuencia de que te rompan el corazón?

Cuando el corazón se rompe en un acto romántico, traición, etc., se puede catalizar una locura, sin duda alguna. El suicidio es un buen ejemplo. Desde el punto de vista psíquico suceden muchísimas cosas y se manifiestan el cerebro de esta manera. Puede ser devastador desde un punto de vista intelectual, puede invalidar por completo a un individuo.

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¿Es posible, literalmente, morir por culpa de un desamor?

Sí es posible morir de amor. No son las consecuencias graves que tienen estos rompimientos por sí solas, sino que tiene que ver con las consecuencias y trastornos mentales que se exteriorizan físicamente que pueden llevar, de una manera u otra, al suicidio o muerte de una persona.

Ahora comprendo todo lo que puede suceder y está sucediendo desde el rompimiento, y puedo decir con absoluta certeza que me siento exactamente igual: mal. Pero, en el lado amable, es muy poco probable que vaya a morir y no estoy seguro si regocijarme o llorar. La próxima vez le preguntaré a las humanidades, tal vez ellas entienden más.

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