Bienvenidos a la 'casa del terror': fuimos a dos cárceles municipales al sur de México
"Casa del terror". Así llamaban los propios internos a sus mazmorras ubicadas a sólo unos metros del despacho del presidente municipal.(Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

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Bienvenidos a la 'casa del terror': fuimos a dos cárceles municipales al sur de México

No hay duda que el peor lugar para un condenado es una prisión municipal, y así lo señala el más reciente informe de la CNDH. VICE News fue a Tabasco para hacer un recorrido por dos de estas cárceles que te mostramos en esta fotogalería.

En México, hay cuatro tipos de cárceles: las federales, las estatales, las municipales y las militares, pero desde hace años, las que se llevan las peores calificaciones en materia de condiciones de vida y respeto a los derechos humanos son las municipales.

No hay duda que el peor lugar para un condenado es una prisión municipal, y así lo señala el más reciente Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2016 elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Según este documento, los centros penitenciarios municipales fueron los que se llevaron la más baja calificación con un promedio nacional de 3.9. Le siguieron los 6.2 puntos obtenidos por los centros estatales, los 7.2 de los federales y la calificación de 7.9 obtenida por las prisiones militares en la misma evaluación.

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En su mayoría, se trata de sótanos en los que sus habitantes no tienen ni un ápice de esperanza para rehabilitarse: la gran parte de estas cárceles municipales no tienen talleres, canchas o espacios para el estudio. Se encuentran hacinadas e insalubres y son tan diminutas que muchas veces están dentro de los propios palacios municipales. Muchas de estas prisiones se reducen a dormitorios pestilentes y letrinas rebosantes de excremento. La condena ahí es ver transcurrir el tiempo sin hacer nada. Pasar los días y las noches en esas estancias, sin ocupación alguna.

VICE News fue a visitar un par de cárceles municipales en Tabasco, una entidad al sureste del país. Ahí entramos a las prisiones de los municipios de Jalpa y Nacajuca, ambas ya deshabitadas.

"Bienvenido a la casa del terror"

La primera cárcel municipal a la que tuvimos acceso fue a la de Jalpa. Un fuerte olor a humedad invade las pequeñas celdas, las cuales están completamente descuidadas e insalubres. Ahí al menos unos 30 reos compartían el espacio.

Para pasar el tiempo los prisioneros dibujaban sobre las paredes de las celdas, y en una de ellas podemos observar una Santa Muerte gigante con todos los nombres de la banda delictiva recluida en ese tiempo.

El policía que nos dio el recorrido por la cárcel de Jalpa se limita a decir que el "infierno" es estar en estas condiciones.

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En la municipal de Nacajuca la situación no es mejor. Hay varias celdas sobre el mismo pasillo que guía al patio, y en una de ellas un reo se suicidó, según nos cuenta la jefa de prensa del municipio. En su celda se encuentra un dibujo de Jesucristo que los compañeros hicieron en su memoria.

Ya en el pequeño patio podemos observar más celdas en pésimas condiciones y una de ellas nos recibe con la leyenda "Casa del terror". Si subimos unas escaleras hacia la azotea encontraremos el área en que estaba la población femenil, también en condiciones deplorables.

Sobre camas de piedra, los internos esperaban a que se agotaran sentencias que se alargaban hasta cuatro años. Cárcel de Nacajuca. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

"¿Para qué quieren entrar a la vieja cárcel? Es un lugar muy deprimente, puro sufrimiento", nos comenta la jefa de prensa de Nacajuca.(Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

En muchas ocasiones, la única distracción para los internos era dibujar atemorizantes murales para rezar por su libertad. Cárcel de Jalpa. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

"No me imagino lo que sería pasar varios años aquí", contó el jefe de la policía municipal de Jalpa. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

Algunas cárceles municipales no sólo se ubican en sótanos o viejos edificios de la policía, sino en azoteas cuyos accesos están bloqueados con simples cadenas y candados. Cárcel de Nacajuca. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

Una celda en la cárcel municipal de Jalpa pensada para dos personas y que solía estar hacinada.(Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

Sólo tejer hamacas, hacer artesanías o dibujar graffitis podía hacer que el tiempo se agotara más rápido. Cárcel de Nacajuca. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

En la cárcel municipal de Nacajuca, las celdas hacinadas y sin ventilación se convertían en diminutos hornos que ardían a más de 40 grados centígrados. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

En la cárcel municipal de Nacajuca, las celdas hacinadas y sin ventilación se convertían en diminutos hornos que ardían a más de 40 grados centígrados. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

Así luce una caseta de seguridad del área de "máxima seguridad" de la cárcel municipal de Nacajuca, Tabasco.(Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

En esta celda de Nacajuca hay un dibujo de Jesucristo que los compañeros hicieron en memoria de un reo que se suicidó, según cuentan las autoridades. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

En la cárcel de Nacajuca una celda nos recibe con la leyenda "Casa del terror". (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News).

Sigue a Daniel Ojeda en Twitter: @danielojedaju

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