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Salud

La masturbación ha evolucionado para bien

Los monos le han enseñando a los científicos un par de cosas.

Este artículo se publicó originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.

Casi todo el mundo lo hace, pero todavía no sabemos exactamente por qué existe la masturbación. ¿Podría ser que masturbarse tuviera una función de adaptación o simplemente es un subproducto afortunado de la selección natural? La investigación sobre por qué y cómo los monos se masturban ayuda a los científicos a obtener respuestas y al mismo tiempo a eliminar el estigma en torno a una de nuestras actividades favoritas.

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En los años cuarenta, los informes de Kinsey comprobaron científicamente lo que los seres humanos conocían anecdóticamente desde hace mucho tiempo: la masturbación se daba entre hombres y mujeres. Este hallazgo creó un rompecabezas evolutivo; todavía no está tan claro de qué manera la masturbación mejora el éxito reproductivo de los hombres o las mujeres, de hecho al principio parece más probable que el amor propio se interpone en el camino de lo real. Tratar de explicar la masturbación en términos de evolución ha creado continuamente un problema complicado para los científicos.

Desde el comienzo de la civilización, los seres humanos se han preocupado por darse placer a sí mismos, esta realidad salió a la luz gracias al arte explícito de las cavernas de nuestros antepasados que muestra exactamente cómo es. El estigma social en torno a la masturbación ha impedido la investigación científica intensiva en los factores evolutivos que han moldeado la manera en que nos masturbamos, me dice el primatólogo de Cambridge, Constance Dubuc. Ahora eso está cambiando.


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Aunque se pensaba que la masturbación era exclusivamente humana, extensos estudios de campo han demostrado que está muy extendida entre otras especies animales. Desde delfines salvajes hasta nutrias marinas e iguanas, muchos animales han sido capturados "autocomplaciéndose". Estas observaciones han permitido el estudio sistemático de la masturbación en animales tanto cautivos como salvajes que los científicos esperan que puedan proporcionar información valiosa sobre la salud y el comportamiento sexual humano.

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Una explicación científica más antigua aunque ampliamente aceptada de la existencia de la masturbación en los hombres es que le proporciona a aquellos que raramente se aparean, la oportunidad de lavar el esperma viejo y mejorar la calidad de la eyaculación. Al parecer esto tiene un sentido evolutivo: una mejor calidad del esperma equivale a más descendencia.

En 2016, Dubuc y dos de sus colegas realizaron un estudio explorando cómo la masturbación afecta el éxito reproductor y el apareamiento de monos macacos Rhesus. El grupo encontró que como era de esperar, los hombres eran más propensos a masturbarse en los días que no tenían relaciones sexuales y que los monos con un estatus social bajo y poco acceso a las mujeres eran más propensos a masturbarse que los individuos de alto nivel —lo cual es muy deprimente pero revelador—. El rompecabezas, al menos para las especies masculinas, parecía estar uniéndose.

Sin embargo, como explica Dubuc, "se sorprendieron al observar que en la mayoría de los casos, los hombres no eyaculaban como resultado de la masturbación. Aunque la eyaculación está muy presente en las explicaciones adaptativas y no adaptativas de la aparición de la masturbación". Parece que la masturbación puede estar "dirigida a aumentar la excitación sexual en lugar de liberarla". ¿La práctica hace la perfección?

Para estos monos, dice Dubuc, la eyaculación se alcanza al final del apareamiento, que puede durar de varios minutos a una hora. La masturbación podría ser utilizada por los machos para disminuir la duración de los apareamientos, también. Es posible que el sexo rápido "sea un instrumento para permitirle a los machos de bajo rango escabullirse de las copulaciones, ya que una serie larga de apareamiento aumentaría la probabilidad de que los machos de alto rango los interrumpan antes de alcanzar la eyaculación", añade.

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A diferencia de sus primos macacos, los varones humanos no parecen masturbarse para reducir el tiempo dedicado a tener relaciones sexuales. De hecho, los estudios han demostrado que la masturbación se utiliza muchas veces como un método no prescrito médicamente para prevenir la eyaculación precoz (sin importar si es efectivo o no se haya probado científicamente). Pero eso no significa que los hallazgos de mono no tengan implicaciones para los humanos. Como explica Dubuc, el estudio de la masturbación en monos ha demostrado que tocarnos a nosotros mismos está "muy arraigado en nuestra herencia evolutiva" y estudiar la masturbación en los seres humanos podría ayudar a quitarle la vergüenza o lo penoso de raíz.

Cuando se trata de mujeres, las cosas son aún menos claras. Las teorías actuales no explican la existencia de la masturbación femenina; esto significa que podría ser un subproducto evolutivo del éxito de los hombres o un comportamiento adaptativo en su propio derecho. Son más difíciles de encontrar ejemplos de masturbación femenina entre los animales. "En muchas especies, no existe el clítoris externo, esto hace que la masturbación sea más difícil y, en la mayoría de las especies, las hembras sólo se excitan sexualmente en períodos cortos de tiempo alrededor de la ovulación, disminuyendo la probabilidad de que se observe", dice Dubuc.

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Dubuc explica que "los primates femeninos –incluyendo a las mujeres– son únicas porque el clítoris es externo y se amplían los períodos de receptividad sexual". Sin embargo, desde mi experiencia personal, la masturbación es mucho menos común en las hembras que en los machos en los macacos a los que observé lo cual de hecho me impediría estudiarlo cuantitativamente".

Tener un clítoris externo cambia dramáticamente la manera en que los miembros de una especie interactúan entre sí y con sus propios cuerpos. Los genitales externos permiten a las bonobos femeninas, por ejemplo, involucrarse en el frotamiento genital con genital, en el que pares de hembras se frotan los genitales en un comportamiento que se cree vital para la reducción de la tensión y la cohesión social. Cómo y por qué nos masturbamos está íntimamente ligado a nuestra anatomía, y Dubuc cree que en cuanto lleguemos a comprender mejor las funciones adaptativas del orgasmo femenino y el clítoris, podemos arrojar luz sobre las funciones adaptativas de la masturbación femenina.

Sin embargo, a diferencia de otros primates, los seres humanos pueden articular sus emociones, excitación sexual y hábitos a los científicos que proporcionan datos para la investigación futura. Hasta hace poco, el estigma que rodea la sexualidad femenina, el orgasmo y la masturbación ha impedido la investigación y ha frenado la comprensión. Afortunadamente, la ciencia está cambiando para ser más representativa de la sexualidad femenina, y pronto podremos saber más.

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Aunque muchos animales se masturban, se ha propuesto que los humanos son únicos en su capacidad de emparejar la estimulación genital táctil con pensamientos sexuales vivos. Desde los fetiches imaginados hasta los sueños con tener un trío; los grandes cerebros nos diferencian en nuestra capacidad de autoestimulación. De hecho, el escritor científico Jesse Bering ha postulado que la imaginación en el tiempo a solas es lo que hace que los seres humanos sean únicos.


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"Una cosa que los estudios sobre el comportamiento de la masturbación en monos y simios ha hecho es dejar claro que el comportamiento es generalizado, perfectamente normal e inofensivo", dice Alan Dixson, investigador de biología evolutiva y antropología que ha escrito ampliamente sobre la sexualidad de los primates. "Solía pensarse que la masturbación perjudicaba el desarrollo sexual y moral humano… las cosas están más a la luz hoy en día, pero no siempre fue así, y la culpabilidad con respecto a las cuestiones sexuales sigue siendo un problema en muchas sociedades humanas. Se supone que los monos y los primates están libres de ese sentimientos de culpa". Si podemos aprender algo de nuestros parientes más peludos, es que debemos soltarnos más a lo hora de masturbarnos.