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Feminisme

Por qué nos gusta poner nuestra lengua en la boca de otras personas

Le preguntamos a los investigadores por qué algunos humanos practican este extraño y regularmente satisfactorio comportamiento.

Tendemos a pensar en la saliva de los demás como objetivamente asquerosa: no nos parece agradable cuando una persona sexy deja un hilo de baba en nuestras bebidas, no nos encanta cuando la saliva sale volando de la boca de alguien a media oración y cae en nuestros labios, y es absolutamente repulsivo cuando los hombres lanzan sus escupitajos en la acera como suelen hacerlo. Pero piensa en un hombre usando unos Dickies ajustados y lo más nuevo que haya sacado Supreme. Es probable que él no tenga ningún problema para conseguir a alguien que que le permita extenderle su saliva por toda la boca en el transcurso de la noche.

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Besuquearse con alguien es raro. Pero ¿somos sólo unos locos pervertidos o hay una razón innata y biológica por la que miramos a otros humanos y pensamos: "¡Mezclemos nuestra saliva!"?

Desafortunadamente, los investigadores están divididos en cuanto al tema, lo que significa que aún no tenemos una respuesta concreta. Algunos creen que los besos de lengua son una progresión evolutiva natural que ayuda en la elección de pareja. Otros, citando a culturas en las que los besos de lengua no sólo no se usan, sino que se consideran despreciables, creen que los besuqueos son un comportamiento específico aprendido que ha ganado popularidad debido a los medios de comunicación y la globalización.


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Mientras el debate científico de "herencia versus crianza" en torno al intercambio de saliva se encuentra en un punto álgido, yo encontré que la persona promedio que practica el beso de lengua (o al menos el empleado promedio de VICE), ha analizado el acto con mucha menos profundidad.

Taji, fotógrafo/productor de VICE, dice que sus razones para participar inicialmente en los besuqueos era "competir con sus amigos, y ser cool porque sabía que era lo que la gente hacía. También por diversión". Cuando le pregunté a Cheryl, escritora independiente, por qué empezó a besar de lengua, dijo: "Porque eso es lo que la televisión me enseñó, y era el objetivo final para probar que no era fea". Sin embargo, Dan, un escritor de VICE, tiene una idea más matizada de por qué besamos de lengua: "Dos personas uniendo sus lenguas es la manera más rápida e íntima de conectarte con alguien", dice.

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"Dos personas uniendo sus lenguas es la manera más rápida e íntima de conectarte con alguien".

Aunque podemos identificarnos con las experiencias y opiniones anecdóticas de los empleados de VICE, decidimos llamar a dos investigadores —cada uno con hipótesis opuestas sobre el porqué de nuestra propensión a explorar la boca de los demás con nuestra lengua— para entender mejor este comportamiento.

"Creo que es intrínseco", dice la doctora en antropóloga biológica Helen Fisher. "No somos el único animal en el planeta que besa con la boca abierta. Los chimpancés han besado a personas; un elefante pondrá su trompa en la boca abierta de quien esté cortejando; todas las aves unen sus picos; otros animales se lamen mutuamente todo el rostro, sólo hay que ver a los perros. Nosotros también lo hacemos". La Dra. Fisher también señala la alimentación de boca a boca como evidencia de que el intercambio bucal es una inclinación natural para muchos de los mamíferos.

Sin embargo, la profesor de Antropología Cultural en la Universidad de Nevada, Las Vegas, Shelly Volsche, cree que no es algo tan simple. En cuanto a la alimentación boca a boca, dice: "Hay algo innato en ello en el sentido de que es un comportamiento natural, no obstante, usarlo en un contexto sexual o romántico es casi como tomar un comportamiento innato que evolucionó por una razón y luego apropiárselo para usarlo en otro tipo de comportamiento".

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Un informe de investigación de 2015 del que Volsche es coautora encontró que el beso romántico-sexual de lengua sólo está presente en el 46 por ciento de las culturas. Antes de este estudio, se especulaba que alrededor del 90 por ciento de las culturas practicaban ese tipo de beso. Cuando le señalé esto a la Dra. Fisher, ella me explicó: "Aquellas personas que no besan [de lengua] a menudo dan mordiscos o lamidas en la cara, o se acurrucarán frente a frente. Simplemente practican una variación del beso básico".

Debido a que el beso francés se practica sobre todo en grandes países posindustriales como los EU, el número de gente que lo practica realmente es mayor que el número que no lo hace, señala Volsche.

En culturas donde no se practica el beso de lengua, las personas suelen reaccionar con disgusto cuando ven o escuchan sobre tal comportamiento, dice Volsche. E incluso siendo una persona criada en Occidente, donde he sido bombardeada desde que nací con imágenes de personas hermosas uniendo sus lenguas, puedo entender su reacción. El besuqueo parece ser algo antitético a las necesidades biológica que nos protegen de las enfermedades, y tal vez por eso nos es tan difícil entender la razón detrás de ello.

"Observando quién práctica y quien no practica el beso francés, creo que realmente se reduce a una cuestión de acceso a la higiene y el cuidado personal", dice Volsche. En otras palabras, es mucho más fácil contemplar la idea de besuquearte con el tipo del bar cuando sabes que puedes recurrir al Listerine.

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Volsche también señala que el juego previo extendido en su conjunto está menos presente tanto en la historia humana como en las sociedades recolectoras actuales. "Los pigmeos Aka [un grupo étnico que no practica el beso de lengua] nos hablan de hecho del trabajo [sexual] nocturno, y aunque reconocen que el trabajo nocturno es agradable, les importa más la cantidad que la calidad".


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Algunos investigadores creen que el beso de lengua también puede tener que ver con nuestros niveles hormonales y cómo estos afectan a nuestras parejas. "La hipótesis es que hay una cierta cantidad de testosterona en la saliva, y podría ser que el hombre trate de inyectar esa saliva en la mujer, dándole un poco más de testosterona para ayudar a impulsar el deseo sexual", dice la Dra. Fisher. (Sin embargo, esta teoría es inválida en cualquier beso francés que excluya por completo a los hombres).

Incluso más allá de las hormonas, la Dra. Fisher está convencida de que el beso de lengua es la clave para decidir con quién haremos pareja. "Creo que juega un papel importante en la elección de pareja", explica. "El primer beso puede ser realmente un punto de arranque o un punto de ruptura".

Aunque la Dra. Fisher está del lado de la naturaleza en el debate de los besos románticos, no cree que los efectos de la cultura en este comportamiento sean negligentes. "El cerebro humano es flexible, y podemos heredar algunos patrones básicos de comportamiento que la cultura puede esculpir y cambiar", dice. "Voy a ser parte del grupo que cree que el besarse es natural, pero hay una recompensa biológica y cultural".