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Feminisme

¿Estamos llegando por fin al cambio cultural de la violencia sexual?

Mientras las acusaciones de acoso sexual contra hombres de alto perfil —Spacey, Louis C.K. o Weinstein— siguen apilándose, los defensores de las víctimas preguntan si este cúmulo de acusaciones generará un cambio cultural.
All photos via Wikipedia creative commons. 

El jueves, el New York Times dio a conocer otra historia de investigación —poco más de un mes después del reporte controversial de Harvey Weinstein— donde se resumen las acusaciones de mala conducta sexual contra el comediante Louis C.K por parte de cinco mujeres. Dos de las acusadoras, Dana Min Goodman y Julia Wolov, le dijeron al Times que el comediante se quitó toda su ropa y se masturbó enfrente de ellas.

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"Nos quedamos paralizadas", recordó Goodman. Después, "Sólo dijo, '¿Quién es Dana y quién es Julia?'"

En las últimas semanas, la gran cantidad de denuncias de acoso y agresión sexual en Hollywood y en otras industrias ha sido vertiginosa. A principios de esta semana, dos mujeres publicaron en redes sociales que habían sido acosadas por el antiguo actor de Gossip Girl Ed Westwick en 2014. Una mujer originaria de Washington, DC decidió compartir su experiencia con la estrella de Entourage Jeremy Piven, quien supuestamente restregó sus genitales en ella y eyaculó "en mi blusa cuello de tortuga blanca". (Es la tercera mujer que afirma haber sido agredida por Piven.) Una expresentadora de noticias, originaria de Boston, hace unos días acusó a Kevin Spacey de haber tocado indebidamente a su hijo de 18 años en 2016. (Por lo menos 14 personas declararon que el actor se comportó de manera inapropiada hacia ellos.) El miércoles, la actriz Portia de Rossi tuiteó su propia historia de acoso con el hashtag #metoo, alegando que durante su última audición para una película con Steven Seagal, el actor "me sentó y desabrochó mis pantalones de cuero. Corrí y llamé a mi agente. Sin inmutarse, me dijo: 'bueno, no sabía si él era tu tipo'".

El torrente de historias y acusaciones va mucho más allá de los personajes de alto perfil. Según RAINN, la organización contra la violencia sexual más grande de Estados Unidos, las víctimas de acoso sexual han alcanzado cifras récord. Más de 19,000 personas —un incremento del 21 por ciento— contactó a RAINN en busca de apoyo durante el mes de octubre.

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"Hablar sobre el acoso o la agresión sexual es una decisión complicada y personal", dijo Sara McGovern, secretaria de prensa para RAINN, a Broadly. "Para muchos sobrevivientes que se quedaron callados al respecto, ver cómo otros han levantado la voz los ayuda a hacer lo mismo. Cuando las víctimas son capaces de ver que la comunidad está de su lado y dispuestas a creerles, puede animar a más personas a hablar. Cuando tanta gente comparte su historia, resalta la escala de estos crímenes y qué tan extendidos están el acoso y las agresiones sexuales".

Monika Johnson Hostler es la presidente de la Alianza Nacional para Acabar con la Violencia Sexual. Le dice a Broadly que cree que hay una variedad de factores que contribuyen a que esta avalancha de testimonios y gente que comparte sus historias se sincronicen. Las redes sociales, explica, han jugado un papel muy importante en todo esto. "Creo que estamos en un momento de hashtags, redes sociales y la gente cree que parte de su recuperación es hacer su historia pública [en línea]. Además de que ahora las mujeres pueden sentirse unidas sin siquiera conocerse, mientras que antes cuando había perpetradores que manipulaban a sus víctimas, éstas [las víctimas] se daban a conocer sólo a través de los medios noticiosos tradicionales".


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A medida que más sobrevivientes han optado por hacerse públicos, dice Hostler, sus historias han ofrecido un lenguaje para hablar de situaciones que históricamente han sido complicadas de transmitir: "Por primera vez en la historia de las elecciones, hablamos de acoso sexual de manera directa". Si bien la frase "war on women" (guerra contra las mujeres) fue popularizada hace años, explica que "realmente no usábamos las palabras 'acoso sexual', 'violencia sexual' o cualquier acto sexual que ocurriera sin el consentimiento de una persona. Para los sobrevivientes que han hablado de su acoso durante años, no podíamos conseguir personas que hablaran públicamente de lo que esto significaba y cómo podíamos cambiar la cultura".

"En este momento estamos en una posición donde creo que sí podemos cambiar la cultura", continúa Hostler. "Me parece que ahora que las mujeres están hablando al respecto, veo hombres que se preguntan qué pueden hacer, cuál es su papel. Eso no ocurría hace 24 meses".

El objetivo ahora, dice, es transformar la narrativa de "¿Por qué hay tantas víctimas?” a "¿Cómo evitamos que esto siga ocurriendo?"

"De hecho, le he estado diciendo a la gente, '¿Será éste nuestro momento decisivo? ¿Es este el momento para el que hemos pasado 40 años navegando para crear una narrativa sobre la prevalencia y el impacto duradero de la violencia sexual?'", dice Hostler. "Quizá todavía no es el momento adecuado, pero así parece".