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Jugadores argentinos que con un solo gol se volvieron leyendas olvidadas

Hay jugadores a quienes les bastó un solo gol para entrar en la historia y cambiar su vida y las de miles de hinchas en un segundo.
Maydana

Artículo publicado por VICE Argentina

Cristiano Ronaldo lleva 633 goles como profesional. Messi 526 tantos. Zlatan Ibrahimovic más de 400 en casi 20 años de carrera. Los vemos todos los fines de semana marcando de a dos o de a tres en las ligas más importantes del mundo, casi sin cambiar el gesto.

Los flashes los encandilan y apenas pestañean: han hecho del gol una rutina. Quizá no es igual a la del trabajador que se toma un subte a las 6 am para ir al laburo, pero a veces da la impresión de que tienen una mueca que se le parece bastante.

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Ellos, que hoy lo ven casi como un ruido de fondo, ¿alguna vez soñaron con el primer grito de gol y lo vieron tan lejano? ¿Se habrán preguntado alguna noche sin poder dormir, de chicos, desde Suecia hasta Rosario, qué se sentiría meter un gol en un estadio lleno?


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Lejos de aquellas luces, existen pequeñas historias de otros que también soñaron con ese instante de inflar la red y replicar un gol en miles de gargantas. Ellos también lo alcanzaron, pero por alguna razón, el destino no los recompensó de la misma manera.

VICE cuenta las historias de jugadores que lograron anotar ese gol número uno, pero por errores propios o caprichos del destino, nunca más lograron sacudir las redes.

“Vos no sabés lo que hiciste pibe”: el gol de Marcelo Maydana (San Lorenzo 1-0 Huracán, 1993)

Aquel 28 de noviembre de 1993, la cancha de Velez explotaba en una nueva versión del clásico entre Huracán y San Lorenzo.

El equipo del Bambino Veira (acostumbrado a pelear todos los campeonatos por esos años) no podía doblegar a los de Parque Patricios, a pesar de que lo intentaba con jugadores de la talla de Gorosito, Artime o Bennet.

El reloj marcaba 87 minutos cuando Veira decide darle tres minutos de chance a Marcelo Maydana, un pibe de 20 años que había llegado libre de Estudiantes de La Plata luego de una grave lesión y fue citado a último momento para completar el banco de suplentes. “Fui al banco por la lesión del “Pampa” Biaggio en la última práctica del viernes y me fueron a buscar esa misma tarde para que concentre con el plantel profesional”, recuerda más de 20 años después el ex futbolista quilmeño.

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Maydana

Maydana sabia que era esa chance o nunca, así que luego de forzar un corner en la primer pelota que tocó, se metió en el medio del área en búsqueda del gol del triunfo; el centro parecía que se alejaba del 16 cuando Néstor Lorenzo baja la pelota casi desde la medialuna, Maydana la captura y ante la salida de Gutiérrez define de cachetada al primer palo, a 30 segundos del final.

Ese gol le dio no sólo el triunfo a San Lorenzo y la punta del torneo, además convirtió al rubio debutante en ídolo inmediato que así recuerda ese momento: “Cuando termina el partido estaba lleno de hinchas esperándome que me aplaudían y lloraban; recuerdo a mi primo que me levanta en andas y me lleva con la gente que me quería saludar; tengo la mirada gravada de un hombre mayor se me acerca y me dice: ”Vos no tenés una idea lo que hiciste hoy, pibe”

Aquellos días Maydana fue tapa de las revistas deportivas más importantes de la época como El Gráfico y Sólo Fútbol, que él dos décadas después guarda prolijamente.“Por unos días fui el centro de todas las entrevistas. Incluso Víctor Hugo Morales me llamó a mi casa y me hizo una nota, mi mamá lo grabó en un casette”, recuerda.


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Rápido, goleador y gambeteador, Maydana parecía haber encontrado en el Bajo Flores su lugar en el mundo, pero no fue así. “En esa época muchos clubes se interesaron en mí, pero Miele (presidente de la institución en esos años) no me quiso vender, lo más raro fue que al poco tiempo me dio el pase libre”, revela.

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Después de no tener mucha continuidad en San Lorenzo, Maydana va a préstamo a Newells donde jugó sólo ocho partidos en los que no anotó ni un solo gol. “Justo en ese momento hay cambio de dirigencia, y nos querían dar cheques sin fondo a todos los chicos que no éramos del club, así que no nos pudimos quedar y me fui a entrenar al Nacional B, a Defensa y Justicia, pero el tema económico era muy malo y tuve que salir a buscar trabajo”.

A pesar de que las lesiones y las malas dirigencias terminaron por cortar una carrera promisoria, Maydana asevera que “nunca se enojó con el fútbol” y que los años ayudaron a darle trascendencia a aquellos tres minutos eternos. “Con el tiempo aprendés a poner lo que pasó en otro lugar. Valorás cruzarte con gente que te recuerda ese día, que te dice como fueron los festejos de la vuelta esa tarde. No sabés la cantidad de gente que me agradece ese gol cada vez que voy a la cancha”.

Mientras habla relojea por vez un millón las revistas de hace 20 años. Encuentra una que le llama la atención, hay una tabla de goleadores en la que aparece su nombre: Marcelo Maydana: 1. El exfutbolista mira y sonríe con una mezcla de nostalgia e ironía. Pero sonríe al fin.

La Corona del Campeón: Orlando Romero (Los Andes 1-1 Newells, 2000)

“Romerito”, es el último gran ídolo que tuvo el equipo del sur del conurbano bonaerense. El enganche fue pieza clave en el equipo que logró el ascenso a primera en el desperezo del nuevo siglo.

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Volante de esos que el fútbol argentino ya no tiene en stock: talentoso, gambeteador y cerebral, el Negro Romero es el jugador que más temporadas ha jugado en el club (15 entre 1986 y 2004) y es, con 293 encuentros disputados, el segundo futbolista que más veces ha vestido la camiseta Milrayitas.

Romero de los Andes

Amado por hinchas e idolatrados por compañeros, “Romerito” sólo pudo marcar un gol en aquella epopeya de Los Andes en Primera División del año 2000, y ese gol ni siquiera está registrado con su nombre. Fue en el empate con Newells 1 a 1, y el tanto fue registrado a un compañero, José Monje.

Romero explica que “la jugada fue un poco confusa": “Pepe patea un tiro libre y llego a desviarla apenas, pero el gol es mío, de eso no hay dudas”, bromea". Yo estuve casi 20 años en el club, toda la vida, y ese ascenso fue lo más lindo que me tocó vivir como profesional. Si bien es cierto que aquel gol fue el único (y encima de rebote) yo siempre fui más asistidor que goleador, así y todo fue una pequeña satisfacción que le pude dar a la gente de Los Andes, a la cual le estoy eternamente agradecido por tanto cariño”, explica el volante.

Los Andes y Romero empezaron aquella aventura en Primera División, nada menos que venciendo a Racing de visitante, y fueron invictos varias fechas, pero ambos (los Andes y Romero) se fueron desinflando conforme pasaron los meses.


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“Creo que sentimos mucho la diferencia física, vos pensá que nosotros no pudimos hacer una buena pretemporada, acabábamos de ascender y al poco tiempo teníamos que debutar, y una decisión que tomó la dirigencia de no jugar de local en nuestra cancha y hacerlo en Lanús lo pagamos muy caro. Yya cuando pudimos jugar en nuestro estadio en el segundo torneo mejoramos mucho, pero en ese entonces era muy difícil permanecer en Primera”, subraya.

Romero era la bandera de ese equipo que tenía a jugadores como Pieters, Salomón, Lobos y Desagastizabal, todos nombres que continuaron en Primera División. Esa no fue la suerte del 10, a pesar de que técnicamente era posiblemente el más dotado.

“Promediando el primer torneo me lesioné de pubalgia, me operé, pero nunca quedé bien. Empecé a dar ventajas físicas y en la A eso se paga muy caro. Volví a jugar pero nunca más quedé del todo bien y ya pasaba los 30 años. Hubiese sido algo hermoso poder hacer grandes partidos con Los Andes en su estadio y en la Primera División, quizá a uno le quedó esa pequeña espina”.

Un Dandy suelto en Lomas de Zamora: Sebastián Nuespiller (Los Andes 2-1 Quilmes, 1999)

Sebastian Neuspiller sabe de inflar redes. ¡Y no lo hizo una sola vez sino 242 veces en 11 años de carrera! Además tiene la marca de lograr dos veces 6 goles en el mismo partido (contra Sacachispas y contra Centro Español)

Sebastián "Dandy" Neuspiller

¿Por qué está en este listado entonces? Porque sólo uno de esos 242 lo hizo como profesional, en Los Andes; y fue para ganar un clásico ante Quilmes por 2 a 1, el 12 de diciembre del 1999.

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El Dandy Neuspiller es una leyenda de la división D y C del fútbol argentino y más precisamente del club Fénix al que llevó al ascenso en la temporada 2004. Lo cierto que Sebastián llamó la atención del fútbol argentino por su capacidad goleadora y varios clubes importantes se interesaron por contar los servicios del goleador-obstetra (su profesión más allá de la línea de cal).

La oportunidad le llegó en 1999 cuando el técnico de Los Andes, Jorge Ginarte, se interesó por contar con los servicios del goleador. Sin embargo, el resultado no fue el esperado. Sólo pudo jugar nueve partidos, pero le alcanzó para marcar aquel gol del triunfo ante el equipo cervecero y con un estadio Gallardón repleto, anticipando al arquero en el primer palo. Hoy nuestro héroe del fútbol amateur tiene 45 años y es concejal del partido de Pilar.

Goles suenan a la distancia con efecto mariposa: Norberto Paparatto (Tiro Federal 1-0 San Martín de San Juan, 2006)

Norberto Paparatto pasa largamente la barrera de los 200 partidos en Primera tras 15 años de trayectoria. Tiene en su haber un campeonato en el Portland de Estados Unidos y haber pertenecido al plantel de Tigre que en Argentina logró tres subcampeonatos y llegó a la final de una copa Sudamericana en el 2013.

Norberto Paparatto

Sin embargo, el gol se le dio una sola vez defendiendo los colores de Tiro Federal de Rosario, en un encuentro contra San Martín de San Juan el 16 de noviembre del 2006, por la fecha número 16 del Nacional B, cuando él estaba dando sus primeros pasos como futbolista profesional.

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Hay, sin embargo, una peculiaridad: sus amigos presentes en la cancha no pudieron ver el gol por una decisión sorpresiva de la AFA. La historia cuenta que mientras un grupo de amigos se preparaba para recorrer los 313 km que separan el barrio de Banfield de Rosario, ese viernes 14 de noviembre del 2006 los que manejaban el fútbol argentino desde la calle Olleros tomaban una drástica decisión: graves incidentes en un clásico de Avellaneda y la “visita” de parte de barras de Gimnasia a los jugadores para sugerirles “no ganar” contra Boca (y así perjudicar a Estudiantes), llevó a tomar medidas urgentes: “Hasta fin de año, los partidos de todas las categorías serán presenciados solamente por socios y abonados a plateas, de modo que no se venderán entradas”, estableció la AFA mediante un comunicado. Además, el comunicado aseguraba que no “se admitirían entradas de protocolo” y que los clubes que incumplieran las normas “podrían ser desafiliados”.

Por ende y fuerza del efecto mariposa que transforma una brisa en un tornado, las decisiones tomadas en AFA a efectos de otras en Avellaneda y La Plata, repercutían en un auto que viajaba a Rosario y que ignoraba por completo lo que pasaba.

Lo cierto es que ese grupo de amigos no pudo entrar a la cancha ese día y según aseguran: el partido lo vieron “a través de una abertura en una pared”. El gol del zaguero central llegó luego de un impecable cabezazo a seis minutos del final, para romper el 0 a 0 y de esa manera alejar al equipo sanjuanino de la lucha por el campeonato y permitirle a “La Crema” volver al triunfo luego de 10 fechas. Ese gol que los amigos no vieron y gritaron a la distancia a pesar de estar a metros, ese gol sin testigos transformó la vuelta en pura alegría, aunque la AFA no haya querido.

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El sueño del pibe: Raúl Fernández (Temperley 2-0 San Telmo, 2003)

El 26 de abril del 2003 Raul Fernández tenía la revancha. Había debutado en la primera de Temperley ya hacia un tiempo pero algunas decisiones técnicas lo habían dejado otra vez en inferiore. Ese sábado el técnico Varrela le daba una oportunidad con San Telmo que él no pensaba desaprovechar.

Raúl Fernández

Se había destacado siempre en inferiores, zurdo de buena pegada y gambeteador, pero a pesar de sus condiciones el camino a Primera División nunca fue fácil. Raul hoy alejado del fútbol recuerda esa tarde detalle por detalle más de 10 años después: “Me acuerdo que estaba toda mi familia en la cancha y me tocó entrar a los 11 minutos del segundo tiempo y 30 segundos después pude hacer el gol”

Temperley que venía de una mala racha, logró el triunfo por 2 a 0 y el de Raúl entrando por izquierda fue el segundo de esa tarde que nunca más olvidó. “Recuerdo como grité el gol, desaforado, por todo lo que significaba, todo lo que me había costado, ese gol que yo soñé que podía ser el primero de muchos”, se lamenta.

“Me acuerdo que a los pocos días fue mi cumpleaños y tengo la imagen de la mesa con mis amigos y familiares viendo los resúmenes deportivos y volver a gritar el gol en la mesa, fue una alegría enorme que nunca voy a olvidar”, completa.

A pesar de aquellos días de felicidad no pudo jugar mucho más en Temperley para pasar a Tristán Suarez dónde jugó sólo siete partidos sin volver a anotar.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano decía que la utopía no está para alcanzarla sino para obligarnos a ir tras ella. Sin embargo, las metas suelen desplazarse a la velocidad como la que Mbappé utilizó para escapar de los defensores argentinos en el Mundial de Rusia. Y aun después de alcanzarla, después de tanto buscarla, añorarla e idealizarla, el futuro puede no ser el esperado.

Cuando el gol es un sueño, lograrlo es lo importante. Sea una vez o mil, vale siempre la pena, aunque no sea más que por un segundo.