Cómo practicar sexo anal como una estrella del porno
Ilustración por Lia Kantrowitz para VICE

FYI.

This story is over 5 years old.

Sexo

Cómo practicar sexo anal como una estrella del porno

Los fans “ven cómo entra el pene. No me ven tumbada en la cama durante media hora metiéndome agua a presión por el culo y dilatándolo”.

Entre junio y julio de 2016, Holly Hendrix —que entonces tenía 19 años y llevaba un año en su ahora distinguida carrera pornográfica— se pasó 27 días grabando escenas de sexo anal duro. Como bien saben incluso los consumidores esporádicos de porno anal, el sexo en este tipo de escenas no es lento, suave ni breve. Normalmente se trata de dar por culo de manera fuerte, rápida y prolongada. Se mire como se mire, dice Hendrix, esa maratón fue todo un desafío.

Publicidad

Pero ese no es el único gran logro anal de Hendrix, y tampoco es la única estrella del porno que ha accedido a hacer atletismo rectal de manera regular y seria. Durante los últimos veinte años, una mezcla entre la competencia brutal entre las diferentes productoras de porno y el incremento gradual del interés por el sexo anal heterosexual ha convertido lo que una vez fue un fetiche extremo en un pilar del porno. El resultado es que ahora existen las llamadas reinas del anal —estrellas porno que filman muchísimo sexo anal, a veces incluso de manera exclusiva.

El saber popular sobre el sexo anal sugiere que, dada la presión intensa y frecuente a la que estas reinas someten a sus traseros, en principio sus carreras deberían verse limitadas por el dolor, el esfuerzo y el riesgo de lesiones a corto o largo plazo. Pero las profesionales de verdad normalmente sortean estos obstáculos y siguen a tope durante años porque realizan más preliminares que la persona de a pie que se lanza a probar el anal y, más importante todavía, porque acostumbran a tener rectos extraordinariamente resistentes.

En general, los culos son más complicados que las vaginas. El recto es tenso y tiene una piel muy fina, es corto y está ligeramente curvado, es seco e insensible, normalmente no puede tolerar la fricción ni ser penetrado rápida y profundamente. Los gurús de la salud sexual aconsejan a los que quieren probar el sexo anal esperar hasta percibir que la persona que recibe esté relajada y se tome las cosas con calma al principio, evitando el dolor de penetrar un esfínter apretado. A partir de ahí, recomiendan a las parejas que, siempre con cuidado, busquen y descubran buenos ángulos, usen mucho lubricante y se comuniquen mucho y de manera abierta. A algunos, el sexo anal jamás les proporcionará placer. A otros, les puede estimular el punto G y el pilar del clítoris o la próstata, lo que proporciona placer de verdad —incluso orgasmos completamente anales. Sea como sea, tu manual promedio recomendará que las parejas traten el sexo anal como algo para hacer de vez en cuando; incluso muchas parejas gais, según muestran nuevos estudios, siguen esta norma y hacen más juegos orales o manuales que anales.

Publicidad

Algunos de los riesgos del sexo duro son el desgarro o la rotura del tejido rectal o la distensión temporal de los músculos anales, lo que puede provocar incontinencia anal temporal o incluso un prolapso, es decir, que básicamente el recto te salga por el ano. Puede que los prolapsos sean un fetiche para algunos, pero requieren atención médica, igual que algunos desgarros serios. No hay mucha información médica sobre los efectos a largo plazo del sexo anal duro continuado, aunque algunos estudios sugieren que puede debilitar permanentemente los músculos y causar incontinencia rectal a largo plazo. Y los desgarros graves o los prolapsos repetidos pueden causar problemas crónicos. "Al igual que con cualquier otro músculo del cuerpo", dijo Cherie DeVille, reina del anal y veterana de la industria del porno desde hace siete años, quien casualmente tiene un doctorado en Fisioterapia, "puedes hacer que el esfínter se estire y dé de sí hasta el punto de no retorno".

Consciente de los riesgos, DeVille se tomó las cosas con calma, practicando en casa durante cinco años después de meterse en la industria del porno y antes de centrarse en esta especialidad. Otras mujeres, como Charlotte Sartre, entran en la industria teniendo ya muchísima experiencia anal personal y deciden especializarse porque saben que ya pueden practicar sexo anal duro regularmente y lo disfrutan.

"Al igual que con cualquier otro músculo del cuerpo puedes hacer que el esfínter se estire y dé de sí hasta el punto de no retorno"

Publicidad

Extrañamente, la mayoría de reinas del anal con las que he hablado apenas tenían experiencia antes de especializarse en sus carreras. A Hendrix no le habían ni metido un dedo por el culo antes de su primera escena. Muchas de ellas casi no recibieron consejos antes de rodar sus primeras escenas, y otras se especializan en el anal más por necesidad que por propio entusiasmo. "Había estado mucho tiempo sin hacer nada", dijo Hendrix sobre lo que le motivó para realizar su primera incursión anal. No estaba segura de poder conseguir más trabajos de sexo vaginal tradicional y sabía que había mucha demanda de sexo anal, así que llegó a una conclusión: "Si me voy a meter cosas en el coño ante una cámara, por qué no metérmelas también por el culo. Vamos a intentarlo".

Existe tanta información disponible sobre el sexo anal que, según la experta Joanna Angel, incluso las chicas sin experiencia saben más de cómo metérsela por el culo que lo que sabía ella en su primera escena, producida por ella misma sin tener ni idea de cómo hacerlo. Aun así, no todos consiguen relajarse o acostumbrarse. "Me encuentro con un montón de chicas nuevas y jóvenes que lo prueban y lo odian", dijo Sartre. "Pero lo siguen haciendo porque saben que gusta y está bien pagado. Así que toman analgésicos y se sienten totalmente infelices". Eso, explica ella, es la receta perfecta para el dolor, las lesiones y una carrera relativamente corta en el mundo del sexo anal.

Publicidad

Las reinas del anal que una vez fueron inexpertas, sin embargo, salen de sus primeras experiencias pensando, como dice DeVille, "Ah, sí puedo hacerlo, sí, está bien… de acuerdo, a por todas". Curiosamente, incluso aunque se especialicen rápidamente en el sexo anal, apenas lo practican en sus vidas personales. Y cuando lo hacen, dicen que se parece más a lo que recomiendan los sexólogos anales que al porno anal.

No importa la poca experiencia que tengas al principio, la mayoría de personas que practican este tipo de sexo desarrollan protocolos que les ayudan a gestionar la cantidad de sexo anal en la que se involucran. La rutina de cada reina es diferente, aunque normalmente incluye algún tipo de restricciones en la dieta y enemas para no ensuciar, dilatación anal con los dedos o juguetes, técnicas mentales o de respiración para prepararse psicológicamente o relajarse, y a veces pruebas fuera de pantalla para ver cómo se siente el miembro de los actores masculinos cuando está dentro. Los fans "ven cómo entra el pene", dijo Sartre. "No me ven estirada en la cama durante media hora alternando entre meterme agua en el culo y dilatarlo".

"Ven como entra el pene. No me ven estirada en la cama durante media hora alternando entre meterme agua en el culo y dilatarlo"

Incluso con los preparativos, estas actrices llevan sus anos al límite. Las contrataciones son irregulares, dice la reina del anal Mandy Muse, así que puede que acaben sin practicar el sexo anal durante semanas y después grabar varias escenas de anal en unos pocos días. Muchas reinas del sexo anal también intentan ponen a prueba sus límites y se atreven con escenas de doble o triple penetración e incluso escenas de "circo anal".

Sea como sea, estas especialistas ven importante reconocer sus límites y escuchar a sus cuerpos. Algunas, como Sartre, se ponen reglas sobre la frecuencia con la que rodar sexo anal duro: para ella es un día sí, un día no, porque "es como una rutina de ejercicio, dale a tu cuerpo un día para recuperarse de todos esos microdesgarros". Puesto que cada culo tiene una tolerancia y un riesgo de lesiones diferentes, los límites en el rodaje varían; DeVille solo rueda una escena de anal por semana. Otras como Hendrix solo procuran darse cuenta del momento en que "las cosas se descontrolan un poco, no sé si me explico", se toman un descanso de unos días o semanas para recuperarse. DeVille recomienda hacer el equivalente anal de los ejercicios pélvicos para que se vuelva a tensar durante los descansos.

"Es necesario estar cien por cien sobria", añade Sartre, para "sentir todo lo que le pasa al cuerpo y decir si algo va mal… no recomendaría ni tomar un paracetamol antes de rodar".

La mayoría de gente puede desarrollar una consciencia anal fácilmente y aprenderse los trucos de preparación del oficio de reina del anal. Pero es probable que poca gente tenga un recto preparado para un ensanchamiento considerable, seguro y habitual. "Incluso si le enseñas a la gente todo lo correcto, a veces dicen 'Sabes, es una sensación rara'", dijo Sartre. "Tengo mucho respeto por la gente que admite que el sexo anal no es lo suyo".

Es algo que DeVille cree que los entusiastas del anal deberían tener en cuenta. Le preocupa que algunos espectadores se tomen demasiado en serio las fantasías que las reinas del anal crean y que esperen que cualquier mujer pueda recibir por el culo tan fuerte y con tanta frecuencia como una especialista sin ningún tipo de problema. A esos espectadores, avisa DeVille, no os lancéis al sexo anal demasiado a fondo o demasiado rápido. Porque si tu compañera no está cómoda o se lesiona, "no querrá hacerlo de nuevo".