El nombre y la imagen de José Manuel Mireles, dio la vuelta al mundo cuando en el año 2013, se convirtió en el fundador y líder de los Grupos de Autodefensa Comunitaria que lucharon en contra el cártel de los Caballeros Templarios en el estado de Michoacán.Han pasado ya más de cuatro años y a Mireles le ha sucedido de todo. Organizó gran parte de la lucha contra el narco en su tierra, libró duros enfrentamientos con miembros del crimen, tuvo un accidente en una avioneta que le dejó un estado de salud muy delicado, pasó tres años en la cárcel por portación de armas prohibidas —actualmente sigue su proceso en libertad condicional— y ya ha escrito un libro.
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En una entrevista con VICE News, Mireles Valverde, quien lleva 7 meses fuera de prisión, asegura que su intención, es sofocar el fuego que hace arder Michoacán, pero sin soltar una sola bala.En el año 2013 esta entidad del Pacífico mexicano, se resquebrajó. Cuna de algunos de los narcotraficantes más peligrosos y buscados por las autoridades, Michoacán fue testigo de cómo los cárteles diversificaron sus actividades. Ya no sólo traficaban droga. También extorsionaban, secuestraban, torturaban y se robaban a las mujeres de los pueblos.
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Ante el caos imperante y la correspondiente inacción del gobierno, Mireles encabezó a un grupo de personas que tomó en sus manos la “limpieza” de cerca de 30 municipios. Pretendían desterrar al narco y para ello solicitaron permisos especiales para utilizar armas. Los obtuvieron, se pusieron manos a la obra, y después cuando la autoridad tomó el control y creó la llamada Policía Rural, Mireles fue apresado.Hoy día, Mireles enfrenta su proceso en libertad. Aún no tiene fecha para la conclusión del juicio, pero asegura que no quitará el dedo del renglón hasta lograr que Michoacán deje de ser tan violento. Todo este tiempo, dice, se ha estado reuniendo con estudiantes, académicos, obreros y empresarios que comparten su idea de pacifismo.Sólo hay una cosa que hace que Mireles pierda la calma mientras habla: el tema de sus aspiraciones políticas. A pesar de que hay quienes aseguran que le gustaría dirigir la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) local, él lo niega. Su respuesta es enfática:
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— No, jamás lo he pensado. Yo soy decente, oiga. Yo soy feliz en mi rancho: ir a sacar un pescado si quiero comérmelo. O cazar un conejo. O una iguana. O una huilota (tórtola).En general, se asume como un decepcionado acérrimo de la política actual en el país. “Nunca buscaría un lugar en este sistema político podrido que nos gobierna hace más de 80 años. Pareciera que los partidos tuvieran como consigna dividir a la sociedad. Y de paso siguen haciendo lo que su regalada gana les da con la nación entera”.El michoacano asegura que, justamente por todo lo que han pasado, los mexicanos no son los mismos. Una de las ideas alrededor de las que gira su libro Todos somos autodefensas, es que se está de frente al despertar de un pueblo.
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“Por eso estoy seguro de que en 2018 tenemos una magnífica oportunidad de cambiar el sistema político nacional. Pero para que ello pasara tendríamos que estar unidos. Y no lo estamos. Eso ocurre porque nos gobierna gente que se duerme con una camiseta de un color y despierta con otra, de otro color.”Mireles dice estar a la expectativa del resultado de las elecciones presidenciales que se avecinan. Pero de algo sí está seguro: es necesario que todos voten, y que defiendan su decisión en caso de que a alguien se le ocurra inventarse una nueva “caída del sistema”; es decir un fraude electoral.
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En caso de que esto último ocurriera no pondría a las armas necesariamente como primera instancia. Pero también en este punto vuelve a ser enfático.— ¿Tendrían que estar las armas de por medio? —se le pregunta.— Si no nos queda otra solución, ya sabemos cual es el camino. Nosotros (en Michoacán) ya lo demostramos. Y demostramos que sí se puede —finaliza Mireles.Sigue a Ollin Velasco en Twitter: @ollinvelascoSigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs