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Tenemos que reevaluar quién es Batman

¿Cómo fue que pasamos del Adam West kitsch al depresivo Ben Affleck?

Una de las cosas más irritantes de Justice League es que Batman pareciera no querer estar ahí. Y, no solo gracias a la interpretación aletargada de Ben Affleck, el caballero de la noche se ha vuelto una carga indeseable. Sí, uno espera que Batman sea melancólico y sombrío, pero esto es malo. Affleck busca la salida en cada escena como si fuera un adolescente emo. Es desconcertante ver a uno de los personajes más populares de la historia de DC Comics reducido a un depresivo bulto hinchado. Durante los últimos setenta y cinco años, Batman se ha vuelto un titán de la cultura popular, y el personaje ha probado ser maleable, pero con esto hemos llegado a un punto límite. Tenemos que darle un tiempo fuera a Batman. Será lo mejor para él. Piénsenlo como una separación informal, como darse un tiempo. Una temporada sin él nos permitirá evaluar el increíble legado del personaje antes del siguiente paso de su evolución. Después de todo, la ausencia hace que queramos más del caballero de la noche.

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Ha habido versiones de Batman desde los años treinta. El personaje era usado con cierta mesura por fuera de los comics en sus primeros años en la versión de acción en vivo de Batman (1966), protagonizada por Adam West y Burt Ward, y ese fue el paso más grande de las páginas a las pantallas. Hay muchas generaciones de fans —de los cuales la mayoría ha descubierto la serie por medio de repeticiones y retransmisiones— que hablan del Batman del '66 con mucho amor y sin ninguna ironía. Esto, gracias a que durante los setenta y ochenta, esa seguía siento la única adaptación a las pantallas de Batman. El personaje no había llegado al punto de la saturación insoportable al que ha llegado hoy en la cultura popular. Los fans apreciaban cualquier tipo de adaptación y además no había ninguna noción preconcebida de lo que "debería ser" Batman. En 2017, tener alguna versión de Batman significa que, sin duda, habrá algún amigo nerd que te aleccionará sobre las rígidas reglas que Batman debe seguir para que su adaptación sea exitosa. El Batman del '66 crece en estatura cada vez que una interpretación moderna del personaje se equivoca a lo grande. La versión de acción en vivo de Batman de finales de los sesenta ahora se ve como un faro multicolor de esperanza en medio de estos tiempos oscuros.


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¿Pero en qué momento se llenó tanto la Baticueva? Todo cambió en 1989, cuando Batman de Tim Burton arrasó en taquillas y nos entregó la versión gótico-urbana del personaje, que convertía al Batman del '66 en un chiste que perduraría por toda una década, mientras los fans aprendían a apreciarlo. A finales de los ochenta, el ritmo de Batman de repente aceleró hasta el punto en que una nueva película salía, en promedio, cada tres años a lo largo de los noventa: Batman Returns (1992), Batman: The Mask of Phantasm (1993), Batman Forever (1995), Batman and Robin (1997). En cuanto a la televisión, Batman: The Animated Series ganó muchos nuevos fans con su impresionante animación de estilo art deco con énfasis en grandes historias y un enfoque en las habilidades detectivescas del héroe y en la historia de todos sus villanos. De alguna manera, en el rango de una década, tuvimos más Batman que nunca antes, y vimos su ascenso y caída.

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Batman & Robin acabó con el estilo del personaje. La prueba está en lo mucho que le tomó volver a las pantallas: ocho años. De algún modo, la espera fue acertada. Tuvimos una temporada lo suficientemente larga para reevaluar a Batman antes de que Christopher Nolan lo redefiniera con la trilogía del Caballero de la Noche, que llevó a las películas de cómics más allá de sus límites. Los críticos aclamaron el film y Heath Ledger ganó un Oscar por su escalofriante interpretación del Joker. The Dark Knight fue nominado a ocho Oscars en total; Batman no solo era una cosa taquillera, ahora era tenía credibilidad en la historia del cine.

Aún así, el ritmo de películas de Batman cada tres años volvió a retomarse nuevamente en este periodo, y ha persistido hasta hoy con Batman versus Superman: Dawn of Justice, Suicide Squad (Batman solo hace un cameo, pero cuenta) y Justice League. Entre todo esto, Batman además fue incluido en The Lego Movie y The Lego Batman Movie, que complicó aún más las cosas (en la mejor manera posible) al presentar una versión meta de la existencia del personaje. The Lego Batman Movie funciona como una tesis sobre las contradicciones de la larga historia, las diferentes caracterizaciones y las muchas adaptaciones de Batman. Cualquier interpretación de Batman que vaya después de la versión de Lego tendrá que trabajar muy duro para vencer la manera alegre en la que el film se burla de sí mismo y de todo el canon de Batman.

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A Batman lo llamaron nuevamente a la acción —prematuramente— gracias a un evento muy importante: The Avengers. Marvel logró ejecutar el sueño de compartir un universo cinemático y ahora ningún éxito en taquilla sería el mismo. Warner Brothers se las rebuscó para meter como fuera a sus héroes en este modelo de películas con su nueva y triste versión de Superman, Man of Steel, para dar el primer paso. Naturalmente, Batman tenía que entrar al campo de juego lo más pronto posible. DC Comics ha estado metiéndole Batman a todo tipo de cosas durante años. La presencia de Batman puede propulsar significativamente las ventas, ya que el personaje siempre ha sido un imán para los fans. Uno puede saber cuando un cómic necesita un empujón, o está a punto de ser cancelado, cuando Batman aparece en él. Pero tan pronto Batman apareció en Dawn of Justice se hizo claro que necesitábamos más tiempo para recuperar nuestro aliento de The Dark Knight Rises, que probó ser un final digno y que le dio a Batman su merecido descanso.


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Se espera que Warner Brothers pierda alrededor de 100 millones de dólares con Justice League después de haber fracasado en llamar la suficiente atención de la audiencia estadounidense para recuperar los 300 millones de presupuesto de la película. Cuando un estudio de películas no puede hacer plata con un equipo de héroes icónicos, que incluyen a Batman —uno de los personajes más lucrativos de todos los tiempos—, hay un gran problema en frente (además, tal vez no tenían que gastar 30 millones una sola película). Y aunque la mayoría de la culpa la tiene la película misma, no puedo evitar pensar que llegamos a un punto de fatiga de Batman, y me rompe el corazón. Es una traición al legado de Batman, que hoy por hoy está lleno de interpretaciones, sin importar como uno se sienta respecto al Batman del '66, al de Burton, al de dibujos animados, al que muestras las tetillas, al de Lego o al de Nolan.

Un nuevo film de Batman está en proceso con el director Matt Reeves (Cloverfield, Dawn of the Planet of the Apes) al mando (por ahora), y con una gran posibilidad de que otra persona interprete al personaje. Por ahora, el mejor aliado de Batman es el tiempo. Sabemos que la cifra mágica son ocho años, y además no hay carencia de material de Batman en el mundo. Usemos este tiempo para volver a ver Batman del '66 en su totalidad, para deleitarnos con la increíble película animada The Mask of Phantasm, o para apreciar la brillantez de la única película navideña de Batman, Batman Returns. Estoy seguro que la próxima gran interpretación del personaje está muy cerca, pero un descanso de él estaría bien.

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