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Game of Thrones

El estreno de ‘Game of Thrones’ cumplió con las expectativas

Desde el letal inicio del capítulo, "Dragonstone" fue todo un éxito. Prepara el escenario para las batallas explosivas que están por venir.
Imagen cortesía de HBO

"Tal vez no sea el hombre más agradable".

El director Jeremy Podeswa ha sido durante mucho tiempo la curita mágica de Game of Thrones. Nos ha guiado por situaciones como la introducción de las Sand Snakes, la revelación de que Melisandre es una avejentada cougar y la resurrección de Jon Snow. ¿Quién mejor para dirigir este estreno que pretende aplicar la Flavor Flav y prepararnos para combatir a las autoridades?

"Dragonstone", dirigido por Podeswa, va más allá de las expectativas. El primer episodio de la séptima temporada es un éxito rotundo: desde la primera escena —donde el difunto Walder Frey pronuncia la frase con la que todos los actores sueñan: "Se preguntarán por qué los convoqué a todos aquí"— hasta su ridícula e impresionante escena final, en la que un mudo Peter Dinklage gana los 2 millones de dólares más fáciles de la historia. Cada personaje recibe un poco de atención. Incluso el segmento de "previamente en" es inusualmente artístico y los créditos de inicio develan algunas grandes sorpresas (¡Bienvenido al programa, Oldtown! Y bienvenido de nuevo, Dragonstone. Había pasado mucho tiempo.)

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En un apropiado homenaje al tristemente fallecido George A. Romero, el episodio comienza con una falange de zombis que se arrastran por el territorio. Un extraño trío de supervivientes —Meera Reed, Bran Stark y Dolorous Edd— se reúne afuera de la Wall, después de lo cual la acción regresa a Winterfell. Jon Snow, el nuevo rey en el Norte, divide el trabajo de defender el reino entre mujeres, niños y pelirrojos barbudos, sólo para ser cuestionado por su hermana. Sansa exige que castiguen a los vasallos traidores y que Jon gobierne como un tirano, para que no acabe como Ned, Robb, Catelyn y Hillary. Se supone que debemos creer que el conflicto interno de esta temporada es el tradicionalismo mimado de Sansa Stark contrapuesto con las actitudes pacifistas de Jon Snow. Pero, en mi opinión, no hay forma de que los Starks se enfrenten el uno contra el otro ahora que han llegado tan lejos para estar juntos. Que se molesten entre sí no es parte de la larga tradición de traiciones: es simplemente un asunto familiar.

Crédito: Helen Sloan/HBO

"Rocas, mierda de pájaro, y mucha gente fea"

No me gusta el mapa sobre el que está parada Cersei Lannister mientras sermonea a su hermano Jaime sobre la lealtad en los tiempos de una guerra entre dinastías. No sólo es raro ver el mapa de los créditos de apertura aplastado y en Technicolor; sino que la escena explica mediante diálogos algo que podrían mostrarnos. La siguiente escena nos muestra eso precisamente: el vikingo y antiguo mini-jefe Euron Greyjoy (Pilou Asbæk) llega en una flota de naves con velas que muestran un pulpo al revés. Pero ¿cómo construyeron los Ironborn tantos barcos en tan poco tiempo? ¿Y cómo se las arregló Euron para hacerse un corte de cabello estilo Sinéad O'Connor? (Lo sé, lo sé, repítete a ti mismo, es sólo un programa, realmente debería relajarme.) Asbæk es claramente el indicado, un actor que se parece con exactitud a una figura de acción de sí mismo. Pero como Euron se escabulle con la promesa de demostrar su lealtad para apaciguar a su reina, sabemos que nunca lo odiaremos tanto como a Ramsay Bolton. Ese tipo de odio sólo llega una vez en la vida, no nos pidan que lo usemos aquí.

Nos ponemos al día con Samwell Tarly a través de un montaje bien logrado estilo Requiem o el cine de Edgar Wright, que incluye vómito y bacinicas. Luego nos presentan a su asesor de tesis en la Citadel, cortesía del recién llegado actor Jim Broadbent, que le da el discurso motivacional que todos hemos esperado durante largos meses: "Podemos perdonarlos por pensar que era realmente el final, pero no lo fue… Todo invierno que ha llegado ha terminado. Sé un buen chico, y limpia esto". Gracias señor. Y para ti Sam: ser un becario es duro, sigue adelante.

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Leyendas de la Larga Noche

La segunda mitad del episodio está dedicada en su mayor parte a personajes secundarios como The Hound y Littlefinger: Brienne entrena con su escudero, Jorah Mormont aparece en una celda para leprosos en Oldtown, Petyr Baelish intenta hablar con Sansa, que no tiene la paciencia ("No hay necesidad de que acabes la idea, voy a asumir que era algo inteligente"), y Arya se sienta a comer con el popstar Ed Sheeran y otros soldados. Pero lo más conmovedor es cuando seguimos a Sandor Clegane, cuyo sentimentalismo inusual —"No me caes bien, pero no eres alguien malvado"— está peligrosamente cerca de fundar una comunidad (como la del Anillo). También hay un recurso argumental bastante transparente cuando The Hound mira fijamente al fuego, y casi se puede escuchar al Dungeon Master leyendo desde su libreta cuando él le dice a Thoros y Beric Dondarrion que deben viajar a la Wall, como indica la trama.

Entre cada temporada, era fácil para los fans —que miraban fijamente todas las piezas ensambladas en el tablero— preguntarse cuánto tiempo tardarían los personajes en descubrir el dragonglass, al Night King, el parentesco real de Jon Snow, y otros detalles. Samwell Tarly conjunta la mayoría de estas cuestiones en el capítulo, lo que significa que "Dragonstone" nos ha ahorrado una enorme cantidad de exposición y que su maestría en Humanidades puede servir de algo en Westeros. En cuanto a la marcha triunfante de Daenerys por la abandonada base de Stannis, es una escena que transcurre sin diálogos. El castillo y el trono se ven increíbles, y la última línea, "¿Empezamos?" es tan "metal" como meta, que debería ser el objetivo de cualquier director ambicioso que desee apoderarse del horario estelar.