Este cineasta instaló una cámara de video en la cuenca de su ojo derecho

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Este cineasta instaló una cámara de video en la cuenca de su ojo derecho

Un accidente con arma de fuego dejó a Rob Spence ciego de un ojo cuando era niño. Entonces, decidió instalarse una cámara en el ojo.

Este artículo se publicó originalmente en Motherboard, nuestra plataforma dedicada al mundo de la tecnología.

En mayo, Rob Spence estaba en un restaurante de Toronto con su cuñado y su esposa, cuando una camarera se dirigió al cineasta de 44 años para anotar su orden, y lo que vio mirándola fijamente fue a un hombre con el ojo derecho brillando en color rojo, como Arnold Schwarzenegger en The Terminator.

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Según Spence, la camarera se esforzó visiblemente por no mirar o decir nada sobre su brillante ojo de cyborg, y simplemente preguntó: "¿Qué le gustaría ordenar, señor?".

El cineasta que se hace llamar como 'Eyeborg.' Imagen: Rob Spence

El ojo equipado con una cámara registró su breve interacción con la mesera mientras Spence les daba una demostración de su ojo ciborg a sus acompañantes, me dijo en una entrevista en Toronto varios días antes de su aparición en FutureWorld, una conferencia sobre robótica y prótesis de alta tecnología celebrada en OCAD Universuty en junio.

"En esta ciudad, la gente es muy educada y no quiere atraer la atención hacia mi ojo, pero en Brasil, por ejemplo, querían interactuar conmigo", dijo.


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Las preocupaciones en cuanto a la privacidad han girado entorno a los dispositivos usables que registran lo que el usuario ve, como el Google Glass. Spence dijo que su proyecto no se compara con este último, ya que no puede usar su cámara por mucho tiempo y una luz LED roja alerta a los otros de que está grabando. Sin embargo, él se pone a la defensiva cuando le preguntan sobre los límites éticos de grabar a las personas sin su permiso.

"Existe una tensión competitiva entre mi derecho a reemplazar el ojo que perdí y el derecho de los demás a la privacidad —dijo—. ¿No tengo permitido poner una cámara en mi propio cuerpo?".

El ojo-cámara. Imagen: Rob Spence

Spence, quien vive en Coburg, Ontario, se llama a sí mismo 'Eyeborg' y no está lejos de serlo: siendo legalmente ciego desde que se disparó accidentalmente en el ojo cuando era niño, se le ocurrió la idea de construir una cámara diminuta que cupiera en su ojo derecho y que grabara todo lo que veía.

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No usa la cámara todo el tiempo, pues sólo puede grabar un máximo de 30 minutos antes de que la batería se quede sin energía. Durante nuestra entrevista, llevaba un parche ocular, el mismo que usó durante su charla en la conferencia de Futuristas de Toronto.

Hacia el final de su charla, se quitó el parche del ojo, colocó la cámara especializada en su cuenca ocular y grabó brevemente a la audiencia al tiempo que las imágenes eran transmitidas en una pantalla de televisión en el escenario. La audiencia de alrededor de 120 personas se quedó sin aliento y aplaudió.

La pequeña cámara que va adentro del dispositivo. Imagen: Rob Spence

La cámara ocular de Spence utiliza una señal analógica en vez de una digital, gracias a su diminuto transmisor. Lo que él graba puede ser transmitido a otra pantalla, como un monitor de bebé o un televisor.

"Funciona lo suficientemente bien como para participar en conferencias de cyborgs", dijo Spence, riendo un poco. Mostró tener un sentido del humor socarrón, tanto en nuestra entrevista como en el escenario de FutureWorld. No toma su discapacidad demasiado en serio, me dijo.

En estas conferencias, uno puede sentirse como si estuviera en un "circo, donde yo soy el fenómeno — dijo—. Pero no me siento como la mujer barbuda ni nada de eso. Además viajo por el mundo".

En la actualidad, Spence usa un parche casi siempre. Imagen: David Silverberg

La travesía de Spence comenzó cuando viajó al extranjero a la edad de 9 años para visitar a su abuelo en Irlanda. Estaba jugando con una escopeta, apuntando a un montón de estiércol de vaca.

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"Tenía la cabeza contra la escopeta, como vi a los vaqueros hacerlo en las películas, o como Ralphie en A Christmas Story —recordó Spence—, y literalmente me di un culatazo en el ojo derecho al disparar. La pistola rebotó fuertemente contra mí, contra mi cara, y aunque no perdí mi ojo en ese momento, estaba traumatizado y me declararon legalmente ciego, a pesar de conservar un poco de visión en ese ojo". (Su ojo izquierdo está sano).

Sin su percepción de profundidad y visión periférica, tuvo que adaptarse a su recién adquirida torpeza, como chocar contra los estantes en los supermercados. Estuvo bien con el uso de un parche en el ojos mientras producía uno de sus primeros documentales, Let's All Hate Toronto, con el cineasta Albert Nerenberg, en 2007.

Más o menos en ese tiempo, su ojo dañado comenzó a hincharse y la córnea se deterioró. "Me dijeron que tenían que reemplazarme el ojo, y ahí fue cuando empecé a investigar sobre las cámaras oculares —dijo Spence—. ¿Por qué no usar algo diferente de un ojo de cristal?".

Empezó a contactar a varios fabricantes de cámaras e ingenieros, y rápidamente se dio cuenta de que la idea les resultaba atractiva. Sus socios tecnológicos estaban emocionados por desarrollar esta cámara diminuta para que encajara en su ojo, sería una primicia mundial.


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En 2008, se construyó la primera cámara ocular de Spence. Era una cámara equipada con un micro transmisor de radiofrecuencia, pero no estaba conectada a su nervio óptico. Spence no podía ver a través de ella, pero podía usarla para grabar a los demás.

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El ojo-cámara abierto. Imagen: Rob Spence

Los ingenieros utilizaron un molde de cera de su cavidad ocular para asegurarse de que la cámara encajara de forma segura bajo su párpado. Un interruptor magnetizado de lengüeta —un interruptor eléctrico accionado por un campo magnético aplicado— le permite encender y apagar la cámara.

Aunque Spence no inserta la cámara ocular en su rostro con regularidad, la empleó cuando el fabricante japonés de videojuegos Square Enix lo comisionó para rodar un documental sobre cyborgs de la vida real, previo al lanzamiento de 2011 de su videojuego Deus Ex: Human Evolution. Spence llenó el documental de 12 minutos con material de su cámara ocular, con la que filmó las entrevistas que les realizó a otras personas y en las que hablaron sobre sus prótesis de alta tecnología.

La tecnología integrada de Spence le da vida al potencial de The Singularity, la idea del hombre y la máquina fusionándose para crear una nueva era tecnológica. Spence me contó con gran entusiasmo sobre la idea de Elon Musk de desarrollar una interfaz neuronal, con el objetivo de convertir la Inteligencia Artificial basada en la nube en una extensión del cerebro humano.

Vivimos en una era de lifecasting y cámaras GoPro, las cuales pueden grabar al público sin su permiso o conocimiento explícito. Los livestreams en Facebook, Twitter e Instagram ahora son la norma. Y pronto podríamos vivir en un mundo en el que unas prótesis más avanzadas puedan tener integrado el livestream a las redes sociales, enturbiando aún más el panorama del derecho que tiene una persona a grabar lo que ve y el derecho del público a la privacidad.

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Spence me recordó que no está interesado en hacer una crónica de cada momento de su vida; quiere reservar su cámara ocular para proyectos especiales, en vez de grabar lo que comió en el desayuno.


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En FutureWorld en Toronto, cuando Spence terminó su presentación, rápidamente tomé algunas fotos de su ojo brillando con la luz LED roja, pero pronto me vi rodeado por los fans de Eyeborg. Ningún otro presentador provocó una reacción tan intensa.

"¿Puedo tomarme una foto contigo?" —le preguntó un asistente, tratando de empujarme para poder acercarse a él. Noté que Spence sonreía. Aquí es una celebridad, y sin duda puedo decir que estaba disfrutando de esa fama geek, mientras nos dejó reconsiderando lo que es ser humano.