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Exceptuando el fisicoculturismo, los profesionales de otros deportes evitan ser asociados con estas sustancias, aunque gran cantidad de atletas se han visto relacionado con ellas en algún momento de su carrera. La industria del deporte vive hoy instalada en una doble moral que castiga a los deportistas consumidores pero a su vez propicia el uso de los productos prohibidos debido a las enormes exigencias de las distintas competencias. El ciclismo es un buen ejemplo de ello.La pregunta obligada es: ¿Realmente se necesitan los esteroides para alcanzar el máximo rendimiento? En caso contrario, ¿es posible llegar a nuevos límites e incrementar la fuerza y la velocidad confiando en la genética propia?La paradoja se complica, especialmente porque los medios y las mismas autoridades que regulan las competencias han hecho una campaña consistente de satanización del uso de los esteroides. ¿Hasta qué punto son realmente peligrosos?Héctor Falcón es un artista visual mexicano que a finales de 1999 realizó la pieza 49: Metabolismo alterado. En esta performance, Falcón diseñó, modeló y reconstruyó su propio cuerpo en cuarenta y nueve días gracias a una dieta estricta, sesiones religiosamente planeadas de ejercicios… y sí, también una dosis de hormonas. Con un fin artístico, la obra también nos permite acercarnos a las alteraciones que puede tener un cuerpo expuesto al uso de sustancias aumentadoras del rendimiento.Más deportes: La NHL pierde parte de su esencia sin las peleas
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