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"Era divertido tener dinero a veces y poder ir a Londres y salir con mis amigos, llevarlos a un strip club, invitarles los tragos y gastar mucho dinero", recuerda. Sin embargo, a dos años de haber publicado Lolito, Ben me dice que ya no es lo mismo. A pesar de que recuerda con nostalgia la época en que salía con sus amigos, en realidad no disfruta las fiestas ni los antros. Ahora vive en Berlín y aunque le gusta tomar todos los días, prefiere hacerlo en su casa o en un bar donde la gente no hable con él."Cuando salí de la escuela me di cuenta que no quería ir a la universidad, no quería conseguir un trabajo, así que tenía este libro (Crezco) y conseguí venderlo a una gran casa editorial. Después mi juventud se convirtió en una buena estrategia de marketing para ellos".Aunque todavía recibe correos de algunos de sus fanáticos y no se arrepiente de haberlos escrito, Ben me cuenta que no le gustan sus libros y que no cree que sean buenos: "Es bonito que las personas crean que hay un gran sentido atrás de lo que escribo. Porque significa que lo toman como si fuera una cosa seria. Pero para mí solo es un libro de un adolescente triste".Brooks me dice que no quiere hacer libros sobre adolescentes para siempre, pero escribir sobre otros temas no le ha funcionado bien. Sus últimas dos novelas fueron rechazadas por la casa editorial que publicó Crezco y Lolito, y de acuerdo con Ben, en parte es porque no tiene experiencia siendo un adulto. "Siento que ahora puedo parecer un poco decepcionante. No sé. Quizá porque todavía no escribo un buen libro. La gente pensaba 'Es bueno para su edad, denle un poco de tiempo y escribirá un gran libro', y nunca pasó".
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