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Las redadas contra la prostitución en Brasil son un espectáculo

A pesar del esfuerzo que han hecho la policía y la presidente Dilma por desanimar el negocio del sexo, el turismo sexual en Brasil es legal.

Fotos por el autor. 

Unas horas antes del partido inaugural entre Brasil-Croacia en el Mundial y a una cuadra del hotel donde se hospeda el presidente de la FIFA, Joseph S. Blatter, la policía en Río de Janeiro invadió el ‘Balcony Bar’, un destino popular de encuentro entre gringos y trabajadoras sexuales. Lo clausuraron indefinidamente y dejaron a cientos de turistas, mujeres y travestis confundidos y deambulando por la playa de Copacabana.

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Dos horas después, mientras miles de hinchas futboleros se congregaban en la calle para ver la inauguración en la pantalla gigante del FIFA Fan Fest en Copacabana, la policía llegó al ‘Balcony Bar’ en el mismo coche que un equipo de noticias de O Globo, el monopolio mediático de Brasil, quien también sacó la noticia sobre la clausura del ‘Balcony’ esa mañana, para dar detalles de las acusaciones en una entrevista exclusiva para televisión.

Un policía civil del departamento de turismo le reveló a O Globo que una menor había acusado al dueño de ‘Balcony Bar’ de pedirle que reclutara a otras mujeres par que fueran a comer gratis y estuvieran disponibles para los gringos.

Sólo hay un detalle: ‘Balcony Bar’ no es un burdel, ni se lucra de las transacciones entre los clientes y las trabajadoras sexuales.

Es un restaurante y un bar con una constante rotación de pésimas bandas de covers, un buffet de desayunos a las cinco de la mañana que incluye pan francés, donas y salmón ahumado, y un destino abominable en Copacabana para que los gringos se encuentren con prostitutas desde que el aún más infame ‘Help Discoteque’, a un par de calles, cerró.

El establecimiento no asume ninguna responsabilidad sobre lo que se discute en las mesas del restaurante, ni pide identificación a mujeres que parecen ser trabajadoras sexuales para ver si son mayores de edad.

El dueño, un extranjero llamado David Edger, tiene fama de repartir comida gratis a todos.

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Un antropólogo sexual de Río, Thaddeus Blanchette, dijo que Edger reparte comida a las 5PM, y “casi seguro le pagó a niños de la calle para que repartieran volantes que ayudaran a subir el negocio, que mencionaran la comida gratis— para turistas, policías, todo el mundo”.

Blanchette es un organizador del Observatorio de Prostitución/UFRJ, un proyecto de investigación del laboratorio etnográfico de la Universidad Federal de Río de Janeiro que monitorea qué pasa con las trabajadoras sexuales de Río durante el Mundial. Ha pasado la última década estudiando la industria sexual de Río junto con Ana Paula da Silva.

Blanchette dice que el episodio del ‘Balcony’ del 12 de junio es un cambio rotundo para la policía de Río, que acusó a Edger de intentar prohibirle la entrada al bar a una travesti menor de edad, en 2009.

“Le dijeron que no podía discriminar a las trabajadoras sexuales, personas transgénero, o incluso a los menores, siempre y cuando fuera de día”, dijo Blanchette. “Ahora la policía está diciendo que deberían sacar del bar a todas las que crean que son prostitutas”.

En 2010, la policía se estacionó afuera del ‘Balcony Bar’ y demostró poca preocupación por la explotación sexual infantil.

Blanchette dijo que durante el Mundial del 2010 vio a una niña que claramente era menor de edad sentada en una mesa con turistas extranjeros y la reportó con un mesero y con el manager del ‘Balcony’, quienes le respondieron que no podían hacer nada al respecto porque era de día, y estaban sentados en el área del restaurante y no en el bar.

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La administración del ‘Balcony’ lo dirigió a los policías estacionados al lado del restaurante quienes, según Blanchette, “se encogieron de hombros y dijeron que no podían hacer nada.”

“Cuando le dije que sí podían, que yo era un profesor en la Universidad Federal que trabajaba con este tema, y que con gusto testificaría en la corte que yo había escuchado a la persona en cuestión negociando sexo con las dos niñas, él me dijo ‘básicamente es su palabra en contra de la suya y yo no puedo arrestar gente por sentarse con niños en una mesa”.

Todo esto genera la pregunta de si la policía de Río está esforzándose por combatir la explotación sexual infantil, o si simplemente quieren guardar las apariencias para los turistas mundialistas.

El fiscal del caso contra ‘Balcony’ admitió casi lo mismo, acusando al bar de reforzar una imagen degradante de Brasil como país en donde el turismo sexual es permitido, e hizo un llamado a la policía de Río a tomar acciónes para combatirlo durante el Mundial.

“La clausura del ‘Balcony Bar’ y la justificación del Ministerio Público de Brasil manda un claro mensaje político a las trabajadoras sexuales y a los hinchas del Mundial: aquellos implementando políticas para 'preparar' al país para el Mundial están más preocupados por lo que vean y piensen los turistas que por lo que hagan realmente”, dice Laura Murray, una investigadora del Observatorio de Prostitución y secretaria Co-ejecutiva de Davida, fundación sin ánimo de lucro sobre los derechos de los trabajadores sexuales.

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Es una política que está generando un conflicto directo entre la policía de Río y los trabajadores sexuales legales quienes, por su parte, esperan beneficiarse de un aumento en el negocio mientras 400 mil extranjeros y millones de brasileños llegan a Río por un mes de partidos mundialistas sin parar.

Todavía tiene que materializarse la afluencia de clientes en la primera semana del Mundial.

Según el Observatorio de Prostitución/UFRJ, que ha estado monitoreando los lugares claves del negocio del sexo durante todo el Mundial, no ha habido un aumento en prostitución gracias al torneo, excepto en los lugares cercanos al ‘Balcony Bar’, donde se está llevando a cabo el FIFA Fan Fest, en una parte de la playa de Copacabana que ha sido siempre un destino para los extranjeros que buscan pagar por sexo.

El negocio ha bajado hasta un 50 por ciento en burdeles de lujo como el ‘Monte Carlo’, y el movimiento en el distrito rojo, un lugar comúnmente frecuentado por hombres de clase media, está funcionando con un tercio de su tendencia habitual.

Algunos dueños de burdeles del distrito rojo y de los lugares “tira rápido” del centro de la ciudad —famosos por un esquema de pago que genera una entrada y salida rápida— han cerrado sus puertas dado a lo mal que está el negocio. Pero en la plaza junto a las ventanas oscuras del ‘Balcony Bar’, el Observatorio de Prostitución ha contado hasta 60 mujeres y travestis jugueteando con más de 150 extranjeros.

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El turismo sexual es legal.

A pesar de todo el esfuerzo que hace la policía de Río y la Presidente Dilma para disuadir el turismo sexual durante el Mundial, este tipo de turismo, en realidad, es completamente legal en Brasil.

La ONG de derechos de los trabajadores sexuales, Davida aclara: “los adultos, mujeres y hombres que ofrecen servicios sexuales pueden asistir a brasileños y extranjeros, sin estar cometiendo ningún tipo de crimen, por ninguna de las partes”.

La prostitución nunca ha sido un crimen en Brasil, donde los trabajadores sexuales han estado organizados políticamente desde los 80, y el trabajo sexual es una ocupación reconocida federalmente y tienen el derecho a beneficios de seguridad social desde el 2002.

Pero la ley brasileña criminaliza a cualquier tercer parte que se beneficie de la transacción sexual, si son padrotes, dueños de burdeles o hasta guardias de seguridad privados, generando así un área gris legal en la cual la policía puede redar a los burdeles cuando se les da la gana.

Y la policía en Río de Janeiro tiene un historial de reprimir diferentes cosas en nombre de la "mejoría de imagen" que se ha repetido por más de cien años, según investigaciones hechas por Blanchette y la historiadora Christiana Schettini.

La policía de Río creó inadvertidamente el primer distrito rojo de la ciudad en 1920 para darle la bienvenida al Rey Alberto de Bélgica; lo fortalecieron durante la visita de la Reina Isabel II en 1968, y por un periodo de tiempo la policía tomó el control y ellos mismos operaron los burdeles.

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En la preparación de la ciudad para ser los anfitriones del Mundial y de las Olimpiadas del 2016, la policía ha estado otra vez en una campaña de limpieza de imagen, buscando mantener a los trabajadores sexuales (legales) fuera de vista.

Según Blanchette y la antropóloga Ana Paula da Silva, la policía de Río ha cerrado 36 de las 279 sucursales sexuales, concentrando su atención en el epicentro del turismo: la playa de Copacabana, y en el distrito del centro de la ciudad.

Redadas precipitadas para la conferencia de las Naciones Unidas en Río+20 en el 2012 destruyeron una docena de locales de sexo de lujo que eran populares entre los turistas y ejerció acusaciones serias de tráfico de gente, pero todos los locales tuvieron una reapertura poco tiempo después de que la conferencia terminó.

Un juez en el caso de 'Monte Carlo', uno de los burdeles involucrado en las redadas de Río+20, se extendió a tal punto de acusar el proceso de una campaña de higienización, y soltó todos los cargos por falta de evidencia.

En mayo 23, una redada policial particularmente violenta en un edificio en donde trabajadores sexuales vivían y trabajaban al otro lado de la bahía de Río, en la ciudad de Niterói, inspiró a los trabajadores sexuales de las ciudades anfitrionas del Mundial, desde Río hasta Belo Horizonte, a que afirmaran sus derechos legales de trabajo y pidieran un aumento en la regulación de su industria.

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Las mujeres arrestadas en la redada de Niterói dieron testimonio de que se metieron a su casa y les robaron, y en algunos casos, fueron golpeadas y obligadas a hacerles sexo oral a los oficiales de policía.

Una audiencia llevada a cabo el 4 de junio, organizada por la Comisión Brasileña de Derechos Humanos y la Comisión por la Defensa de los Derechos de la Mujer, llevó a defensores públicos, abogados, activistas del Davida, y miembros del Observatorio de Prostitución, pero no incluyó a nadie de la policía civil o de los que estaban alrededor cuando ocurrieron las redadas.

Cuando VICE News le preguntó al policía civil de turismo, que dio una entrevista exclusiva para O Globo condenando al ‘Balcony Bar’ el 12 de junio, por qué la policía estuvo ausente en la redada, él aclaró que involucraba a un precinto diferente, y que él no estaba diciendo lo que había o no había pasado, sino que las prostitutas a veces hablaban de violencia y abuso sexual por parte de la policía pero que “no eran creíbles”.

Extraordinariamente, las políticas de la policía podrían estar en juego en la redada del ‘Balcony Bar’ tanto como la campaña agresiva de la ciudad por limpiar su imagen.

Una fuente cercana a Edger, que pidió mantener su identidad en secreto, dijo que la policía de Río había estado presionándolo a pagar sobornos desde el 2009, y le dijeron que cerrarían el bar si se negaba a pagarlos.

Mientras tanto, la policía fue vista esta semana en Río, dirigiendo turistas a Barbarella, un club de striptease en Copacabana que le cobra a los clientes una “pequeña comisión” por sacar a las mujeres por fuera del lugar para tirárselas.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News.