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Santiago: El documental surgió a partir de una iniciativa por parte de Cristina Sada para dar a conocer el caso, tanto los abusos del Padre Gerardo Silvestre y su encubrimiento por parte de la arquidiócesis de Oaxaca, como la persecución que han sufrido los padres denunciantes. La investigación periodística estuvo a cargo de Diego Enrique Osorno.Como director, ¿qué fue lo más difícil del proyecto?
Es muy difícil lograr un balance discursivo y tonal que no caiga en el morbo sin tampoco obviar la información que ilustra la gravedad de los hechos.¿Fue fácil que la gente hablara, conseguir las entrevistas, que se dejaran grabar, a pesar de que mantuvieron la identidad de algunas, y toda la información necesaria para realizar esto?
Excepto por la arquidiócesis de Oaxaca, el resto de las partes consultadas tuvo muy buena disposición para colaborar.¿Cuál es la historia que te marcó o la que se te hizo más fuerte? Si es que hay alguna.
No se pueden jerarquizar anécdotas en un tema como este. Lo que puedo decir es que fue una experiencia muy contrastante por lo terrible del caso y la disposición de ayuda y buenas intenciones de quienes están peleando por la justicia.