Subí al Nevado de Toluca para ver una proyección al aire libre

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Subí al Nevado de Toluca para ver una proyección al aire libre

Bajo un cielo con más estrellas de las que podíamos contar, en medio de la montaña, respirando el olor a pino y con el frío recorriendo todo el cuerpo, esta era la auténtica experiencia 4D.

La última vez que acampé estaba en primaria, pero cuando me enteré que se proyectaría un documental en el Nevado de Toluca supe que tenía que estar ahí, sin importar el frío ni el cansancio. Todo comenzó como una loca idea, nos contó Elena Fortes, directora de la gira de documentales Ambulante, pero poco a poco el proyecto fue tomando forma y consiguiendo apoyos hasta hacerse una realidad.

El "Desafío Sherpa" consistía en una proyección, campamento y hike en el Nevado de Toluca. Incluía —para todos los participantes registrados— el transporte, alimentación, seguridad y guías, todo gratis.

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Cinco camiones se encargarían de llevarnos hasta el Nevado. Entre los asistentes empecé a ver gente de aspecto muy atleta, con mochilas y equipo profesional. Yo tenía años sin acampar y mi condición física no es la mejor, así que empecé a asustarme de no estar a la altura de lo que la experiencia demandaría.

Los camiones arrancaron y en un par de horas llegamos a la zona de campamento. Bajamos de los camiones con la última luz del día y ya casi a oscuras empezamos a montar las tiendas de acampar una al lado de otra. Alrededor de las 9:30PM comenzó la proyección. Lo que empezó como una idea loca estaba sucediendo: casi 200 personas en el Nevado de Toluca veíamos Sherpa, un documental de Discovery en el Everest. Bajo un cielo con más estrellas de las que podíamos contar, en medio de la montaña, respirando el olor a pino y con el frío sintiéndose en todo el cuerpo, era la auténtica experiencia 4D.

El documental narra la travesía por el Everest desde la perspectiva de los sherpa, una comunidad que vive al pie de la montaña y que desde hace años trabajan ayudando a las expediciones extranjeras en su intento por escalar la montaña más alta del mundo. El documental comienza con la intención de contar la historia de los sherpas a través de Phurba, un hombre que estaba a punto de llegar a la cima por vigésima segunda vez, con lo que establecería un nuevo récord mundial. Sin embargo, tras una tragedia en la montaña, el documental se ve obligado a adaptarse a los hechos y cambiar su trama. Finalmente, terminamos con una gran pieza que explora el mundo de los sherpas desde muchas perspectivas, reconoce el valor que tienen y nos deja con la idea de que el ser humano debe hacer equipo consigo y con la naturaleza para poder lograr hazañas como sobrevivir en el Everest.

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Al terminar la película estuve un rato en la fogata para calentarme un poco. Después, me metí en mi bolsa de dormir, me envolví en cobijas y en menos de cinco minutos me envolvió el frío. No paraba de temblar; me sentía en el Everest. Dormía unos minutos y despertaba tiritando, una y otra vez. Estaba ansiosa de que amaneciera para que el sol me calentara un poco. Pasamos una noche breve y difícil. A las 5:15AM, aún sin luz, nos despertaron con un megáfono para levantar campamento y dirigirnos al recorrido por la montaña. Resignada y con frío, empecé a levantar el campamento y a preparar mi mochila para la expedición. Sin embargo, al ver el amanecer en la montaña, agradecí haberme levantado temprano para ser testigo del paisaje.

Con gran expectativa, empezamos la marcha hacia el Paso del Quetzal. A los 5 minutos de subida pensé que no iba a poder más: tenía manos y pies congelados, me costaba trabajo moverme y más aún subir una montaña. Estuve a punto de volver a los camiones y esperar ahí a que la comitiva regresara, pero resistí. Seguí subiendo y entrando en calor poco a poco. Por fin, tras pensar en volver varias veces, llegamos al Paso del Quetzal. ¡Estaba feliz de haber logrado subir hasta allá y emocionada por no ser la última en llegar!

El viento era helado y estábamos a más de 4,000 metros de altura, pero la vista hacía que valiera la pena. Una vez en este punto, nos dividimos en grupos. Me uní al grupo tres, de nivel intermedio y continuamos la expedición. Para mi sorpresa, pude seguir el ritmo del grupo y hasta ir tomando fotos de vez en cuando. Íbamos bajando y subiendo por las veredas de la montaña. Las piedras sueltas y la inclinación del terreno hacían difícil el camino; algunos nos caímos varias veces, yo entre ellos.

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Regresamos a la base del campamento a desayunar. Eran las 11 de la mañana en domingo, una hora en la que normalmente apenas me estaría despertando, sólo que esta vez ya había levantado un campamento y recorrido una montaña. Terminamos el desayuno, ayudamos todos a levantar las sillas de la proyección y limpiar la zona, subimos a los camiones y emprendimos el viaje de vuelta.

Nunca me habría imaginado ir hasta la cima de una montaña para ver una película sobre otra montaña. Estuve envuelta en el contexto, entendiendo mejor cada secuencia, viviendo toda una experiencia cinematográfica. Muchos de los compañeros con los que subí eran montañistas o atletas que no eran especialmente adeptos al cine, pero esta experiencia los acercó al documental y a muchos les sembró la semilla de ver qué más hay en las salas. Cuando regresé a casa estaba agotada, pero con una satisfacción que pocas veces he sentido.

Consulta otras actividades y la programación de Ambulante en su página.

@IvonneGtzz

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