Mac de Marco con un fan. Foto cortesía de Sergi Vilà, el fan.
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Los músicos también se encuentran con personas un poco ebrias que les tocan mucho, les tiran su cubata por encima sin querer y que parece que se estén cachondeando de ellos (convertir el respeto y la envidia en odio, un clásico español). También está esa gente muy rara, fans muy siniestros que no facilitan para nada las cosas —“te he visto 87 veces y siempre llevo la misma camiseta del grupo, la primera que sacasteis, supongo que me habrás visto alguna vez entre el público, yo te veo cada noche en ese enorme dibujo que tengo de tu cara colgado delante de la cama”—, por lo que el panorama es desolador y hay que afrontar el momento con delicadeza, pues nosotros somos “gente normal” pero esta gente —los músicos— pensarán que eres otro borracho o taradito.Piensa que el músico solo quiere bajar del escenario y encontrarse con esa persona con la que siempre queda para follar cuando toca en esta ciudad
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No hay nada más incómodo que ese silencio que se genera después de preguntarle al tipo si “¿podemos hacer otra foto que esta ha salido mal?”
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