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Esto fue demasiado para los sectores ultracatólicos de nuestro país y de la red. En apenas un día, la movilización online para censurar la obra adquirió proporciones gigantescas. Esta mañana, la petición iniciada en Change.org el domingo por la Asociación Española de Abogados Cristianos, solicitando el cierre de la exposición por "profanación eucarística", había superado los 84.000 firmantes. En un día, los sectores católicos más reaccionarios habían logrado el "apoyo" de decenas de miles de personas que clamaban la censura de uno de nuestros jóvenes artistas contemporáneos de mayor reconocimiento internacional, que además ha dedicado parte de su reivindicación artística al trabajo con víctimas de la pederastia.La movilización ultrarreligiosa fue inmediata y brutal. Numerosas páginas web autoidentificadas como cristianas difundían la obra, así como fotografías del rostro del artista, con tono amenazador, acusándolo de haber robado las citadas hostias consagradas. "Abel Azcona comete la mayor ofensa contra la fe católica en España desde la persecución religiosa del siglo pasado", "El Santísimo profanado y secuestrado", "Español gay mentalmente enfermo profana hostias" o "El Ayuntamiento de Pamplona, en manos de Satanás"; estos fueron algunos de los agresivos titulares, que el propio artista compartió en sus cuentas en las redes sociales. Además, durante la tarde del lunes, un grupo de católicos se congregó en la Plaza del Ayuntamiento pamplonica para "rezar un Padre Nuestro" como protesta contra la exposición.Asistí a 242 eucaristias y con las hostias consagradas guardadas formé la palabra — Abel Azcona (@abelazcona)agosto 2, 2015
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Los desafíos artístico-políticos del artista a los credos religiosos siempre han suscitado una violenta respuesta por parte de los seguidores de estas doctrinas. Para él, la religión "es una lacra que crea una sociedad heteronormativa y patriarcal que solo genera odio". Insiste en el "genocidio intelectual" que la Iglesia católica ejerce todavía hoy, al cual se suman las muertes en nombre de un dios. Esto es especialmente evidente respecto del Opus Dei, organización religiosa profundamente arraigada en Navarra y sobre la que Azcona tiene una opinión bien clara: "El Opus es una banda terrorista dentro de la religión católica", declaró a Jot Down . Lo ocurrido a raíz de su exposición en Pamplona refuerza su convicción: "Yo no puedo salir a la calle en este momento. Es una banda terrorista intelectual radical", afirma con contundencia a través del teléfono.Antes de colgar, le preguntamos si no tiene miedo de lo que podría pasar: "Si te dicen todos los días que te van a matar, pues al final acabas pensando que puede pasar. Pero yo siempre digo que lo máximo que puede pasar es que me maten", contesta. ¿Afectarán las amenazas a su obra? Azcona dice no tener miedo alguno: "Yo voy a seguir haciendo exactamente lo mismo; incluso si me matan algún día, porque creo que los procesos performativos están abiertos siempre, aun cuando el artista está muerto". Sorprende que en pleno régimen constitucional democrático sea un artista que denuncia supuestos crímenes cometidos en el seno de la Iglesia (sean los abusos a menores, los bebés robados o el apoyo a la dictadura franquista de diversas maneras) quien tenga que temer represalias, quien afronte querellas criminales, mientras las instituciones del Estado miran a otro lado cuando, año tras año, se celebran en todo el territorio estatal misas en honor al golpismo fascista que inició la etapa más oscura y sangrienta de nuestra historia reciente.Sigue a Enrique Anarte en Twitter.