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Esto es lo que pasa cuando ganas la lotería

Hablamos con una persona que se dedica a evitar que a los recién estrenados millonarios les dé un arrebato y se lo gasten todo en un surtido de coches deportivos o que empiecen a malcriar a sus hijos reconvertidos en pijos.

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Madre mía… ¿Te imaginas que te toca la lotería? Todos fantaseamos con poder llenar el carrito de la compra de Amazon con televisores de 5.000 euros y unas raquetas de pádel de oro macizo, pero nadie sabe cómo reaccionaría de verdad si le tocara, por ejemplo, el gordo de la Primitiva o un pastizal semejante. ¿Harías un donativo a alguna ONG? ¿Un crucero? ¿Te desharías de unos cuantos indeseables? ¿Acabaría todo ese dinero con tu cordura, convirtiéndote en un excéntrico empresario empeñado en modificar genéticamente células madre para transformarlas en caviar? Las posibilidades son infinitas.

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Aquellos afortunados a los que las deidades del cielo les hayan concedido una suma ingente de dinero en forma de un billete o décimo premiado deben saber que, en función del país en el que estén, existen ciertos protocolos a seguir. No es tan fácil como recibir un ingreso en tu cuenta bancaria. En el Reino Unido, por ejemplo, existe Camelot, el órgano rector de National Lottery, que dispone de un equipo especializado de asesores a premiados. Su función es la de evitar que a los recién estrenados millonarios les dé un arrebato y se lo gasten todo en un surtido de coches deportivos o que empiecen a malcriar a sus nuevos hijos pijos.

Hablamos con uno de los miembros más antiguos de este comité de asesoría de Camelot, Andy Carter, para que nos contara qué suele pasarle a la gente que gana una fortuna de la noche a la mañana.

VICE: Hola, Andy. Háblanos de ti y de tu trabajo.

Andy Carter: Soy asesor de premiados en Camelot. Estoy a cargo de un equipo de cinco personas y nuestro ámbito de actuación es todo el territorio nacional. Cuando alguien gana más de 50.000 libras en la lotería, vamos a su casa a darles el premio y algunos consejos.

¿Cómo os enteráis de cuándo alguien gana un premio? ¿Vais todos en grupo en una furgoneta, como el Equipo A?

Cuando alguien gana un premio, tienen que llamar al número que aparece en el dorso del décimo para reclamarlo. Nosotros comprobamos sus datos, les devolvemos la llamada y les explicamos lo que pasará a continuación. Vamos a sus casas y les arreglamos todo el papeleo, pero es más que eso: la idea es dar apoyo a las personas en un momento crucial de sus vidas, un momento que nadie olvida. Nos aseguramos de que dispongan de asesoría jurídica y financiera, les ponemos sobre aviso del interés que suscitarán en los medios y les explicamos los casos de otras personas. El objetivo es, sobre todo, asesorarles.

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¿Hay que tener alguna cualidad especial para ser asesor de premiados?

Hay que saber escuchar y ser empático, y creo que tampoco va mal tener una actitud optimista y animada. Tienes que ser capaz de captar el estado de ánimo de las personas porque cada una reacciona de forma distinta. En cierto modo, se trata de moverte al mismo son que ellos y, a la vez, detectar si están nerviosos o relajados y actuar en consecuencia.

¿Cuál es tu función concreta en el equipo?

Todos hacemos lo mismo. La única diferencia es que yo soy el responsable del equipo. Yo trabajo en Cardiff, pero bueno, los ganadores pueden estar en cualquier parte. Al fin y al cabo, es una lotería. Al año visitamos a unas mil personas premiadas con más de 50.000 libras, una cantidad de gente considerable.

¿Qué clase de protección y asistencia ofrecéis a los nuevos ricos?

Es importante que puedan contar con un servicio de asesoría jurídica de calidad, especializado en tratar con grandes cantidades de dinero. Imaginemos que hubieras ganado más de un millón de libras. Iríamos a verte y te diríamos: «En primer lugar, te recomendamos que no ingreses el dinero en un banco normal». Estamos en contacto con los principales bancos. Algunos de ellos tiene departamentos exclusivos para personas que han ganado un premio en la lotería. Nosotros organizamos una reunión entre el premiado y un representante de ese departamento para que le abran una cuenta independiente del resto de la red de la sucursal. De esta forma, nadie en tu banco sabría que dispones de ese dinero. Se procura hacer todo con la máxima discreción.

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A algunos les surgen dudas respecto a cuestiones que antes ni se habían planteado, como el impuesto de sucesiones. La gente piensa: «Quiero dejar dinero a mis hijos para cuando me haga mayor, pero quiero que lo gasten con cabeza». Otra cuestión que se plantean mucho es: «Quiero dejarle dinero a mi hija, pero ¿cómo sé que cuando cumpla 20 años no vendrá algún espabilado a intentar… ¡ya me entiendes!». Les preocupa lo que pueda ocurrir si uno de ellos muere y quieren dejar preparados los testamentos, ahora que tienen tanto patrimonio. Nos reunimos con abogados y asesores financieros sin facilitarles los datos de contacto del premiado. Si luego él quiere contactar con esos profesionales, es su decisión. De esta forma garantizamos que tengan tiempo para decidir sobre su dinero sin presiones.

¿En qué punto termina vuestra relación con el premiado?

Ese es el mayor reto. Tienes que saber cuándo retirarte. Hay personas que solo quieren cobrar su premio cuanto antes y pasar página, y es muy respetable. Otros prefieren seguir en contacto contigo porque has estado ahí en un momento muy importante de sus vidas, por breve que haya sido. Nuestro trabajo es encontrar ese equilibrio. No hay unos criterios fijos en ese aspecto.

¿Cuál es la peor reacción que has visto por parte de un premiado?

Ves infinidad de reacciones. Hay gente que empieza a saltar como loca, otros parecen muy tranquilos, algunos no se lo acaban de creer o incluso no quieren creerlo porque es demasiado chocante; solo quieren seguir con su día a día, y eso también hay que respetarlo.

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¿Cuál es la mayor cantidad de dinero que ha ganado alguien a quien le has ofrecido asistencia? ¿Qué hicieron con él?

Los premiados que yo he llevado y que más ganaron fueron Colin y Christine Weir, de Escocia. Ganaron 161 millones de libras. La verdad es que reaccionaron como lo hace la mayoría: no se lo creían, estaban en shock. Todo era felicidad, el cerebro les iba a mil por hora intentando procesar la noticia. Montaron una fundación benéfica enorme (la Weir Charitable Trust) y han sabido gestionar su dinero de forma muy sensata. Han invertido el dinero en su propia comunidad, en causas benéficas y cosas así. Han dado trabajo a varias personas en su organización y han hecho mucho bien con sus aportaciones.

¿Crees que estas personas tienen la responsabilidad de donar parte de sus ganancias a la beneficencia?

En mi opinión, depende de cada uno. En cualquier caso, son muchos los que hacen regalos a familiares o amigos. Tampoco hay que olvidar que no es lo mismo ganar un millón de libras que 61 millones, en lo referente a qué se puede hacer. Un millón te puede solucionar bastante la vida, incluso la de tus hijos, un poco. Muchos hacen donativos y otros tantos crean fundaciones, pero de ahí a tener la responsabilidad de hacerlo… No sé. Yo creo que tienen la responsabilidad de gestionar su dinero de forma sensata.

¿No sientes un poco de envidia de tanto conocer a gente millonaria?

¡No! Para empezar, a mí no se me permite jugar, por lo que sé que nunca voy a ganar. Eso hace las cosas más fáciles. Pero es genial. Conoces a gente que ha ganado dinero por medio de la suerte: ¿cómo no va a gustarte eso? Por otro lado, dejan que seas parte de sus vidas durante un tiempo y tienes oportunidad de conocerlos.

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¿Qué haces cuando no estás viajando por todo el país visitando a premiados?

Pues este es mi trabajo a tiempo completo. Viajo bastante y trato mucho con los medios. Un par de semanas después de visitar a un ganador, tenemos una reunión con un abogado y un asesor financiero. Hay sorteos de lotería los viernes y los sábados, incluidas las tarjetas «rasca y gana». Cada semana aparecen seis nuevos millonarios en el Reino Unido, así que hay mucho trabajo que hacer.

Por último, Andy, me gustaría saber cómo narices acabaste trabajando de asesor a premiados de la lotería.

¡Pues simplemente vi el anuncio ofertando el puesto! Creo que es un trabajo que tiene que apasionarte; y nunca puedes olvidarte de que los ganadores son, ante todo, personas. Tiene que gustarte ese factor humano. Eso es lo más importante.

Muchas gracias, y espero verte pronto.

@joe_bish

Traducción por Mario Abad.