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Cultură

Así son los “pedófilos virtuosos”

"¿Cómo es posible que alguien soporte vivir cada día con esta maldición y no desee todo el tiempo saltar desde el puente más cercano?"

Ilustraciones de Alex Jenkins

Abusar sexualmente de un niño es casi la peor cosa de la que te pueden acusar en nuestra sociedad. El odio que se reserva a quienes lo hacen es tan intenso que la rabia de la condena puede hacernos arrojar a la basura en un instante nuestros valores morales, que en otros casos son sacrosantos e inamovibles. Durante el verano de 2013, por ejemplo, los vecinos de un barrio residencial de Bristol en el Reino Unido, quemaron vivo a un discapacitado de 44 años de edad a quien acusaban (erróneamente, como se supo después) de ser un pederasta.

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Pero la pedofilia puede resultar especialmente difícil de soportar para quienes no han cometido ningún crimen y se ven obligados a asumir una identidad que la mayoría de la gente considera monstruosa. Para muchos pedófilos, esa realidad es causa de depresión grave.

"Cuando oigo a otros pedófilos decirme que incluso llevan una vida relativamente feliz, a veces me dan ganas de preguntarles en qué puto planeta viven", afirma Brett (no es su nombre real), un paisajista de 40 años de edad que vive con sus padres en las afueras de una importante ciudad de EE.UU. y lleva padeciendo depresión desde el inicio de su adolescencia, cuando se dio cuenta por primera vez de que se sentía atraído por los niños. "¿Cómo es posible que alguien soporte vivir cada día con esta maldición y no desee todo el tiempo saltar desde el puente más cercano?".

No hay duda de que los pedófilosfelices parecen ser una minoría. Un estudio sobre pedófilos llevado a cabo en 1999 por el Departamento de Medicina Familiar y Salud Comunitaria de la Universidad de Minnesota reveló que el 76% de ellos había sufrido depresión grave a lo largo de su vida y que otro 9% encajaba en los criterios de la depresión moderada.

"Cuando tienes una preferencia sexual tan estigmatizada como la pedofilia, no tienes sitio adonde huir, no puedes hablar con nadie sobre el asunto", indica el Profesor Michael Miner, uno de los coautores del estudio. "De modo que te aíslas en tu caparazón y eso, sin duda, te conduce a la depresión".

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Todd Nickerson es un pedófilo de 42 años de edad que vive en Tennessee. Luchar para conseguir asimilar su identidad sexual le provocó muchos años de paralizante depresión. "Ahora pienso en ello y me parece increíble no haber llegado nunca al punto de coger una pistola y acabar con todo", me cuenta. "Había días en que me levantaba y solamente podía pensar en eso. Me repetía a mí mismo: 'Solo quiero morirme, solo quiero morirme'. Y así durante todo el día, muchos días seguidos".

La depresión de Nickerson empeoró cuando, teniendo veintipocos años, cometió el error de confesar a un primo suyo su atracción por las niñas pequeñas.

"Quizá fuera un acto de autosabotaje consciente, porque conocía a mi primo y sabía que lo contaría", me dijo. "Vivo en una pequeña ciudad del sur, así que supuse que todo el mundo lo sabía. No podía salir a la calle, estaba continuamente ansioso y no quería salir de mi habitación".

Nickerson es un pedófilo autodeclarado, pero insiste en que nunca ha realizado acto alguno relacionado con su atracción y cree firmemente que cualquier contacto sexual entre adultos y niños constituye un abuso. Dado que la mayoría de pedófilos mantiene su sexualidad en secreto, resulta imposible saber cuántos están en la misma situación que Nickerson, pero al menos hay suficientes como para haber creado un foro en internet, Virtuous Pedophiles (pedófilos virtuosos), para quienes reconocen su interés sexual prohibido sin haber hecho nunca nada relacionado ello.

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Uno de los cofundadores de Virtuous Pedophiles, que utiliza el seudónimo de Ethan Edwards, afirma que la depresión es tan común entre los miembros del foro que tienen en marcha un sondeo constante acerca de pensamientos suicidas. Aunque reconoce que los resultados no son científicos, no dejan de ser sorprendentes: casi el 90% de los encuestados afirman que han pensado en suicidarse y un 20% dicen que lo han intentado.

Edwards, un hombre de 60 años de edad que afirma haberse dado cuenta de que era un pedófilo cuando ya andaba por la mediana edad, indica que muchos de los miembros del foro comparten los mismos motivos de depresión. "Algunos odian ser conscientes de la atracción en sí, otros odian tener que mantenerla en secreto, algunos odian no poder formar una familia y a unos pocos les preocupa llegar a molestar a algún niño. Creo que a muchos les preocupa no poder descargar porno infantil, que es un deseo realmente imperioso.

Resulta difícil sentir empatía por alguien que está deprimido porque se está resistiendo a la tentación de ver porno infantil, pero incluso aquellos que trabajan con víctimas de abusos infantiles destacan la importancia de separar el deseo pedófilo del comportamiento pedófilo.

"La pedofilia hace referencia a una fuerte atracción sexual hacia niños prepúberes", afirma el Dr. Ryan T. Shields, científico adjunto en el Moore Center for the Prevention of Child Sexual Abuse (Centro Moore para la prevención del abuso sexual infantil) de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. "Muchas personas que cometen crímenes sexuales contra niños no son pederastas, sino que son atacantes ocasionales que se sienten más atraídos hacia sus iguales. Del mismo modo, muchos pedófilos jamás hacen nada guiados por su atracción porque no desean hacer daño a los niños".

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Desde luego, estas matizaciones son ampliamente ignoradas por los medios de comunicación, que siempre tienden a emplear los términos "pedófilo" y "pederasta" como sinónimos. Lo cierto es que no todos los pedófilos son pederastas, y no todos los pederastas son auténticamente pedófilos, según el Dr. Shields.

"Cuando damos por supuesto que solamente 'monstruos' o perfectos desconocidos son capaces de hacer daño a nuestros niños, no nos permitimos ver (y mucho menos hacer algo al respecto) que es posible que algo no funciona bien en nuestros propios círculos sociales, porque ninguno de nosotros está dispuesto a creer que nuestros amigos, familiares o parejas sean 'monstruos' y, por lo tanto es impensable que quieran tener sexo con niños", afirma el Dr. Shields.

Sin embargo, la realidad es que "la mayoría de las veces, el abuso sexual infantil es perpetrado por alguien que el niño conoce. De hecho, la mitad de dichos abusos son cometidos por otros niños".

La etiqueta de "pedófilo como monstruo" también ha contribuido a fomentar el tipo de vigilancia que, incluso aunque no desemboque en la horrible violencia que se desencadenó en Bristol, puede tener terribles repercusiones.

En 2013, alguien acusó a Steven Rudderham, de 48 años de edad, de ser un pedófilo en una publicación de Facebook. No queda claro qué es lo que suscitó la aparición del post (Rudderham no tenía antecedentes por agresión sexual y nadie se había quejado de él a la policía), pero la publicación, donde se le llamaba "sucio pervertido", fue compartida cientos de veces, por lo que Rudderham empezó a recibir amenazas de muerte. Tres días después, Rudderham se ahorcó.

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El apogeo o, dependiendo de cómo lo miremos, el punto más bajo del movimiento de vigilantes justicieros llegó con el programa de la Dateline NBC To Catch a Predator, que estuvo en antena durante tres años hasta 2007 e incluyó operaciones con cámara oculta en las que se revelaba la identidad en televisión de algunos hombres que buscaban tener sexo con niños. (La serie volvió a emitirse el año pasado, ahora se llama Hansen vs. Predator).

Se captaba a los hombres a través de salas de chat online y se les guiaba hasta lugares donde se encontraban frente a frente con el presentador del programa, Chris Hensen. En 2006, el equipo del programa fue junto con la policía a la casa de Louis Conradt, un fiscal auxiliar del distrito acusado de corrupción de menores online. Después de que los SWAT irrumpieran en su casa de Murphy, Texas, por la puerta principal, Conradt se pegó un tiro en la cabeza.

"Hay mucha gente ahí afuera que desea pintar a los pedófilos como bombas a punto de estallar. Pero yo llevo diez años fuera y jamás he abusado de un niño". Todd Nickerson

Gran parte del trabajo de investigación tras To Catch a Predator fue llevado a cabo por voluntarios de Perverted Justice, un grupo de vigilancia online que ha convertido el hecho de sacar a la luz a los pedófilos en su máxima misión. Nickerson fue objetivo del grupo tras autodeclararse pedófilo en un foro de pedofilia de internet.

"Llamaron a mi trabajo —yo trabajaba en Lowe's por aquel entonces— y consiguieron que me despidieran", me contó. "Entonces alguien de la ciudad se enteró, imprimió mi biografía del sitio web y comenzó a repartirla por todas partes. El padre de mi jefe se enteró y también le despidió. Mi padre estaba furioso conmigo y me echó de casa".

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Nickerson abandonó la ciudad y se fue a vivir a Michigan con un amigo. Su depresión empeoró y empezó a visitar a una terapeuta. Antes de aquel momento, siempre había intentado evitar la terapia por miedo a que, si le hablaba a un terapeuta sobre sus preferencias sexuales, este se viera obligado por ética profesional a denunciarlo ante las autoridades. Esta terapeuta, en cambio, no le denunció, pero le hizo ver que ella no podía hacer gran cosa por él, dado que esa era la naturaleza de su sexualidad y no era probable que aquello fuera a cambiar.

"¿Cómo es posible que alguien soporte vivir cada día con esta maldición y no desee todo el tiempo saltar desde el puente más cercano?". —Brett

Aunque a algunas personas ni les preocupa la idea de perseguir a alguien, no porque haya cometido un crimen sino por unas preferencias sexuales que ni ha elegido ni desea, existen buenos motivos para estar en contra de este tipo de justicia popular. Mientras estudiaba a los adolescentes que abusaban sexualmente de otros niños, Miner, el profesor de la Universidad de Minnesota, descubrió que esos individuos con frecuencia habían crecido socialmente aislados y que dicho aislamiento "predice con más probabilidad la perpetración de crímenes sexuales contra niños que cualquier otro tipo de crimen".

"Cuanto menos tienen que perder, menos probable es que se ajusten a las convenciones sociales. Parece como si la sociedad misma se aprovechara de que exista este tipo de individuos con tendencia a actuar de forma desviada, para poder así tener más contacto con las instituciones sociales, las normas sociales y la implicación social. Se trata de un factor de protección", me explicó Miner.

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De modo que empujar a los pedófilos todavía más hacia las sombras, persiguiéndoles en cada esquina, podría más bien incrementar las posibilidades de que cometan un delito. El hecho de distanciar a los pedófilos de la sociedad también ha hecho que algunos de ellos adopten posturas extremas, como Tom O'Carroll, un activista pedófilo británico que, durante la década de 1980, fue portavoz de un conocido grupo de presión llamado Paedophile Information Exchange (Intercambio de información pedófila), que abogaba por la abolición completa de las leyes de consentimiento. O'Carroll, que fue encarcelado por tenencia de pornografía infantil, admite en su blog que sus opiniones siguen siendo contrarias al pensamiento general en lo referente a la "autodeterminación sexual de los niños".

Brett, aunque se define a sí mismo como un pedófilo, no tiene ningún sentimiento "excepto desdén y menosprecio" hacia personas como O'Carroll, que se conocen en la comunidad pedófila como personas "pro-contacto".

"En parte es culpa de personas como él que la gente no esté dispuesta a escucharme a mí o a otros pedófilos como yo", me explicó.

En el punto más grave de su depresión, Todd Nickerson se vio empujado hacia las teorías de los "pro-contacto" mientras usaba un foro de pedófilos, que él describe como "un culto" dominado por unos pocos moderadores muy influyentes.

"Ahí radican tanto las ventajas como los inconvenientes de internet", me dijo Miner. "Permite a todas esas personas tan aisladas encontrar una comunidad que piensa parecido, pero el problema es que al hacerlo pueden entrar en contacto con gente que les anime a actuar de forma negativa".

Nickerson me dijo que finalmente abandonó el foro y, cuando consiguió salir de la depresión, fue capaz de "ver las cosas como son y no como yo deseaba que fueran".

Fue más o menos por aquel entonces cuando también descubrió Virtuous Pedophiles, a quienes atribuye haberle salvado la vida. Igual que Brett, ahora trabaja como moderador del sitio web y está comprometido con la causa de ayudar a otros pedófilos que no han cometido abusos a encontrar el modo de vivir consigo mismos en un mundo que sigue considerando su existencia como una aberración.

"Hay mucha gente en el mundo que desea pintar a los pedófilos como bombas de relojería a punto de estallar, y cuando piensas así puede convertirse en una profecía que acabará por cumplirse", indica Nickerson. "Pero yo estoy aquí para deciros que no tiene por qué ser así. Ya llevo diez años fuera y jamás he abusado de un niño".

Y mientras la mayoría de nosotros nos sentimos comprensiblemente horrorizados por las creencias de Tom O'Carroll, merece la pena pensar en cómo piensa él que llegó hasta ellas. Me contó que, cuando era más joven, "aceptaba la opinión general de que la pedofilia es mala".

"Al no ver más que un sombrío futuro ante mí, sin nada que ofrecer a mi familia ni a la sociedad, intenté hacerme cargo de mi propia vida", afirma O'Carroll. "Si hubiera recibido algo de empatía y ayuda antes de llegar a ese punto, mi vida podría haber sido mucho mejor, según lo ven muchos: no sería tan beligerante, trabajaría codo con codo con la sociedad y no contra ella".

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