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el número del viaje de fin de curso

Bienvenidos a la zona gemela

El período de tiempo más largo que los Gemelos han pasado alejados fueron las seis horas que Sidney estuvo en una celda por conducir bajo los efectos del alcohol. Por lo demás siempre han estado juntos, con la excepción de los pocos minutos dedicados a...

Thurman y Sidney Sewell, más conocidos como los Gemelos ATL, se acomodan sobre un culo femenino en la cama de su ático en un edificio de apartamentos en el centro de Atlanta.

Fotos de Paul Birman, Chris Nieratko y Troy Stains. Fotos de archivo cortesía de los Gemelos ATL

"¿Crees que nos podríamos follar a Selena Gomez?”, me preguntaba, hace poco más de un año, una voz al otro lado de mi iPhone. Su fuerte acento de Tennessee añadía un énfasis extra al verbo follar.

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   “Sí, por supuesto. Sin lugar a dudas”, respondí. “¿Quién es Selena Gomez?”

   “Es la puta esa de Disney”.

   En el año transcurrido desde esa conversación, he comprobado que a la mayoría le cuesta creer que yo nunca hubiese oído hablar de una de las celebridades jóvenes más populares del mundo hasta que Sidney y Thurman Sevell, los Gemelos ATL, la mencionaron un día por teléfono. El caso es que he estado al margen de todo lo de Disney desde que dejé de escribir en su boletín infantil, Disney Adventures, en 1995. La única puta de Disney que conozco es Minnie Mouse. Y aunque antes de la llamada no conocía ni a Selena ni su éxito televisivo para quinceañeros Los magos de Waverly Place, sigo teniendo por seguro que, un día, Thurm y Sid penetrarán a la vez sus jóvenes orificios hasta hacerle perder el mundo de vista. Porque eso es lo que hacen los Gemelos ATL. Lo raro es que parecieran tan vacilantes.

   “Pero está saliendo con Justin Bieber”, siguió diciendo Thurm.

   “¿Y tú crees que Justin Bieber tiene una polla de 23 centímetros?”, le pregunté. “Y aunque la tenga, lo que está claro es que dos no tiene”.

   “Nah, lo dudo”, dijo Thurm antes de echarse a reír histéricamente.

   Eso, amigas, es lo que obtenéis con los Gemelos ATL: cuarenta y seis centímetros de palpitante polla abriéndose paso entre vuestras carnes por delante y por detrás. Es una oferta conjunta. Los Gemelos han llamado para decirme que acaban de salir en Spring Breakers, la preciosa nueva película de Harmony Korine. Va de cuatro chicas en bikini, buenecitas en apariencia, de vacaciones de primavera en St. Petersburg, Florida. Las chicas –Ashley Benson, Rachel Korine y las ex chicas Disney Selena Gomez y Vanessa Hudgens– se complican la vida más allá de su entendimiento cuando son arrestadas en una descontrolada fiesta en un hotel, y Alien, un traficante de drogas armado al que interpreta un “hijoputificado” James Franco, las saca de la cárcel bajo fianza junto a los Gemelos, a los que emplea como sus silenciosos secuaces. A pesar de no pronunciar una sola palabra en toda la película, la presencia de los Gemelos es tan memorable como la de cualquiera de las estrellas, y su inquietante mutismo contribuye a aumentar su mística. Los papeles que interpretan van a aumentar la curiosidad del público acerca de su historia real, lo que hará que pillen más chochos de los que probablemente puedan manejar (y eso que el volumen de chocho que ya pillan roza la masa crítica).

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   El reparto al completo se enamoró de los Gemelos. Semanas antes del estreno, Selena Gomez contaba en la radio francesa que las chicas y ella pasaban el tiempo riéndose con sus bufonadas. Y a James Franco le conmovió tanto trabajar con ellos que el tiempo que pasaron le inspiró un poema, que publicamos aquí por primera vez:

Doble

Algo que da miedo:
hay un par de gemelos
de Atlanta.
Son idénticos.

Su estilo es de hip hop
y persiguen ambulancias
para ganarse la vida.
Pero quieren ser famosos.

Son la misma persona
en dos cuerpos.
Nunca se alejan.
Duermen en la misma cama,

acaban las frases del otro,
y comparten las mujeres.
Les gusta la doble penetración,
no hablan de otra cosa.

Una vez se liaron
con una modelo de Penthouse;
Solo uno habría sido legal,
pero ambos la habrían besado
en la ceremonia nupcial.

Desde que se les puso en esta tierra, el más largo período de tiempo que los Gemelos han pasado alejados fueron las seis horas que Sidney estuvo en una celda por conducir bajo los efectos del alcohol. Por lo demás siempre han estado juntos, con la excepción de los pocos minutos dedicados a cagar, afeitarse y ducharse. Comparten cada posesión, cada emoción, cada experiencia: tienen un coche, una cama y duermen con las mismas mujeres. Perdieron simultáneamente la virginidad a los 13 años con una stripper de 21, y ambos estuvieron una vez comprometidos con una chica Penthouse que les rompió a los dos el corazón cuando los padres de ella la presionaron para que los dejara. Quieren tener algún día hijos con la misma mujer, lo cual no es sorprendente si consideras que ellos mismos creen ser una única persona con dos cuerpos. Son gemelos idénticos, lo que significa que el óvulo que los engendró se dividió en dos hacia los diez días después de la fertilización, que es bastante tiempo (más allá de eso, la posibilidad de dar a luz gemelos siameses aumenta significativamente). Son idénticos genética y físicamente, pero sus características son inversas. Sid es diestro y Thurm es zurdo. Si los examinas rostro con rostro, lo que podrían parecer ligeras diferencias en realidad son reflejos inversos. A diferencia de ese ficticio consolador barbudo de los anuncios de Dos Equis, Sid y Thurm son los hombres más interesantes y únicos que yo haya conocido.

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   Como he venido diciendo desde que los conocí hace un año y medio, los Gemelos ATL son el sueño húmedo de un psicólogo, y las suyas, como la mayoría de las psiques, se formaron a temprana edad. Creciendo pobres como una rata en Chattanooga, no tuvieron más remedio que hacer amistad con una amplia variedad de cucarachas, subsistiendo con vales de comida y criándose a sí mismos. Pero aunque durante sus primeros años tuvieron que hacer frente a numerosos retos, seguían formando parte de una cariñosa familia que hizo lo que pudo por salir adelante cuando su suerte tocó fondo.

   “Has de entender cómo nos criamos. Mi familia dormía en una sola cama, los cinco que éramos”, me dijeron (puesto que es frecuente que un gemelo termine la frase del otro y a veces avanzan la conversación hablando en tándem, todas las citas se atribuirán a ambos). “No era por elección, y era normal. Vivíamos en casas de ghetto. Era una puta mierda donde nos criamos en Chattanooga. A nuestro alrededor había un grupo de asesinos y de hijoputas fríos como el hielo. La película Gummo te puede dar una buena idea de cómo era aquello. La gente podía intentar secuestrarte; estabas fuera y se te acercaban tipos raros preguntando si necesitabas que te llevaran en coche. Había prostitutas y traficantes. A un matrimonio blanco de ancianos que aún seguía allí, en la casa detrás de la nuestra, les forzaron la puerta y los mataron. Al hombre y a su mujer les pegaron una paliza de muerte”.

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Fotos de familia de los Gemelos con sus dos hermanas, su madre y su padre. Cuando ellos tenían 12 años, su padre se hizo daño levantando peso. Esto le condujo a una espiral descendente de problemas de salud, entre ellos diabetes y dependencia de un marcapasos. Llegó a tener que tomar docenas de fármacos cada día.

   Dado su entorno, Sid y Thurm tuvieron que crecer rápido y cuidar el uno del otro. Cuando tenían 12 años su padre se hizo daño levantando peso y hubo de operarse del hombro. Fue el primero de una larga lista de problemas de salud; en unos pocos años desarrolló diabetes, le fue instalado un marcapasos y pasó a depender de docenas de fármacos al día. Las cosas se pusieron tan mal que su madre se marchó. Según los gemelos, no pudo aguantar la presión. Esto les dejó a ellos para ocuparse de su padre como mejor pudieran, sin mucha ayuda externa.

   “A los 14 años vimos a nuestro padre morir en nuestros brazos”, me dijeron los Gemelos con tono sombrío recordando el fallecimiento de su padre. “Era un viernes por la noche y estábamos por ahí patinando y nos íbamos a ir de fiesta la noche entera, pero tuvimos la extraña sensación de que deberíamos irnos a casa. Fuimos a casa y nos quedamos con nuestro padre toda la noche. Vimos la película Tombstone, que nunca había visto y nunca volveré a ver. Lo pasamos bien, hablamos de chochos, él se sentía bien. A la mañana siguiente nos despertó y nos dijo que no se encontraba bien. Estaba mareado y decía que se sentía a punto de desmayarse. Llamamos al número de Emergencias y nos dijeron que le hiciéramos la respiración artificial mientras llegaba la ambulancia, pero no funcionó. Llegaron y probaron con el electrochoque, pero tampoco funcionó. Nosotros estábamos histéricos. No nos dijeron que estaba muerto, pero en el interior lo sabíamos. Se lo llevaron, y una hora más tarde llamaron nuestras tías diciendo que se había ido. Estábamos muy unidos a nuestro padre. Siempre fue honesto con nosotros y nos contó cómo eran de verdad las cosas”.

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   Aunque la muerte de su padre es uno de los recuerdos más traumáticos de sus vidas, su incapacidad para separarse más que unos pocos instantes se había hecho evidente mucho antes. Su madre, Patricia, explica: “A los dos años empezaron a ir a la guardería. Un día uno de ellos estaba enfermo y el otro no. Cuando iba a llevar al que estaba bien al colegio, se agarraron tan fuerte que no los pude separar. Gritaban y lloraban, era doloroso y se me encogía el corazón al verlos. No hace falta decir que ese día se quedaron los dos en casa”.

   A pesar de que empezaron pronto a ir al colegio, los Gemelos no pasaron de octavo curso. Su única ambición en la vida era hacer skate. Después de la muerte de su padre se quedaron sin sitio donde vivir, así que se mudaron al sótano-apartamento de su hermana de 17 años, donde dormían en el suelo. Patinaban todo el día y cada día, y se pasaban las noches de fiesta.

IZQUIERDA:Sid presumiendo de su collar de cabeza de serpiente. DERECHA:Thurm sonríe mientras le manosea una de sus muchas amigotas.

   “Era increíble”, dicen. “Pero un día, un inspector de absentismo escolar se presentó a las 3 y media de la tarde en casa. Nos acabábamos de levantar tras haber estado durmiendo todo el día, y nos quedamos en shock. Por entonces estábamos follando con una chica más mayor que había ido a Atlanta para trabajar de stripper, la llamamos y le pedimos que nos llevara en coche a Atlanta porque nuestra madre se acababa de trasladar allí. Así acabamos viviendo en Atlanta”.

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   Cuando los Gemelos llegaron por vez primera a casa de su madre, entraron en lo que parecía un antro de crack, algo que no estaba muy lejos de la verdad. La puerta del garaje estaba aplastada hacia dentro, y en el interior alguien había abierto agujeros en las paredes y destrozado el televisor. No tardaron mucho en darse cuenta de que Kelvin, el novio de su madre, era el responsable de la destrucción. Los Gemelos le describen como “un cacho de mierda colgado del crack”; uno de esos tíos que intentan disimular su calvicie dejándose largo el pelo que les queda y un grueso bigote. Muy pronto quedó claro que la situación en la casa se había salido de control.

   “Estábamos en nuestra habitación, en un saco enorme, fumando hierba, con la stripper caminando por ahí medio desnuda”, dicen los Gemelos. “Sería probablemente la una de la mañana cuando oímos al puto escandaloso aporreando la puerta. Estábamos tan fumados que pensamos que nos estaban buscando por la mierda del inspector escolar. Estonces este tío, Kelvin, entra llevando unos Speedos, le da a la stripper una bolsa de crack y dice, ‘¡Aquí! Métetelo en las bragas, cariño’, y después nos dice, ‘¡Vosotros no me habéis visto!’ Se larga a todo correr y unos minutos después se abre la puerta de una patada y entran un montón de polis preguntando, “¿Dónde está Kelvin?” Se ponen a buscar por la habitación; huele a hierba, tenemos ahí a una chica adulta, y claro, ’¿Qué coño está pasando aquí?’ Fuera, en el pasillo, mi madre está llorando y medio moviendo la cabeza hacia la trampilla que daba al altillo. Suben y lo pillan, el tío está envuelto en una capa de revestimiento, y todo lo que dice es, ‘¡Nena! ¡No hagas esto!’ Fue cuando nuestra madre nos dijo, ‘Me ha tenido dos días retenida, me robó el coche, me obligó a comprar crack, destrozó la casa, y he podido llamar a la policía cuando no estaba mirando’. Ese fue nuestro primer día en Atlanta”.

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   Aunque la relación de los Gemelos con su madre es a veces tensa, ella no puede sentirse más que feliz con su éxito, si bien no aprueba por completo su estilo de vida. “A pesar de unas dificultades increíbles”, dice ella, “Sidney y Thurman han alcanzado unos logros impresionantes. Estoy orgullosa de ellos. Les consume el deseo de ser ricos y famosos, y sé que lograrán su objetivo porque tienen el carisma, la energía y la determinación para conseguir cualquier cosa que se propongan. Pero aunque estoy orgullosa de su éxito, no lo estoy de su temerario estilo de vida. Desearía que bebieran menos y durmieran más”.

Los Gemelos ruedan por su cama con una adorable joven capaz de encantar más de un tipo de serpiente.

El motivo de que los Gemelos me llamaran a comienzos de 2012 era hablar de su rápida trayectoria hacia la fama y el estrellato, y de todas las opciones que se les habían presentado desde la primera vez que les entrevisté para VICE.com en agosto de 2011, estando yo de viaje cubriendo un tour de skate de Red Bull para la revista Skateboarder. Millones de lectores de la web de VICE quisieron saber más de “esos gemelos chiflados de la doble penetración”, y muchos de ellos dudaron si eran reales o no, y caso de serlo, si tenían alguna clase de valor que los redimiera. Puesto que llevan patinando casi dos décadas, su rápida fama en internet les permitió hacer amistad con algunos de los nombres más grandes del mundo del patín. El profesional de Girl Skateboards Guy Mariano los describe como “un fenómeno de la cultura de la calle. Están por todas partes haciendo lo suyo, y da igual si los respaldas o no, porque son fascinantes. Los Gemelos son una carta ganadora”.

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   A causa de aquella primera entrevista en VICE.com, Sid y Thurm me acreditan como su “descubridor”, pero a mí esto me parece un poco exagerado. Llevaban existiendo más de dos décadas antes de que nos conociéramos aquel afortunado día en Atlanta. Gente de todo Tennessee y Georgia estaba ya muy familiarizada con esos gemelos skaters que estaban siempre de fiesta, se trincaban a las mismas chicas y acostumbraban a liarla allí donde les apeteciera. Yo solo di a conocer su historia al resto del mundo.

   Los Gemelos siempre le dicen a cualquiera que se lo pregunte que fui yo quien hizo posible su generalizada notoriedad. Y como mi nombre acababa saliendo en cada entrevista y ellos, en la actualidad, siguen sin tener un agente o representante de tipo alguno, era mi teléfono el que Hollywood marcaba para ofrecerles trabajillos en cine o televisión. Durante meses he recibido propuestas para ellos de grandes cadenas y de los productores de los más exitosos reality shows de la historia. Y cada vez informaba a los Gemelos de lo que se les había ofrecido, pero ninguna de las propuestas parecía encajar con lo que en realidad eran: basura blanca, dos skaters pobres de Tennessee que dejaron el colegio y se fueron a la gran ciudad en busca de una vida mejor. En su camino hacia el cumplimiento de su Sueño Americano, los Gemelos no tuvieron más remedio que hacer paradas técnicas en una variada serie de trabajos de mierda –en Babies “R” Us, Wendy’s, un taller de ensobrado, de ayudantes de fontanero (un curro agotador que consiguieron por el padre de su ex novia, dueño de un negocio de fontanería), de mensajeros– antes de que surgiera la oportunidad que les ha permitido llevar el estilo de vida que siempre desearon de niños. Se convirtieron en ayudantes de un abogado local, que se percató rápidamente de que tenían encanto para hablar con todos y con cualquiera.

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   “Creciendo como lo hicimos, soñábamos con una vida flipante, la gran vida”, me dijeron. “Lo que pasó fue que un amigo nuestro necesitaba ayuda repartiendo los regalos de navidad de un abogado para el que trabajaba. Le dijimos, ‘¡Joder, sí, echaremos una mano!’, y lo hicimos de puta madre. El abogado estaba impresionado. Le dijimos que nos contratara, que haríamos lo que quisiera. De canguros de su hijo, lo que fuese, todo, cualquier cosa. Un día nos llamó y dijo que su ayudante tenía un grave problema cardíaco y estaría meses de baja. Estaba dispuesto a contratarnos, que dejáramos nuestros curros y nos presentáramos a la mañana siguiente. Eso fue hace diez años, y el resto es historia. Llegamos sin saber un pijo de mierdas legales, pero pusimos atención y aprendimos. A él le gustaba que fuéramos dos: cuatro ojos, cuatro manos, dos cerebros. Empezamos a desarrollar gusto por el dinero. Nos gastábamos la paga en ropa. Era mágico. Nos mudamos a un rascacielos con vistas al centro de Atlanta. Compramos un Range Rover. Nos poníamos traje e íbamos a trabajar cada día, todo el día tratando con los mierdas más desagradables. Es divertido, porque la gente va al colegio toda su vida para hacer esta mierda, y nosotros nunca pisamos la universidad. Pero ahora conocemos tan bien este juego que podríamos superar el examen y practicar la abogacía”.

_De camino al trabajo, los Gemelos evocan _El resplandor_ en un pasillo de su edificio de apartamentos. Se ganan la vida como ayudantes de un importante abogado de la ciudad._

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   El legendario skater profesional y propietario de Black Box Distribution, Jamie Thomas, ganador en 2006 del premio California Entrepreneur of the Year [Emprendedor de California del año] que concede Ernst & Young, sabe una o dos cosas sobre negocios y resumió lo que les impulsa al éxito: “Los Gemelos son la clase de gente de la que oyes hablar pero nunca llegas a conocer. Han cogido una situación no precisamente buena y se han abierto paso hacia la fama y el éxito. ¡Los ames o los odies, los Gemelos están decididos a triunfar a lo grande!”

   No se puede negar que la de los Gemelos es una historia real de éxito americano. Todos los productores y agentes que empezaron a llamarme después de aquella primera entrevista estaban únicamente interesados en hacer programas descerebrados sobre dos blancuchos gemelos que hacían cosas de blancuchos. Sus propuestas siempre terminaban con frases como “…y entonces empiezan las payasadas”. Eran las típicas mierdas sin inspiración de los realities, y los Gemelos merecen respeto por rechazar comprometerse a cambio de un poco de dinero rápido. Lo que necesitaban era a alguien con pasión y visión, alguien que reconociera que Hollywood, Norteamérica, y ya puestos, el mundo, nunca han visto nada como los Gemelos ATL, y que su singular existencia debía manejarse con gran cuidado. Ese visionario ha resultado ser el cineasta Harmony Korine. Él personalmente les llamó en frío después de leer mi entrevista con la oferta de incluirles en el guion de Spring Breakers, una película en la que emplea su habitual, y controvertida, forma de contar las historias, pero que dado su reparto y el tema que trata, está más cerca de ser una película “comercial” que cualquier otra que haya hecho.

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   Harmony adora a Sid y Thurm por las mismas razones que yo. “Los Gemelos ATL son la personificación del gran y depravado bajo vientre americano. Cretinos patológicos y folladores de putas. Lo son todo y no son nada. No comen, solo esnifan drogas. Son basura mística del más alto nivel. Su religión es la doble penetración. Ninguno ha leído nunca un libro. Ninguno ha comido jamás verdura. Duermen en la misma cama y se duchan juntos. Todo lo que quieren es fama y coño. Son los mayores degenerados de América. Los admiro a los dos. Están libres de toda limitación. Heredarán la Tierra y la llevarán de cabeza hacia el abismo. Ellos son lo que hace grande a América”.

   Una de las hermanas mayores de los Gemelos, Clarissa (que obtuvo una licenciatura en Historia en la universidad de Harvard; esto es, no la hermana a cuya casa se mudaron a los 17 años), coincidió con la apreciación de Harmony, aunque utilizando diferentes adjetivos: “Mis hermanos son tremendamente cariñosos y leales, una extraña mezcla de introvertida retrospección y hedonismo extrovertido. Cualquier miedo o duda que puedan sentir como individuos es sofocada por el amor y el apoyo que tienen el uno en el otro. Dos cabezas es mejor que una, y ellos han encontrado un modo de emplear eso como una ventaja en la vida, el amor, el sexo, los negocios y la fama”.

Los Gemelos se relajan tras una sesión de skate en Da Playground, Atlanta.

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Esto nos lleva de vuelta a la intención de los Gemelos de practicar sexo guarro con cierta superestrella de 20 años. Me llamaron semanas después de terminado el rodaje de Spring Breakers. “Bueno, ¿os zumbasteis a Selena Gomez?”, les pregunté.

   “No, sabíamos que no iba a pasar. Siempre iba protegida; su madre y su guardaespaldas no la dejaban nunca. Pero ella molaba de la hostia. Harmony le hablaba a todo el mundo de lo grandes que teníamos las pollas, y decía, “¡Enseñadla! ¡Enseñad la foto de vuestras pollas!’ Así que sacamos nuestro teléfono y ella la miró. Se la quedó mirando y no dijo nada”.

   “Pero sus fans tendrían bastante que decir, ¿no?”

   “Oh, tío. Eso fue malo. Nos follamos muchas chicas, así que nuestro Instagram era súper guarro, pero por lo que fuera eso nunca nos dio problemas. Vamos allí y Ashley Simpson sube a Instagram una foto de nosotros, y de repente nuestra mierda empieza a subir y a tener un montón de nuevos seguidores. Entonces Selena subió una foto suya con nosotros y de repente nos vienen la hostia de mensajes de quinceañeras fans de ella en plan, “Ewww… desagradable’ y ‘¡Os voy a denunciar!’ Las bloqueamos tan pronto las vimos, ¡pero había miles! ¡Era una emboscada! Y de pronto estábamos vetados en Instagram, la cuenta cerrada. Estábamos cabreados y nos pusimos a hablar mierda en Twitter, como, ‘¡A la mierda esos culos quinceañeros fans de Selena!’ Cristo, esas zorras se pusieron como locas. Nos atacaron. Al final dijimos, ‘¡Vale! ¡Perdón! ¡Nos rendimos! ¡Dejadnos en paz!” Al día siguiente le pedimos a Selena que nos ayudara y dijo que no. Dijo, “Mis fans están locas! No deberías joderlas. Me cuidan las espaldas”.

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   Sé que mucha gente ya ha dictado veredicto sobre los Gemelos ATL, y entiendo por qué. Leyendo las entrevistas y las historias de sus cerdas excursiones sexuales, no es difícil que alguien piense que son la evolución del Jersey Shore de MTV. Pero la historia completa de Sid y Thurm aún se tiene que contar, ya que incluso lo que yo he escrito aquí apenas araña la superficie. Conocerles es una experiencia que se queda contigo, sin importar la opinión que tengas de ellos después. Con trabajo duro y perseverancia, han hecho realidad sueños que nunca pensaron que fueran verdaderas posibilidades, pero ya no se contentan con vivir en un ático y conducir un Range Rover trucado. Quieren más, y van a ir a por ello por los dos lados. Con idénticos penes de 23 centímetros.

   “Queremos ganar millones, como Justin Bieber”, dicen. “Nos gustaría mucho actuar más; creemos que podemos actuar con naturalidad. Queremos ser la hostia de famosos, follar zorras guapas en Hollywood, vivir esa vida. La gente dice que la hierba no siempre es más verde al otro lado, pero nosotros venimos de la nada y ahora que lo hemos probado, lo queremos. Pero aunque no salga nada de todo esto, ya es bastante increíble lo que nos ha pasado. Estar en una película de Harmony Korine, que Terry Richardson nos haga fotos, estar en la ‘Hot List’ del 2012 de la Rolling Stone… Estamos súper agradecidos. Cuando éramos niños creciendo en un ghetto, nuestro sueño era tener un sofá en forma de L, pero nuestra familia nunca se lo pudo permitir. ¡Ahora ganamos nuestro buen dinero y tenemos un sofá en L de cuero! Pero queremos cosas más grandes. Queremos ser millonarios. Queremos follarnos a las famosas. ¡A todas! Nos queremos follar a Lindsay Lohan”.

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   “¿Tan difícil puede ser follarse en este punto a Lindsay Lohan?”, pregunté.

   “¿Crees que cualquiera puede hacerlo?”

   “Creo que vosotros podéis”, les reafirmé.

   “No sólo nosotros, ¿crees que cualquiera puede follarse a Lindsay Lohan?”

   “Sí, lo creo. Apostaría mi dinero a que está en Craigslist”.

   Sin importar si llegan a hacerle a Lindsay Lohan una doble penetración antes de que se ahogue en una montaña de vómitos y cocaína, los Gemelos ATL van a seguir adelante. Siempre lo hacen. Siempre lo harán. Y, por lo que yo puedo decir, lo único que podría detenerles sería tener que enfrentarse a este mundo cruel separados y solos.

   “Hace un rato mencionásteis que la gente intentaba secuestraros en Chattanooga”, dije. “¿Qué sucedería si agarraran a uno de vosotros y os separaran por un período de tiempo indefinido?”

   “Tendríamos ansiedad por separación y algo malo ocurriría”, me dijeron. “la gente pregunta qué pasaría si uno de los dos muriera… Bueno, el otro moriría también, saltaría de un balcón o algo así. No es una opción. No hay forma en que podamos vivir el uno sin el otro. Nadie entenderá jamás cómo es ser como somos, del mismo modo que nosotros no entenderemos nunca cómo es estar solo. No sabemos cómo es estar uno sin el otro y nos sentimos bendecidos por ser gemelos inseparables. Pase lo que pase, siempre nos tendremos uno al otro”.

Podréis husmear en las extraordinarias vidas de los Gemelos ATL en nuestro documental en tres partes The Twin Zone, que se emitirá muy pronto en el canal de VICEen YouTube y en una versión especial, sin censuras, en VICE.com.

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