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Cultură

Bret Easton Ellis

A lo largo de seis novelas y un libro de relatos, Bret Easton Ellis ha creado uno de los cuerpos de trabajo más fascinantes, entretenidos y jodidos de la literatura contemporánea.

ENTREVISTA DE JESSE PEARSON

FOTOS DE JERRY HSU
TRADUCCIÓN DE ALEJANDRA NÚÑEZ A lo largo de seis novelas y un libro de relatos, Bret Easton Ellis ha creado uno de los cuerpos de trabajo más fascinantes, entretenidos y jodidos de la literatura contemporánea. La publicación de Menos que Cero (1985) vio a Ellis tachado por la prensa—con diferentes niveles de indignación y admiración— tanto de enfant terrible de las letras como de voz de una generación. Escrito con estilo austero y minimalista, el libro narra de forma impasible una historia de desafectos y degradación en Los Ángeles; en mi opinión, se trata del retrato definitivo de la adolescencia privilegiada de los años 80. Las Reglas de la Atracción (1987) dejó de lado la escritura excesiva de Menos que Cero, sustituyéndola por una densa prosa de voz interior en una novela de narración cambiante. La hostilidad aquí era más contundente. Este libro es la sátira perfecta del absurdo, la pretensión y las fiestas de las escuelas de arte liberales. Entonces llegó American Psycho (1991). Esta novela llena de detalles—y, en ocasiones, increíblemente violenta y pornográfica—sobre la masculinidad yuppie, fue posiblemente la pieza de ficción más polémica de finales del siglo 20. Pero para la sátira ya está Jonathan Swift. Y aunque sea fácil caer en la trampa de pensar que American Psycho es ofensivo, un cuento alegremente misógino, hay que decir que no lo es… del todo. Es una crítica de las actitudes del personaje principal, y el hecho de que Ellis decidiera escribir en primera persona, libre de omnisciencia, fue un riesgo desafiante y gratificante. Glamorama (1998) es la novela más extensa y compleja de Ellis. En parte trata de supermodelos que se convierten en terroristas. Y trata tanto sobre esto que, de hecho, Ellis llegó a un trato fuera de juicio con Ben Stiller para que éste pudiera hacer Zoolander, una película sobre modelos que se hacen terroristas. Lunar Park (2005) es la novela más rara de Ellis y una de las mejores. El personaje principal se llama Bret Easton Ellis. Este personaje ha escrito libros con títulos como Menos que Cero o American Psycho. Pero más que un roman à clef, que es lo que mueve a esperar su primera parte, Lunar Park es una novela de terror similar a algo que hubiera podido escribir Stephen King. El libro tiene emails misteriosos de gente que está muerta, personajes ficticios (Patrick Bateman de American Psycho y, tal vez, Clay, de Menos que Cero) que reviven, fantasmas y muñecos poseídos y sedientos de sangre. ¿He dicho ya que es genial? El mes que viene verá la luz la nueva novela de Ellis, _Imperial Bedrooms_. Es, como puede que hayáis leído por ahí, algo semejante a una secuela de _Menos que Cero_. El narrador es Clay, y muchos de los personajes principales del libro original (Julian, Blair, Rip, Trent) reaparecen. Pero _Imperial Bedrooms_ no es una mera secuela. Es más bien la culminación de todos los trabajos de Ellis hasta la fecha. ¿Da continuidad a la historia del pasivo y desorientado Clay en el tenebroso y resplandeciente Los Ángeles? Sí. Pero también se adentra en la violencia escatológica de American Psycho y el terror de Lunar Park. Como secuela de Menos que Cero, _Imperial Bedrooms_ es más una reacción nauseabunda que una pacífica continuación. Imperial Bedroom es más oscura que Menos que Cero, tiene más terror y horrores. Ya la he leído tres veces y, aunque creo que me encanta, no consigo decidir lo que realmente pienso de ella. Lo que sí tengo claro es que es importante y que debes leerla. Hace poco Vice habló con Ellis por teléfono. Aquí tenéis la mayor parte de esa conversación. Hay un pequeño spoiler de Imperial Bedroom pero lo que desvelo sucede en la página 9, así que no os alteréis. Calma. Vice: ¿Qué estabas haciendo antes de que empezáramos a hablar?
Bret Easton Ellis: Estaba en Runyon Canyon. No sé qué es eso, no conozco mucho L.A.
Runyon Canyon es un cañón en Hollywood donde la gente va a pasear. Está un par de manzanas más arriba de Sunset Boulevard y llega hasta Mulholland. Es un sitio para ir a darte una buena caminata. Ah, me han llevado ahí. Ya sé de lo que hablas.
Es mejor ir cuando no hay mucha gente. Entre semana, sobre las 2:30 o las 3:00, se está muy bien. Imagino que es un sitio para estar en contacto con la naturaleza, pero tuve la misma sensación que siempre me asalta en Los Angeles, como de amenaza e inminente asesinato. Casi estaba esperando que me atacara el monstruo que está detrás del contenedor de Mulholland Drive.
Totalmente. Además hoy el camino estaba desierto, y ya sabes, entre el viento y las palmeras… Peligroso. ¿Qué pasa con L.A.? Por tu trabajo me da la impresión de que tienes la misma sensación de terror y locura que yo.
Bueno, esa sensación la tengo en todas partes, no sólo en Los Angeles. Hay muchas cosas que me gustan de L.A. Al fin y al cabo, vivo aquí. No me mudé porque no me gustara. Ahora mismo le tengo bastante alergia a Nueva York, así que L.A. me parece el mejor sitio para vivir. Sí, Nueva York también es raro.
Todos mis amigos se han mudado a Brooklyn. La única gente que conozco en Manhattan son ricos y, en fin, ya sabes, la fiesta ya terminó para mí. L.A. parecía el lugar en el que debía aterrizar. Aún así, ¿tienes alguna opinión sobre lo que hace de L.A. un sitio especialmente siniestro?
Hay una respuesta fácil a eso. La geografía. Es una ciudad muy bonita, pero está aislada. Hay mucho espacio para que haya algo por ahí, merodeando, al acecho. También es una ciudad rara porque no cambia. No hay estaciones. No hay otoño. No hay invierno. Es una ciudad rara para vivir. Mi opinión respecto a L.A. se forjó de algún modo a partir de tu novela Menos que Cero y viendo películas antiguas como El Crepúsculo de los Dioses. En parte, lo que hace que L.A. sea tan rara es que hay una sensación de desesperación que se puede notar en el aire. Mucha gente joven que quiere alcanzar el éxito. Eso queda bastante patente en tu nueva novela, Imperial Bedroom.
Totalmente. Ahí está el personaje de Rain, que claramente está dispuesto a hacer lo que sea para conseguir un papel en una película, pero también hay una parte donde Clay ve un vídeo del joven actor que vivía en su apartamento antes que él, y aprecia "la sonrisa falsa, los ojos suplicantes, el espejismo del conjunto". ¿Te topas con este tipo de personas en la vida real?
Todo el tiempo. ¿Y te piden cosas?
Sí. Es como Las Vegas, una ciudad de jugadores. Vienes aquí, las posibilidades son abrumadoras y se vuelven en tu contra. ¿Y sabes qué? Creo, y esto ya lo he dicho alguna vez, que L.A. te obliga a ser la persona que realmente eres. No creo que sea un sitio para reinventarse. No importa cuántos amigos tengas. No importa si tienes una relación. Lo que sea. Es una ciudad aislante. Estás solo mucho tiempo. Y eso creo que te obliga a ser la persona que eres. La de verdad. No permite que te escondas. Nueva York es un sitio más fácil para reinventarse. En L.A., al cabo del tiempo, tu verdadero yo acaba saliendo a la luz y mucha gente no lo soporta y acaba huyendo. Pero hablábamos de la gente que viene intentando conseguir el éxito… Desde luego, si estás trabajando en la televisión o haces películas, te topas con muchas personas que quieren formar parte como sea. ¿Alguna vez te proponen cosas del mismo modo que Rain a Clay, sin expresarlas verbalmente pero aun así dejándolas claras? ¿Suceden esas cosas, un aspirante a actor haciéndole proposiciones a un escritor o a un productor?
A ver, estoy seguro de que eso pasa. Sí, claro, todo el tiempo. En lo que pensaba cuando trabajaba en la novela era: ¿cuál es el mito narrativo central de Hollywood? Gira en torno a la explotación. Gente explotándose los unos a los otros. En eso se resume, y estaba muy interesado en la idea, imagino que porque lo he visto mucho. He estado explotándome a mí mismo y creo que hay gente que cree que también los he explotado a ellos; eso era lo que me interesaba cuando la novela se iba formando en mi cabeza, y luego, en el boceto. Y a varios niveles, sí, he vivido situaciones así. Pero he de repetir lo que ya dije cuando se publicó el primer libro: yo no soy Clay. Claro que no. Aún así parece que la gente nunca se cansará de demostrar cuánto hay de autobiográfico en tus obras de ficción.
Me pregunto por qué. A otros escritores nunca se les pregunta acerca de eso. A Michael Chabon no se lo preguntan. A Jonathan Franzen tampoco. Ni a Jonathan Lethem. A mí sí. Tal vez no sea tan buen escritor como ellos. A mí me parece que eres igual o mejor. Pero no sé, tampoco quiero desviarme mucho del tema.
Puedes desviarte del tema cuanto quieras. Y decir lo que quieras. La verdad es que no conozco a ninguno de ellos. Es decir, les conozco un poco, pero no tanto como para considerarles amigos míos. Me gusta Chabon, pero me da la sensación de que como persona no me caería bien. Tampoco es que eso importe, claro.
La verdad es que no. Hay que fijarse en el arte, no en el artista. A veces se me hace difícil. Creo que hay algo interesante en Lethem, o al menos en su última novela, Chronic City.
Me gusta La Fortaleza de la Soledad. Es su única obra que me ha gustado. Y el único libro que realmente me gustó de Michael Chabon fue Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay. Y de Jonathan Franzen no me gusta nada excepto Las Correcciones, una gran novela americana. Esos son sus libros imprescindibles.
Sí, pero el resto de lo que han escrito es, simplemente… En fin, "Grrrrrrr". Fui al colegio con Jonathan Lethem. Estábamos en la misma clase en Bennington. No lo sabía. ¿Cómo era en el colegio?
Un tipo simpático. No tenía ni idea de que quería ser escritor. No estaba en ninguno de los proyectos principales, al contrario que Donna Tartt o Jill Eisenstadt. La gente que realmente quería dedicarse a escribir era la gente que siempre conseguía un puesto en los proyectos de aquel trimestre. Y Jonathan nunca estuvo en ninguno de ellos. Tiempo después de graduarnos recibí un email que era sobre una novela de Jonathan Lethem que trataba sobre animales que hablaban o algo así. Y me quedé en plan, "¿Qué coño es esto?"

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Bueno, es hora de volver a lo que estábamos hablando. Imagino que la gente se interesaba sobre lo de la parte autobiográfica porque cuando salió Menos que Cero no se te veía simplemente como un novelista sino como "la voz de una generación", y la gente debió pensar, "Bueno, él debe ser como la gente que hay en su libro porque tiene la misma edad que ellos y comparten antecedentes". Se te clasificó como novelista pero también como algo más. En parte, era el sueño de todo vendedor de libros. ¿Es a eso a lo que te referías cuando hablabas de ser explotado?
Al principio era divertido. Muy divertido. Me parecía una buena idea hacer entrevistas para revistas y que me hicieran una foto, salir en la tele y todo eso. Pero luego tiene que acabar. Al cabo de un año ya no es una buena idea porque te das cuenta de que lo que ha pasado es que tu identidad, tu identidad real, se está consumiendo por esta nueva narrativa, esa narrativa colectiva, que está teniendo lugar en el público y también en la prensa. Tu yo real está muriendo y esa imagen creada es lo que te va a representar ahora. Y cada vez que conoces a alguien sabes que va a hacer asociaciones, la mayoría erróneas, sobre quién eres, y eso es difícil de procesar. Ya te aviso de que es algo difícil de lo que deshacerte. Tienes que saber convivir con ello, es la única manera de hacer que la cosa funcione. No puedes luchar contra ello. Pero hace que todo se complique. Hace las relaciones complicadas. Hace que las amistades de toda la vida se compliquen. Es otra capa de alienación, y la verdad es que es un coñazo. Una serie de problemas. Escribes libros, y los escribes para una editorial, esa entidad que en cierto modo paga las facturas. Y tú vas a ayudarlos a que recuperen su dinero. ¿Pero alguna vez me he sentido explotado por todo eso? No. Siempre he estado de acuerdo con todo y pensado que era una buena idea. Lo he sabido llevar muy bien, pero después del primer año, año y medio, empezó a darme un poco de miedo. Pensé, "Oh, esto no es bueno." Lo difícil sería no querer jugar un poco cuando se te ha asignado un papel y está funcionando tan bien.
Oye, cuando tienes 21 años… Pero es raro, porque crecí rodeado de gente famosa. Y mis "amigos guays" y yo pensábamos que era como una especie de chiste. Estábamos un paso atrás. Íbamos a las casas de los padres de alguien y había actores muy famosos en la piscina, y pensábamos "Qué triste." Así que lo de convertirme en una celebridad… Fue algo raro que simplemente pasó. Vi que se iba creando pero yo no participé en ello. ¿Perdiste amigos cuando te hiciste famoso?
No, ¡hice muchos amigos! Cientos, miles de amigos. Y algunos durarían más de 24 horas, imagino.
En cierto modo te abre algunas puertas, y conoces a mucha gente que normalmente no hubieras conocido. Y eso es bueno y malo. Pero, ¿he perdido amigos? Sí, he perdido amigos. Mi amistad con escritores pasó a ser competitividad. De repente me volví un problema. Que mi libro se publicara primero hizo que algunos de mis colegas se volvieran locos, y cuando tuvo éxito, se cerraron las apuestas. Noté un cambio, y lo pude confirmar ocho o nueve años más tarde. Estábamos todos borrachos y hablando sobre el tema. Dije, "Creía que estábais contentos de mi éxito. Que me queríais mucho y creíais que era genial". Y ellos dijeron, "Bret Easton… ¿Qué? ¡Te odiamos! ¡Te odiamos mucho! ¡Nos molestaba mucho todo aquello! Nos pareció que no era justo que tú tuvieras más talento que nosotros". Me quedé en plan, "¡Joder!" ¿Alcanzó alguno el éxito en su carrera?
Éxito en diferentes formas. Sus vidas han acabado siendo distintas de lo que esperaban. Pero no, nada de éxito en el terreno literario. Se casaron, tienen familias. Están bastante satisfechos. Mira, no tengo una forma imaginativa de hacerte la siguiente pregunta…
Adelante. Pregunta. Bueno, ¿por qué escribir una secuela?
Eso, ¿por qué? ¿Por qué escribir una secuela? Es fácil contestar. Muy fácil. Estuve releyendo mis libros anteriores cuando trabajaba en el esbozo de Lunar Park. Y lo único que saqué de sentarme a leer mis libros fue preguntarme, "¿Dónde está Clay? ¿Qué estará haciendo ahora?". Aquello empezó a perseguirme. "¿De verdad quiero volver sobre eso ahora?". Pero al final tú no eres quien toma la decisión. Emocionalmente, la idea te atrapa y empiezas a tomar notas, y luego a preguntarte si va a funcionar, si es algo a lo que realmente deseas dedicar dos años. Eso es lo que toma la decisión por ti. Y nunca pensé en esto como una secuela. Para mí era una búsqueda de dónde estaba aquel personaje 20 años más tarde. Ese fue mi punto de partida. No quería escribir una secuela. No creo que lo sea. Bueno, quiero decir, lo es y no lo es. Está narrada por él, eso está claro. Pero imagino que podría haber cambiado los nombres y la historia habría funcionado por sí sola. A mí me gusta la idea de que una novela como Menos que Cero tenga una secuela. Cuando supe que tu siguiente libro iba a ser una continuación de Menos que Cero pensé que era algo perverso y gracioso. Que era magnífico.
Uno de los obstáculos que tuve que superar fue convencerme a mi mismo de que no era una mala idea. Cuanto más pensaba en ello, menos horrible me parecía. Y entonces pensé, mira, me da igual que sea una idea buena o mala, quiero hacerlo. Una vez el pequeño ser que hay en de tu cabeza dice lo que tienes que hacer, no hay vuelta atrás, ¿no?
Ciertamente. Una vez la pregunta sale de mi cabeza—"¿Dónde está Clay?"—la decisión ya está prácticamente tomada. Luego simplemente tuve que pasar por el proceso de asegurarme de que realmente quería invertir tiempo en ello y que iba a ser divertido, y que iba a valer la pena, y que me iba a gustar hacerlo. Sí, leí en algún sitio que si no crees que te vayas a divertir haciendo algo, entonces acabas por no hacerlo.
Es que si no, ¿por qué hacerlo? ¿Alguna vez has dejado un trabajo porque no te estaba divirtiendo?
No. Nunca. Eso está bien. Realmente te aseguras antes de poner manos a la obra.
Totalmente. No entiendo cómo puede hacerse de otra forma.

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Muchos escritores hablan de sus procesos de escritura como si fueran una tortura.
Ridículo, ¿no? No entiendo cómo los escritores se pueden quejar de escribir. ¿No te parecen pretenciosos? Eso pienso yo. ¡Esas cosas hacen que haya estereotipos negativos sobre los escritores!
Tal vez escribir algo que no sea ficción y tener que documentarte previamente sea difícil. Pero incluso eso debería ser divetido. ¿Fue fácil hacer el argumento de Imperial Bedroom una vez empezaste con los bocetos?
Estuve leyendo mucho a Raymond Chandler. Esa fue mi mayor influencia. Iba a preguntarte sobre novelas pulp.
Estaba muy influenciado por Raymond Chandler y por las novelas de ficción pulp. Creo que resume a donde llegó Clay. El estilo me iba como anillo al dedo. Pensé que era adecuado para la voz del narrador. ¿Y qué ha tenido que ver todo ese rollo pulp con la gestación de _Imperial Bedrooms_?
Bueno, ¿sabes qué? En las novelas de Chandler el argumento no importa. La forma de resolver los misterios no importa. A veces ni se resuelven. Es la atmósfera lo que es fascinante. Y es bastante universal la idea del hombre buscando algo o moviéndose a través de ese panorama e intentando protegerse de él, y aún así forzado a investigar. El argumento surge en la etapa en la que se hace el boceto de la obra. Esto es cierto sobre todo en una novela como esta, la cual está narrada por un guionista y se parece a una película. Estaba pensando también en novelas sobre Hollywood, y en cómo se escribe una novela sobre Hollywood sin que acabe siendo una sátira. Todas las que hay parecen reírse de alguno de sus aspectos. ¿Tenías El Día de la Langosta en mente?
Sí, o las novelas de Bruce Wagner. Soy fan de algunas, pero después de trabajar en esta, creo que no hay nada de lo que reírse. Entourage me saca de mis casillas. Ay, Dios. Entourage me da ganas de vomitar.
Pues recuerdo que me gustaba Entourage hace cinco o seis años. Pero después de haberme relacionado con esa clase de personas me resulta asqueroso. ¿Cómo he llegado al punto de echar mierda sobre Entourage? Creo que está conectado. Tiene sentido. Lo tiene, creo. Pero estabas hablando de Clay, y sobre Raymond Chandler como inspiración para un personaje de tu nuevo libro. Eso es interesante porque Clay está lleno de miedo, pero hacia el final del libro se convierte en un monstruo.
Lo sé. Tal vez el miedo hizo que se transformara un monstruo. Es complicado hablar de ello, pero intentémoslo. Bueno, a veces cuando desvelas algo, lo estropeas.
No hay mucho que desvelar, así que… [risas] Tu trabajo puede leerse, en parte, como literatura de terror. ¿Crees que _Imperial Bedrooms_ es sobrecogedora? Porque yo sentí miedo y tensión mientras la leía…
Sí. Imagino que sí. Y Lunar Park es genial. Cuando supe que te ibas a encaminar por el terror puro, estaba ansioso por ver hasta dónde ibas a llegar.
A mucha gente no le gustó esa parte del libro. Porque son idiotas.
No les gusta la parte Stephen King. Le gusta la parte Philip Roth, la primera mitad. Es una pena que no estuvieran dispuestos a seguir tu rumbo porque creo que era perfecto. Esto que hablamos sobre el horror nos devuelve a algo que comentaste antes, cuando dije que me siento aterrado y amenazado en Los Ángeles, y tú has dicho que eso lo sientes en cualquier parte.
Pero es que soy una persona que se preocupa. Me preocupo mucho. ¿Qué te preocupa?
Todo. Me crié en una casa donde todos tenían miedo. Así que le tengo miedo a las cosas. ¿Que te asesinen o que entren asaltantes en tu casa? ¿Cosas como esas?
Oh, sí. Claro. Todo. Pero no es extenuante. Es sólo mi punto de vista. Pero de nuevo, estamos hablando sobre libros, y los libros piden un cierto nivel de tensión, y si has escrito el argumento y vas a crear todo ese mundo, esa tensión forma parte de cómo debería ser ese mundo. Me refiero a lo que hay después de la tapa del libro. Pero debes ser capaz de acceder al terror que llevas dentro de ti para ejecutarlo de forma tan brillante.
Sí. Supongo que vale la pena. Creo que estoy intentando psicoanalizarte, como hacen los entrevistadores novatos. Tal vez debería relajarme.
Tranquilo, no pasa nada. Me gusta de dónde va surgiendo la sensación de miedo. Por ejemplo, los mensajes misteriosos que recibe Clay. Me recordaron los emails misteriosos de Lunar Park. Has mencionado que hubo gente a la que no le gustaron las partes de terror. ¿Piensas en la acogida que pueda tener una novela mientras estás trabajando en ella?
No. No creo que uno escriba para el público. Creo que cuando escribes lo haces para ti mismo. El libro que te gustaría leer. Te dices, "No quiero simplemente escribir un libro. Deseo leer este libro." Así que no puedo tener conciencia del público, porque yo soy el público. "Eh, ¿qué hay de mí?" [risas] Y eso es otro punto que trata Imperial Bedroom. Clay es un narcisista vergonzoso, y eso es algo que tenía claro mientras escribía. Hay mucho "yo, yo, yo" en el libro. Clay piensa que todo gira en torno a él. Cree que todo el mundo le espía, que todos tienen segundas intenciones, que todos están en su contra. Y tenerle miedo a todo es una forma, si bien extraña, de ser narcisista.
Sí, lo es. Hay gente que me lo ha dicho. ¿Extraños o amigos?
Mi asesor personal.

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Bret Easton Ellis con dos atractivas amigas del fotógrafo Jerry Hsu.

En parte te he preguntado sobre lo de la acogida porque antes comentábamos que los críticos hablan de ti casi tanto como lo hacen sobre tus libros.
Es molesto, muy molesto. ¿Por qué lo hacen? Suponía que sería complicado para ti no pensar en algún momento, aunque fuese un instante, "Este libro va a hacer que tal crítico piense esto." No es que eso vaya a hacer que cambies tu forma de escribir o cambiar lo que estás haciendo, pero me pregunto si alguna vez ese pensamiento te pasa por la cabeza.
Bueno, ¿a qué crítico te refieres? Digamos que a Janet Maslin.
Me gusta Janet Maslin. Y tú también le gustas a ella, si mal no recuerdo. ¿Verdad?
Sí. Bueno, le gustaba. Odió la parte de terror en Lunar Park. ¿Así que es una de ellas?
Sí, pero hasta entonces no me trató muy mal. Me gusta leer sus críticas. ¿Qué piensas de Michiko Kakutani?
Es demasiado inflexible. Su gusto es demasiado limitado y convencional. Parece que es más consciente que otros críticos del poder que puede ejercer.
Lo cual hace que sea interesante leerla. Sí, porque hay ego detrás.
Nunca le he gustado. Cree que soy horrible. Hay una reseña positiva suya en la contraportada de mi copia de Menos que Cero.
Ese es el único de mis libros que le gustó. Luego hice que Michiko Kakutani se molestara. No hay mucha gente que pueda decir eso. ¿Has leído la crítica que hizo hace poco de la nueva biografía de Muriel Spark?
No, no la he leído. Hablaba de cómo jugaba a ser Dios cuando describía esa sensación de desdén hacia sus personajes. Logró que me preguntara cómo te sentias tú ante tus personajes.
Eso es interesante. No lo veo de esa manera. Lo veo como un libro, y a los personajes como parte del libro, y tienes un plan y vas a ejecutarlo. No estoy afligido por el destino de mis personajes porque no son reales. Es una situación inventada y ellos son gente inventada. ¿Pero alguna vez hay una satisfacción emocional? ¿Te entusiasmas cuando escribes, o es todo muy técnico?
Las dos cosas. Es técnico y es emotivo. Diría que es más emocional cuando estás haciendo el esquema de la obra. En mi caso el boceto suele ser más largo que el libro. Montones de notas, ideas… Muchas las descarto. Una vez el boceto está casi terminado, empieza el proceso técnico en el cual sigues el boceto e intentas organizarlo para darle forma de novela de un modo que te guste. Eso también es emocionalmente satisfactorio. Debe serlo. Los pasajes finales de Imperial Bedroom y Lunar Park tienen mucho impacto emocional. Son conmovedores. Especialmente el final de _Imperial Bedrooms_, cuando Clay habla sobre que nunca le ha gustado nadie y que le tiene miedo a la gente. Y después hay cosas implantadas, como cuando habla de "mover el juego mientras se juega" que es un vuelta a la frase del grupo X con la que se abre _Menos que Cero_, es como si acabaras de cerrar el círculo.
Cierto. Está planeado. Quiero decir, más o menos ya sabes cómo va a acabar incluso antes de empezar a escribir. Normalmente sé cuál va a ser la última frase del libro antes de iniciar el proceso de desarrollo del boceto. Sí, normalmente sé la primera y la última línea de libro antes de empezarlo. ¿Cómo decides con qué quedarte y con qué deshacerte cuando estás abocetando una novela?
Bueno, algunos dirían que me quedo con todo [risas]. Hay gente que se queja, "¿Por qué Glamorama tiene 700 páginas?" Pero una de las cosas en las que estoy más interesado es en el narrador. La persona que explica la historia. Nunca he escrito una novela en tercera persona. Mi trabajo consiste en crear una serie de narradores, es como si les diera a ellos los libros. Ellos deciden si va a ser corto o largo. Ellos deciden cómo van a escribirlo y qué lenguaje van a usar. ¿Cómo funciona ese proceso? ¿Cómo lo haces para que un personaje te hable?
El personaje de Bret Easton Ellis en Lunar Park va a hablar de manera distinta a la del Clay de Menos que Cero, o los universitarios en Las Reglas de la Atracción, o Patrick Bateman en American Psycho, o Victor Ward en Glamorama. Estuve dándole vueltas a cómo debía ser el narrador de _Imperial Bedrooms_. Y luego me di cuenta de que ahora Clay es guionista. Y un narcisista. Es como si él estuviera escribiendo una película en la que también actúa. A partir de ahí todo empezó a encajar en cuanto a cómo sonaba y se movía la novela. El narrador dicta el estilo. Me gusta que estés tan metido en lo del narrador porque si alguna vez ha habido un narrador informal, ése debe ser alguno de los tuyos.
Más o menos. Sí. Cada narrador tuyo va a ser informal de un modo u otro.
No sé si muchos escritores estarían de acuerdo en eso. Siempre me asombro cuando leo ficción narrada por personajes que suenan como, ya sabes, profesores universitarios. Ahora estoy leyendo Al Pie de la Escalera, de Lorrie Moore. Es muy ingeniosa. Ella es una escritora muy inteligente, y hay detalles geniales, y tiene una forma muy elegante de construir una frase y crear un párrafo fácilmente. Pero de ninguna forma me vas a convencer de que el personaje que narra la historia es esa chica de 20 años. Hay una gran desconexión ahí y eso hace que el libro desoriente. También lo veo en un montón de libros de Updike, por ejemplo. En algunos sí, pero no en los libros de Rabbit.
Por eso los libros de Rabbit funcionan bien, porque hay cierto realismo americano simplificado que le va muy bien al personaje y a su vida. Creo que una experiencia extrasensorial requiere que el escritor se asegure de que el narrador tenga la voz que él o ella tendría. Si reescribiera alguno de mis libros en tercera persona, serían muy diferentes. Lo más cerca que he estado de mi propia voz fue probablemente en Lunar Park, donde escribía muy abiertamente, como si estuviera escribiendo un email o hablando con amigos.

_Imperial Bedrooms_ es una vuelta a una prosa más sencilla.
Me gustaba la idea de volver al minimalismo, algo que no había hecho en mucho tiempo. Intentar conseguir tensión con pocas palabras fue placentero. Inicialmente Menos que Cero no fue creada como una novela minimalista. El primer boceto fue muy largo y demasiado emocional. Fue un desastre. ¿Fue tu editor quien te ayudó a recortarlo?
Fue el profesor que tenía en Bennington. Él me dijo, "Lo pillo. Entiendo lo que intentas hacer. Pero no está funcionando". Y yo le dije, "¿Qué hago?". Él dijo, "Quiero que hagas un truco. Quiero que hagas un experimento". Me hizo escribirlo en pasado y en tercera persona. Entonces me dijo, "Ahora ponlo en primera persona a ver qué pasa". "¿Primera persona? ¿En serio?". Menos que Cero fue mi primer intento real de escribir una novela. Antes había escrito tres. Y esas novelas previas eran más roman à clef, ¿no?
Sí, básicamente eran diarios. Menos que Cero fue mi primer intento real. Pensé, "Voy a hacerlo a la manera clásica. Voy a escribirlo en pasado y tercera persona". Tras el consejo de mi profesor me pasé a la primera persona. Y a medida que avanzaba empecé a soltar la morralla y se volvió algo completamente distinto. Necesitaba reescribirlo. Escribí un boceto atroz en ocho semanas y la gente piensa que eso fue lo que se acabó publicando. Pero trabajé en ese libro casi dos años para que estuviera en el lugar en el que yo quería que estuviese. Parece que hay dos trampas en las cuales es fácil caer cuando escribes en tercera persona. Una es sobreexplicar y sobreescribir, porque eres una especie de Dios. Y la otra—especialmente cuando son situaciones extremas—es que puede parecer que la tercera persona se decanta a favor o en contra de algo.
Juicios. Hay que evitar juicios de valor. Es complicado, complicado. Y todo esto tiene que ver con el por qué de que la gente creyera que Clay eras tú cuando salió Menos que Cero. Estaba escrito en presente del singular.
Sí, y también pensaban que teníamos el mismo origen. Mi familia no era rica. Mis compañeros de clase sí. Siempre repetía la misma historia, "Era pobre. Vivíamos en el Valley." Todos mis amigos vivían en Beverly Hills o Bel Air. Mi verdadera influencia a la hora de escribir Menos que Cero fueron mis amigos. Después de ser embutido en ese mundo cuando estaba en quinto o sexto curso, cuando mis padres me cambiaron de un colegio público a uno privado, empecé a ver un mundo que en realidad no había visto antes. Tuve una infancia típica de clase media en San Fernando Valley, hasta que mi padre empezó a ganar dinero. Pero nunca ganó tanto como los padres de mis compañero de clase. La mayoría de los suyos se dedicaban a la industria del cine, y eso se convirtió en una influencia para Menos que Cero. Cuando estabas escribiendo las primeras páginas de _Imperial Bedrooms_ y está Clay hablando sobre ese tipo que ha escrito un libro sobre él y sus amigos, y luego se hizo una película sobre ellos, ¿tu idea era que ese personaje te describiera? Sé que esto se acerca a una pregunta peligrosamente autobiográfica.
Es simplemente un libro de ficción, no pensaba en nada de eso. Podría inventarme una respuesta, pero sería una farsa. Me gusta que sea una respuesta simple. Ahora voy a hacer un spoiler. Al principio del libro explicas cómo muere el personaje de Julian Wells. Eso me desconcertó hasta que me di cuenta de que era un presagio, porque en la página siguiente Clay se está tomando una copa con él o algo por el estilo.
Cierto. El cadáver de Julian, y más adelante su asesinato, se describe con todo lujo de detalles espeluznantes. Cuando haces algo como un flashforward así de intenso, ¿sabes por qué decides hacerlo, o simplemente es un instinto?
Es todo instinto. No sé qué otra cosa puede ser. Es una buena sensación. Y sigue un buen ritmo. Funciona bien. Sólo pienso, "Oh, sí, así es como se tiene que hacer, me gusta de esta manera, joder." Me da la sensación de que hay cierto júbilo al matar a este personaje tan pronto y de una manera tan desagradable. Es uno de tus personajes conocidos, y un personaje que fue, en mi opinión, corrompido en la película. Y tú vas y lo golpeas y lo destrozas.
¿Qué le sucede al escritor cuando mira su libro? ¿Se vuelve, alcanzado cierto punto de su carrera, un destructor? Creo que había otro ímpetu detrás de _Imperial Bedrooms_ y éste salió a la superficie y tuve que luchar contra él. Y esa es la idea de… No sé cómo decir esto. Hay un punto de vista sentimental en Menos que Cero. Es algo que ha ido cogiendo forma a lo largo del libro. Y también creo que la mitad de gente que lo ha leído lo ha malinterpretado. Después de mudarme a L.A., en los últimos tres o cuatro años, he conocido gente que me ha dicho, "Tío, me mudé a L.A. después de leer Menos que Cero." Dios santo.
Y sin duda parece un artefacto de los pedantes 80s. Está ahí junto a las películas de John Hughes y las Ray-Bans y Aquel Excitante Curso. Cuando lo estaba escribiendo sentía que era un libro oscuro, un libro serio, así que me sorprendió mucho que se interpretara de una manera que no era. En _Imperial Bedrooms_ sentí la necesidad de darle a todo eso por culo. Ahora no lo siento así, de verdad, pero si he de serte honesto, lo cierto es que eso era lo que quería. Si era tu instinto, ¿por qué te tiene que gustar o dejar de gustar?
Porque en cierto modo era negativo. Quiero decir, es como aceptar la reacción del público hacia tu libro. Creo que eso no encajaba conmigo. Aunque bueno, creo que también estaba explorando eso en Lunar Park. Creo que empezó ahí. Y me parece interesante terminar así, prácticamente reescribiendo los libros. De todas formas, en modo alguno creo que _Imperial Bedrooms_ vaya a tener el mismo impacto que Menos que Cero. Aquella fue una situación perfecta. Como si toda la cultura, en general, se viese afectada por el libro.
No se puede repetir eso y no tiene sentido preocuparse por ello. Tienes que hacer lo que quieres hacer. Como matar a Julian.
Aún así, era un instinto. Sólo eso. No era un plan, "Oh, tengo que deshacerme de Julian". Parecía lo más adecuado, simplemente. ¿Tienes algún problema con que diga que la muerte de Julian se predice en la página 9 de mi copia del resumen de _Imperial Bedrooms_? Si me lo dices que no lo haga, no lo haré.
No, puedes decir lo que quieras. Guay. De todas formas te lo encuentras al poco de empezar la lectura. Buenox Clay está bastante ausente y pasivo en Menos que Cero. En este libro tiene miedo y está ausente y pasivo, pero hacia el final cambia. Hay una minisecuencia a lo American Psycho donde ha pillado un par de putas en una casa en el desierto. Este Clay me pareció muy distinto al de antes. ¿Cómo fue esto de llevar el personaje hasta ese lugar?
Apasionante. Mucho. Descubrir a qué estaba abocado fue emocionante. Me gustó. No termino de decidir si estás siendo sarcástico o no.
Va en serio. Dios, si me dieran un céntimo cada vez que alguien me dice eso [risas]. ¿Has visto The Kids in the Hall? Eres como el personaje que hacía Dave Foley, el tío que sonaba sarcástico pero no lo era. ¿Pero vas en serio? ¿Te emocionó darte cuenta de que Clay se estaba volviendo oscuro?
Sí. Recuerdo el momento en el que estaba trabajando en el boceto y me di cuenta de hacia dónde estaba yendo. Recuerdo dónde estaba sentado. Recuerdo hacer un esquema de esa secuencia, que acabó siendo una con la que mi editor tuvo un montón de problemas. Tengo una política de no intervención con Knopf. Más o menos siempre me han dejado publicar lo que he querido. Pero tuvimos una discusión sobre esa escena. ¿Todavía es Gary Fisketjon tu editor?
Sí. Conmigo es más un "editor de árboles" que un "editor de bosques." Insiste mucho en la gramática. Solemos pelearnos por la gramática y la sintaxis. Y esa escena con Clay y las prostitutas en el desiertox
Era mucho más morbosa en el esquema. Había detalles que Gary quiso omitir por completo, y yo pensaba, "¿En serio?" No habíamos tenido nunca problema alguno, pero con esta parte los tuvimos. ¿También fue el editor de American Psycho?
Bueno, lo que pasó con American Psycho esx ya sabes. La primera editorial lo rechazó, y acabó en la editorial donde trabaja Gary Fisketjon.
Así es como Gary se convirtió en mi editor. Él había sido amigo mío durante seis años antes de heredar American Psycho. Nos conocíamos muy bien socialmente. Salíamos mucho. Así que, ya sabes, teniendo ese tipo de relación, y teniendo relación con Sonny Mehta, que por entonces era jefe de Knopf, hizo que me fuera allí sin pensármelo. Pero no creo que Gary fuese fan del libro. ¿De American Psycho?
Sí. No creo que le gustara mi obra del todo, pero era un buen amigo, y eso está bien. Pasa siempre. Dudo que le haya gustado alguno de los extractos de mis libros, excepto de Lunar Park. Pero él es un gran editor. Es genial desde el momento en que le llega el manuscrito hasta que sale impreso. Está muy encima de todo. Pero me decepcionó un poco su reacción con esa escena en _Imperial Bedrooms_. Fue decepcionante tener que discutir sobre dos o tres frases. ¿Puedes hacerme una idea de qué se censuró en esa escena?
Básicamente yo le dije, "Si dejas que esto se quede yo cambiaré la gramática en la página 47". Y él dijo, "Eso no es suficiente. Tienes que cambiarla también en las páginas 58 y 87". Y le dije, "Si hago eso, ¿puedo dejar un par de detalles más?" Y finalmente me dieron el OK. Digo yo que podría haber estado preparado para algo así, tratándose del hombre que editó American Psycho.
Bueno, le dio una segunda oportunidad a American Psycho. Creí que el libro ya estaba terminado cuando se lo di a Simon & Schuster, antes de que lo rechazaran. No quería que lo tocaran. Pero cuando le llegó a Gary, lo retocó un poco. Yo estaba como en una nube y la edición se hizo deprisa. Él voló a L.A., nos sentamos en la habitación de un hotel y, básicamente, él iba editando y pasando páginas, y yo iba diciendo, "Ignora eso, ignora eso, ignora eso". No creo que él entendiera el libro, o sí, pero no le gustó, y el proceso de edición fue bastante traumático. Todavía hay cosas en el libro que él corrigió y que yo no puedo leer. Como pequeñas aclaraciones. No sé. ¿Por qué demonios sigo con Gary Kisketjon? Todo ha empezado cuando he preguntado por la escena en la que Clay tortura a dos prostitutas adolescentes en el desierto. Me gusta que haya una copia de Menos que Cero en la habitación donde tiene lugar, y también es interesante que esta fuese la escena que te dio más problemas con tu editor. Creo que es bastante imprescindible en ese punto del libro.
Era excitante adentrarse ahí y a su vez daba mucho miedo, aunque al final fue liberador. Y todas esas cosas la verdad es que me sentaron muy bien. Antes de que dejemos de hablar de personajes, quiero preguntarte por Rip. No tengo una pregunta concreta, simplemente me gusta mucho en Menos que Cero e _Imperial Bedrooms_. Es cómico pero a la vez es aterrador. ¿Te has inspirado en alguien para crear a Rip? Si es así, seguro que en la ficción lo has magnificado.
O al revés. Quizá haya por ahí alguien que dé más miedo. Y él me asusta, así que hago que dé menos miedo, pero aún así es aterrador [risas]. Pero no, no me inspiré en nadie. Él es como el supervillano de los dos libros.
Sí. Y Clay no lo entiende, y no sabemos todos los detalles sobre Rip porque Clay no los quiere saber, y eso hace que dé más miedo. En plan, ¿qué está pasando? Cierto. Hay un momento en ambos libros en los que Clay está en la cúspide, donde podría aclarar cosas, pero está demasiado asustado y pasivo para hacerlo. Ahora me gustaría hablar un poco sobre escribir guiones, que es lo que más has hecho durante los últimos años. Estoy seguro de que has oído esto antes, pero para mí sería un sueño ver Menos que Cero transformado en una película más auténtica.
Parece que cada semana hay alguien intentando hacerla. He oído que Quentin Tarantino y Gregg Araki han intentado hacerse cargo del remake a través de la Fox. Pero claro, no sería con la Fox. Sería Fox Searchlight, porque no es un estudio grande. De todas formas yo no estaría interesado en participar, así que no dejo de oír rumores de que si fulanito o menganito está intentando hacerse con los derechos de Menos que Cero. No creo que se pudiera hacer como el libro. Es muy, muy oscuro.
Hubo un tiempo en el que quizá se podría haber hecho. En principio Barry Diller y Scott Rudin compraron los derechos, y la visión de Scott Rudin se parecía mucho al libro. El primer guión era bastante hardcore. Pero entonces hubo un cambio en la política del estudio, creo que Leonard Goldberg pasó a ser el jefe de producción y, ya sabes, él tiene hijos. Tiene hijos y el guión erax Lo que sea. Lo diluyó bastante. No estoy intentado desestimar la película. En algunos aspectos era revolucionaria. Pero hubo ese cambio político, gente con hijos tomó el control y no iban a ver con buenos ojos, por ejemplo, una escena en la que violan a una niña de 12 años.
Claro, claro. Y era la epoca de las películas adolescentes. ¿Sabes lo que quiero decir? Había cierto márketing a seguir: "La película oscura para los adolescentes de los 80".
Exacto. Y tampoco es que fuese tan, tan oscura. En muchos aspectos era como un especial de Al Salir de Clase. Era vagamente para mayores de 18. Es raro cómo las películas cambian con el paso del tiempo. A veces la pillo cuando la ponen en televisión y me choca que se considerara una gran producción hollywoodiense. Claro.
Ya sabes, que la estrenaran en noviembre como uno de los bombazos del año. Eso ahora sería impensable. Sí, ahora parece más una película de autor.
Totalmente. Pero es muy bonita. El trabajo de cámara de Ed Lachman la hace preciosa. E _Imperial Bedrooms_ ya tiene ficha en IMDb.
Sí. No sé por qué. ¿Se vendieron los derechos del libro al mismo tiempo que los de la película?
No. Los derechos de la película pertenecen a 20th Century Fox porque estoy usando algunos de sus personajes. ¿De verdad?
Es como si escribo una secuela de American Psycho. Patrick Bateman pertenece a Lionsgate. Es el tipo de pacto con el diablo que haces cuando vendes los derechos de tus libros. ¿Fue el hecho de ver tus libros convertidos en películas lo que hizo que empezaras a escribir guiones?
No. Escribía guiones en el instituto con mis amigos. Todos querían ser guionistas, y ahora lo son. Siempre pensé que en algún momento escribiría guiones, pero también me interesaban las novelas, y ninguno de mis amigos estaba interesado en ellas. Nunca me tomé en serio lo de los guiones hasta que un par que escribí me dieron trabajo y fue como, "Vale, también puedo hacer esto". Así que siempre he estado escribiendo guiones, pero no a tiempo completo como hago ahora. Y eso fue un error. Un trágico errorx No, no. Estoy bromeando. A mí me da la sensación de que la mayor parte de la industria cinematográfica es un nido de víboras.
[hace un sonido largo, lento, ronco] Tío, ¿cómo transcribo ese sonido?
"Un débil gemido de afirmación escapó de la boca de Ellis". ¿Pero sabes qué? Sí y no. También hay un montón de gente interesante y con talento en la industria cinematográfica, y también gente divertida. Estoy pensando en la parte de los negocios, no en la parte creativa.
La parte de los negocios no tiene lógica y es difícil navegar por ella. Puede ser espantoso. Pero si me estás preguntando si prefiero codearme con actrices y actores que son guapos y directores y productores que son divertidos y me dan dinero por, pongamos como ejemplo, escribir una película sobre tiburones; o ir a cenar con Richard Ford y Toni Morrisonx Mira, estoy en un punto distinto de mi vida ahora.

Apartado del mundo literario.
Totalmente. Nunca me sentí parte de él. Tengo amigos que son escritores, pero lo de tener que tratar con el mundo editorial e ir a recepciones, y que todo trate sobre ti, ya sabes, la cena del PEN [acrónimo de poets/playwrights, editors/essayists and novelists—NDT]x Es triste.
Y la gente me ponía a parir porque me gustaba salir de fiesta por las noches. Cuando estaba en mis 20, se me hacía raro que todo el mundo fuera tan mezquino conmigo porque me gustaba ir a discotecas. ¿Debería haberme quedado escribiendo con una pluma y una vela en mi buhardilla? Tienes 23 años, quieres divertirte. Y me siento igual ahora. No puedo fingir que me importa la "literatura" y publicar y los premios y las críticas. Pero todavía te importan los libros. Digo esto basándome en una fuente, tu Twitter, donde dices que lees los libros nuevos que se publican y hablas sobre ellos.
Disfruto leyendo. Todavía lo hago. Me he dado cuenta de que mi paciencia con los libros, de alguna forma, ha cambiado en los últimos años, y me pregunto por qué. ¿Ha cambiado para bien o para mal?
Para mal. Ahora me resulta mucho más difícil centrarme en la ficción. Bueno, eso no es del todo cierto. ¿Qué estuve leyendo que realmente me asombró? Ah sí, la última colección de Jhumpa Lahiri, Tierra desacostumbrada. Leí sus cuentos en incrementos exponenciales. Son bastante largos, llegan hasta las 40 páginas. Los primeros los leí seis páginas aquí, seis páginas allá. Hasta que llegaba a uno que era tan absorbente que me pasaba una hora entera leyendo. Lo dejaba todo de lado y me ponía a ello durante una hora, y era muy satisfactorio. No puedes obtener ese tipo de experiencia con otro medio. ¡Es lo máximo en realidad virtual! Hablando de Twitter, ¿qué está pasando ahí? Me provoca repulsión y a la vez me fascina. Es como una combinación de todo lo que odio de internet, pero aún así me siento arrastrado a leer los Twitters de la gente.
Es lo que es. Lo uso de otra forma. No actualizo en plan, "Me acabo de tomar un café en Starbucks," o "¡Uh! Es viernes 13, ¡tengo miedo!" junto a un emoticono de una cara asustada. Es un sitio para pensar en voz alta o recitar un monólogo ante un público inexistente.
Escribo una vez a la semana, o cada dos semanas. En realidad no pienso demasiado en ello. Bueno, has escrito mi Twitter favorito todos los tiempos.
¿El qué? Lo de Salinger. El día en que murió, escribiste: "¡¡Sí!! Gracias a Dios por fin se ha muerto. He estado esperando este momento mucho tiempo. ¡Fiesta esta noche!"
Alguna gente no lo pilló. Pensé que era lo más genial que había leído en mucho tiempo.
Bien. Eso es bueno. Era lo que esperaba. ¿Te dieron mucho por culo tus colegas por ello?
[risas] Sí. Pero era como me sentía. Me estaba hartando del exceso de sentimentalismo en torno a la figura de Salinger. Que nos odiaba a todos, por cierto. Era un viejo cabrón enfadado. Fue un tweet más complicado de lo que pueda parecer. Hubo más reflexión detrás de la que imaginas. ¿Pensaste mucho antes de postearlo?
En realidad, ¿sabes qué? Lo escribí y luego pensé: "Demasiado pronto, demasiado pronto, ¡demasiado pronto!" Y lo borré. Pero un par de personas lo vieron y alguno estaba indignado y luego había gente escribiendo "LMAO, LMAO" [Laughing My Arse Off = me parto el culo—NDT] Y pensé, "Interesante. Vuelve a ponerlo". Todo esto en apenas 90 segundos. Y al cabo en una hora tenía como 10.000… Respuestas, retweets, y todo eso, imagino.
Sí.

También me gustó el tweet que decía que el remake de La Última Casa a la Izquierda es mejor que Precious. Ni siquiera había visto Precious. Vi el anuncio, así que no necesito ver la película, que para mi es una manera de lo mas políticamente correcta y sinvergüenza de mostrar unos cuantos freaks. Creo que tu comentario era reconfortante, porque no sé de otras figuras públicas que no se subieran al carro de la mierda de Precious.
Anthony Lane no se subió al carro en su crítica para el New Yorker. Ah, cierto. Me sorprendió que Roger Ebert sí se subiera.
A ver, en el fondo Precious no está tan mal. Pero hay algo en esa película sobre la fijación endémica que tiene nuestra sociedad haciax no sé muy bien qué. ¿El dolor?
[risas] Sí. "El final". Me sorprendió porque está hecha de forma muy torpe. Realmente no es dolorosa. Me estuve preparando para que me aplastara emocionalmente. Pero no lo hizo. El final de Marley & Me [Una Pareja de Tres] me hizo polvo, pero no creo que llegara a llorar con el final de Precious.
¿Por qué me perdí Marley & Me? ¿Por qué no fui a verla? Bueno, es una película interesante porque se supone que es una comedia dramática con una lección vital al final, pero en realidad es una película snuff donde sobredimensionan el personaje del perro sólo para matarlo al final. Bueno, siento curiosidad acerca de que estés escribiendo The Golden Suicides, un guión sobre las vidas y muertes de los artistas Jeremy Blake y Theresa Duncan.
Sí. Gus Van Sant la va a hacer, ¿no?
Le ha estado dando vueltas. Definitivamente la va a producir. Aunque no está conectado formalmente como director. ¿Cómo acabaste escribiendo tú la película?
Leí el artículo sobre ellos en el New York Magazine, y justo yo estaba atravesando una fase que hacía que el artículo conectase conmigo. Me mudé a L.A. y estaba teniendo muchos problemas con mi pareja. Estaba ligado a alguien que estaba loco, y también muy frustrado con el desastre de The Informers. La película de tu libro de relatos.
Sí, tenía un gran guión; ficharon a todos esos actores por el guión y nos dieron un montón de dinero para hacer la película también por el guión, y después fue el peor trabajo en el que yo haya estado involucrado. El resultado fue muy malo. Así que leí el artículo de David Amsden sobre los suicidios de Jeremy Blake y Theresa Duncan, y sentí una conexión con lo que te pasa cuando estás enganchado a alguien que se está volviendo loco, pero le quieres, y su mundo se convierte en tu mundo. Empecé a pensar de nuevo en las estupideces que hice cuando estaba con esa persona. Normalmente, cuando te das cuenta de que estás con alguien demente, te distancias. Pero, ¿qué pasa si no lo haces? Hablé con un productor con el que ya había trabajado en un par de guiones que nunca se hicieron. Le dije, "Mírate esto. Quiero hacer una película". Y él lo leyó y me dijo, "Creo que está muy bien. Déjame barajar la posibilidad". Algunas cosas del artículo no me gustaban, pero me sentí muy receptivo hacia la historia en sí. Es material oscuro y triste.
Pero no es una película oscura y triste. Hay en ella un fatalismo romántico, algo muy enigmático, y está basada en confusiones y engaños que te atrapan. La película es como el diario de Jeremy Blake. Le conocemos incluso antes de que él conozca a Theresa Duncan. Me identifico con Jeremy y me encanta su trabajo, me medió enamoré de él. La película está hecha desde su punto de vista, no el de ella. Es un retrato increíblemente favorable de él, y creo que también de ella. En parte el problema con el artículo original de la revista es que por momentos es morboso y cotilla, y se centra en aspectos que no me interesan. Pero el guión es sincero. Si alguien cree que he hecho algo "a lo Bret Easton Ellis", una sátira o una comedia, se equivoca. Es una historia de amor sincera. Nunca he tenido una impresión negativa respecto a que hicieras algo así. Simplemente tengo curiosidad. Me apetece verla.
En realidad es simplemente trágica. ¿Qué habría pasado si él no la hubiese conocido a ella? Le habrían pasado muchas cosas, pero creo que ella sacó muchas cosas del interior de él. ¿Tú qué opinas? Sin haberlos conocido, sólo podría hacer suposiciones. ¿Quizá alimentaban mutuamente su paranoia?
La paranoia estaba ahí. Y creo que ella necesitaba una narración. Necesitaba una explicación de por qué no estaba teniendo éxito en Hollywood. Lo había tenido antes en el mundo de los videojuegos, pero creo que vino aquí y todo el mundo estaba esperando que se convirtiera en una estrella, una gran cineasta, y no se dio cuenta de que las películas no se estaban haciendo. Eso la volvió loca, no podía aceptar la derrota, y tuvo que crear este relato. Ahí es cuando sus teorias sobre un Cienciólogo se vuelven en su contra cuando quiere unirse a ellos.
Los Cienciólogos. Y entonces ella empieza a escribir como consecuencia de su fracaso en la industria del cine. Me angustia. No sé por qué vi esa conexión conmigo. Lo has explicado bastante bien. Es la relación que tuviste, y tu experiencia con The In