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Elecciones 2016

Así es la candidata gitana y feminista de Podemos

María José Jiménez encabeza la lista al Congreso del partido que dirige Pablo Iglesias en la provincia de Salamanca.

Todas las imágenes cortesía de María José Jiménez.

"Un orgullo contar con mujeres valientes como María José Jiménez, presidenta de la Asociación de Gitanas Feministas", con este tweet Pablo Iglesias dio la bienvenida a la candidata de Podemos al Congreso por Salamanca. ¿Y qué te dijo Pablo a ti cuando os conocisteis? "Me dio las gracias por unirme al equipo de trabajo y me dijo que era una gran alegría y un orgullo contar conmigo", reconoce la recién llegada al mundo de la política.

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Porque María José, trabajadora social de profesión, viene del asociacionismo y de la lucha por los derechos de su pueblo. De tratar temas -desde la plataforma en la que participa- que no se suelen abordar dentro del entorno gitano "como la diversidad sexual, la violencia de género o el feminismo". María José vuelve del médico, le han dado el alta tras sufrir una lesión y está preparada para empezar mañana mismo con la campaña en Salamanca. Quiere luchar por los gitanos y por las mujeres, reconoce que se ha avanzado algo en el tema de las minorías pero que quedan muchos muros y tópicos que derribar.

"Por ejemplo, que aparezcamos en un diccionario vinculados a trapacero, que son personas que engañan y utilizan artificios para mentir y estafar. Eso marca a una persona y cala en el resto de la sociedad". María José se refiere a cómo la RAE trata la palabra gitano. Y también los estereotipos, acabar con ellos, "porque los gitanos y gitanas tenemos que demostrar que no somos mala gente, cuando a todo el mundo se le da el beneficio de la duda".

VICE: ¿Cómo empiezas en política?

María José Jiménez: En política no había empezado a este momento. Lo que tengo es una trayectoria muy amplia en movimientos sociales. En la primera asociación en la que participé para su constitución y nacimiento fue en Galicia y yo igual tendría 16 años, como mucho. Desde ese momento, sí que he tenido un activismo social importante, siempre con el tema de mujeres y minorías, porque me toca de cerca. Luego, a nivel nacional he colaborado con asociaciones en temas de asesoramiento, para definir cómo es el feminismo que las mujeres gitanas queremos, porque tenemos un hándicap mayor que las mujeres que pertenecen a una cultura mayoritaria. Al ser minoría hay ciertas cosas que tenemos que superar y nos estamos esforzando en poder construir un mensaje de feminismo en romaní, que es perfectamente extrapolable a mujeres que viven situaciones complicadas de no participación y no de no acceso a los recursos de manera normalizada. A nuestra causa se está uniendo mucha gente que no es gitana y por eso se está convirtiendo en una causa social.

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Y ahora mismo con quién colaboras.

Con la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad. Mi nómina proviene del Ayuntamiento de Madrid, yo soy trabajadora social, funcionaria interina, en el Samur Social. De ahí lleno mi nevera y luego el trabajo de ética, moral y revulsivo lo desarrollo en movimientos sociales. Hasta septiembre, que se movieron las listas de las oposiciones de 2012, estuve trabajando con ONG's.

¿Se avanza en vuestra causa o siguen existiendo el racismo y la discriminación?

Avances es obligatorio que los haya, porque no somos las primeras que hemos creado movimientos asociativos de minorías. El tejido asociativo de este país ha ido creciendo mucho, sobre todo desde los noventa. Nosotras, antes de poner en marcha la asociación, teníamos muy claro lo que queríamos hacer que era crear un movimiento participativo real. Hicimos un diagnóstico, un trabajo de campo de seis meses, y descubrimos que en el asociacionismo había pasotismo y cansancio, también cierta normalización de situaciones injustas. Se da más importancia a mantener los programas que a la misión por la que se hacen las asociaciones. Eso nos asustó. Por eso pensamos en una asociación nómada, tenemos una sede en Madrid, pero nos movemos a nivel nacional, en todas las provincias y barrios donde nos invitan a dar charlas o talleres. Lo que hacemos es llevar nuestro mensaje.

Como mujer y gitana, ¿a lo largo de tu vida, has notado el peso de pertenecer a una minoría?

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Barreras tenemos todas las mujeres en general y también muchos hombres. La cosa no está bien, pero es peor cuando perteneces a una minoría que no está dignificada por el resto de la sociedad. En el imaginario y el subconsciente de la mayoría de las personas hay mucho desconocimiento del pueblo gitano. Ni siquiera hay un reconocimiento como pueblo. Estas cuestiones no han sido superadas en este país, ni en el resto de Europa. Por ejemplo, los gitanos y gitanas tenemos que demostrar que no somos mala gente, cuando a todo el mundo se le da el beneficio de la duda. Ser un gitano está considerado desde las políticas como un problema social y los gitanos no somos un problema social. Es verdad que hay zonas con situaciones complicadas, pero no por pertenecer a una minoría, si no por las condiciones en las que esas personas se desarrollan y por la falta de acceso a recursos. Eso es llevar una mochila mucho más pesada, a lo que hay que sumar los prejuicios y los estereotipos. Tener que estar siempre demostrando que no eres lo que dicen los medios que eres, que te ganas la vida de forma honrada, que luchas por las minorías, que crees en la justicia. Que no eres la gitana que muchos tienen en la cabeza…

El cliché, ¿no?

Sí, y también es mucho el que venden los medios de comunicación. Por ejemplo, Palabra de gitano o Mi gran boda gitana… esas cuestiones que parecen tan simples, son muy dañinas para la comunidad, sientan cátedra y se meten en las entrañas de la gente. Igual que el tema de la RAE. Que aparezcamos en un diccionario vinculado a trapacero, que son personas que engañan y utilizan artificios para mentir, engañar y estafar. Eso marca a una persona y cala en el resto de la sociedad. Tampoco tenemos los mecanismos de influencia en las instituciones para crear políticas que reviertan esta situación, que es una construcción social que tenemos que destruir entre todos. No es una cuestión de payos y gitanos, de mujeres y hombres, afecta a toda la sociedad. Tampoco es tan irracional como parece, es solo lo que he mamado desde que nací.

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Y ahora eres candidata con Podemos.

Todo esto empieza hace dos años, cuando comenzamos a llevar nuestra Asociación allí donde nos llaman. Y nos encontramos con gente que forma parte de Podemos y que llevan en su cabeza ideas que nosotros también ponemos encima de la mesa. Tenemos un lenguaje claro y hablamos sin miedo de diversidad sexual dentro de la comunidad gitana, violencia de género o feminismo. Y eso sorprende, porque hasta ahora no se había hecho. Hay mujeres en Podemos que nos dicen que ése es también su discurso y comenzamos a trabajar sobre el tema del empoderamiento de mujeres, tanto gitanas como payas. Nos hemos encontrado que allí donde vamos tenemos el apoyo y el refuerzo de estas mujeres, que al igual que nosotros cuestionan muchas cosas. Y cuando me plantearon la posibilidad de ser candidata pensé que no tenía nada que perder y si había muchas cosas por las que pelear, así que me metí de cabeza.

¿Es la primera vez que te presentas?

Sí, aunque hay una noticia que me molestó, aunque me han dicho que me tengo que acostumbrar a estas cosas, pero no lo hago, porque no me gustan las cosas que no son verdad. En esta noticia se hablaba de que había formado parte de una lista del PP en Orense en unas Elecciones Municipales y quiero aclarar esto…

Pues, adelante.

En la vida he tenido relación directa con el PP, lo que tengo es una relación desde que era una mocosa con la jefa de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Orense, que es la ciudad donde yo he vivido hasta que me fui a Salamanca a estudiar. Tengo relación directa con esta mujer desde que entré en el sistema educativo reglado. Galicia ha sido tradicionalmente un feudo del PP y los Ayuntamientos también. Esta mujer tenía la intención de trabajar sobre la situación del pueblo gitano en Orense, que en aquellos momentos tenía un problema grave con la vivienda, porque había mucho chabolismo, y también con el abandono escolar. Lo que me propuso por teléfono, porque yo entonces estaba en Salamanca, fue ir en las listas para que pudiéramos crear políticas en vivienda y en educación. Y por supuesto que acepte, porque era lo que había que hacer. Y si ir en las listas supone que se hagan políticas reales para mi pueblo que está machacado yo acepto. Me meten en la lista, voy de relleno, en el número 21. Yo sabía y así se lo dije que lo de la lista era un paripé, a mí me interesaba el trabajo con las minorías, y me aseguraron que lo harían. Pasaron las Elecciones, ganó el PP y jamás volví a saber de ellos, ni de la jefa de Servicios Sociales. Fui un fin de semana y pedí una reunión para ver cómo íbamos a montar todo y ni siquiera me recibieron.

¿Preparada para la campaña?

Me voy en un rato a Salamanca, ahora que los médicos ya me dejan montar en coche. Mañana empiezo, tengo una agenda muy apretada. Lo único que quiero es trabajar y si puedo aportar algo que venga como un valor añadido.