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Cultură

El mercado negro de testosterona entre la comunidad trans

La dosis de hormonas que recetan los endocrinos es bastante alta y lo normal es que casi nadie la consuma entera. Ahí es donde también entra el cambio de manos de los sobres de testosterona en gel y de inyectables.

Un sobre de Androtiv, la testosterona en gel que se podemos encontrar en el mercado negro que nos regalaron al realizar la entrevista y que todavía no hemos usado. 

Primero fue el discurso de Lana Wachowski (la anteriormente conocida como Larry Wachowski y cocreadora de la saga Matrix), luego el disco de Burial con el discurso de Lana sampleado y más tarde el papel de Laverne Cox en la serie Orange is the New Black. Ahí empiezan a haber detalles que invitan a la normalización y a la visibilidad de la comunidad trans, pero gracias a los cambios en las opciones de clasificación por género que ha anunciado Facebook, podemos decir que la cultura trans ha salido públicamente del armario por la puerta grande: antes de San Valentín, a bombo y platillo y contemplando todas las nuevas identidades al uso, que como podéis comprobar, no son pocas.

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Quizás a partir de ahora en la red social la cosa será tan fácil cómo desplegar un menú de opciones, pero en lo que respecta al resto de realidades, la profunda desconexión entre autoridades médicas y comunidad trans cada día se hace más evidente, y lleva de cabeza al consumo sin supervisión de hormonas.

Si naciste hombre lo tienes más fácil, con ir a la farmacia y pedir una caja de pastillas anticonceptivas es suficiente. Si naciste mujer tu única alterativa es pasar por el tubo y reconocer que estas enferma o acudir al mercado negro. La dosis de hormonas que recetan los endocrinos es bastante alta y lo normal es que casi nadie la consuma entera. Ahí es donde también entra el cambio de manos de los sobres de testosterona en gel y de inyectables entre la comunidad trans.

De momento sabemos poco de sus efectos a corto y a largo plazo, pero algunas personas cuentan que en los círculos transfeministas cercanos a los movimientos queer las lesbianas se han hecho fans y en sus guateques sexuales usan la testosterona como si fuera una especie de versión legal del MDMA, pero más genderfucker.

Para conocer un poco mejor la realidad del mercado negro de hormonas nos hemos puesto en contacto con Cultura Trans, un proyecto gestionado por Miguel Missé y Pol Galofre que promueve actividades para la visibilidad y los derechos del colectivo trans desde Barcelona. En 2012 abrieron un diálogo sobre la testosterona que dejaba claro un cierto recelo y mal rollo por desconocerse los efectos tanto del Testogel, la hormona legal, como del Androtiv, la que se encuentra en el mercado negro (en Internet, en gimnasios, o en alguna que otra parafarmacia mafiosa). El Androtiv se fabrica supuestamente en Europa del este y sienta como si fuera speed. Así que de buenas a primeras no parece muy saludable. Si se recurre al mercado negro es porque la mayoría de los endocrinos, psiquiatras y supuestos especialistas en trastornos de identidad están siendo incapaces de ver que el género, tal y como lo habíamos entendido siempre, se está desmoronando delante de sus narices.

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El aumento de consultas sobre menores y comportamientos de género y el hecho de que Estados Unidos se haya puesto las pilas con el diagnóstico de transexualidad en la infancia y la hormonación para frenar su desarrollo físico, hace que sea momento de cuestionar el tema desde todas las perspectivas. Aunque solo sea por tener en cuenta la posibilidad de que los menores puedan encontrar los fármacos en la red y empezar el proceso a lo loco por su cuenta.

Miguel Missé comparte su experiencia con la testosterona. Él entró en la UTIG (Unidad de trastornos de identidad de género) con 14 años y no fue diagnosticado hasta los 19. Sobre la toma de testosterona explica que se convenció cuando otras personas a su alrededor optaron por tratamientos intermitentes: “solo empecé cuando me di cuenta de que podía dejarlo”. Este tratamiento intermitente ha durado años y el proceso se ha producido con muchos enfrentamientos. Todos han tenido que ver con preguntas que los médicos no saben responder, por ejemplo, ¿qué pasa si decido no extirparme los ovarios? “La primera vez que lo pregunté” explica “me quitaron la receta y me dijeron que me volverían a derivar al psiquiatra porque esa pregunta era propia de alguien queno era un hombre”. Donde la UTIG fracasa, Cultura Trans encuentra nuevas posibilidades: “Yo creo que nosotros tenemos un saber que debemos compartir y que está basado en nuestra experiencia. Existen algunas respuestas que se basan en los golpes que nos hemos dado algunos. Que no sean en vano, porque creo que aparte de espacios como Tránsit que son fundamentales las personas trans tenemos que hablar más de nuestra salud, del cuidado de nuestro cuerpo”.

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Miguel Missé en el vídeo Binder de Florencia P. Marrano (http://www.youtube.com/watch?v=qBvXqtLH9J8)

En Barcelona existe una alternativa real a la UTIG.Se trata de Tránsit, un centro que ofrece acompañamiento e información sobre vías alternativas al protocolo médico oficial. Tránsit ha neutralizado el mercado negro de testosterona en su área.  Como no queremos que les cierren el chiringuito vamos a ser discretos con la identidad de nuestro contacto y vamos a llamarla Frida. Ella empezó con el movimiento feminista Violeta hace muchos años, cuando el acceso a los anticonceptivos en España era casi imposible. Desde el canal de YouTube de Cultura Trans cuenta que en la década de los 80 ellas también tuvieron que encontrar maneras de conseguir hormonas sin el asesoramiento de ningún médico, y que llegaron incluso a practicar abortos en casa. “Hay toda una historia de transgresión. En su día hace 35 años negociamos con el ayuntamiento la apertura del primer centro de planificación familiar de Barcelona. Lo que pretendíamos entonces era que se creara un espacio amigable donde se diera la oportunidad a las mujeres de decidir sobre sus cuerpos, su sexualidad, sus afectividades y su reproducción. Así que estoy encantadísima de estar en algo que me recuerda mucho a aquella etapa, que para mí es muy querida”.

VICE: Parece que hay una relación bastante directa entre Tránsit y Cultura Trans, pero exactamente ¿cómo nace la iniciativa de montar un espacio para la salud trans dentro de la salud pública?

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Frida: Esta iniciativa empieza sin saber muy bien donde nos metíamos. Yo soy ginecóloga, he dirigido bastantes servicios de ginecología y obstetricia dentro de la sanidad pública, y en un momento dado por una serie de cosas que pasaron en el servicio me pregunté por qué no había venido nunca ninguna persona trans al centro de salud sexual y reproductiva en un servicio que da atención a 280.000 mujeres. La idea inicial era encontrar un espacio para que estas personas se pudieran aproximar a una serie de profesionales sin recibir un trato vejatorio y ofrecer promoción de la salud desde el punto de vista más básico: citologías y controles mamarios.

Hoy en día el protocolo médico oficial para las personas trans es un largo camino en tres fases: psiquiatría, endocrinología y cirugía A pesar de ser un camino largo, cuando empiezas a ver al endocrino ya entras en la lista de espera para empezar con las diversas operaciones que conllevan el cambio de sexo y que inevitablemente a la larga suponen una renuncia a tus derechos reproductivos.¿Qué opinión os merece el tema de los ritmos de hormonación y la modificación corporal?

Tenemos un punto de vista muy conservador respecto a la modificación corporal y siempre intentamos recomendar el mínimo tratamiento hormonal, los caminos que son más respetuosos con el cuerpo, los caminos que lo agreden menos. Intentamos explicar los beneficios y los problemas en cada una de las opciones y antes de que alguien se opere, intentamos ponerle en contacto con personas que han pasado por su situación y que han decidido operarse y no operarse. Ahora tenemos una red de gente que acompaña a personas antes de iniciar las hormonas o durante el proceso de hormonación o en definitiva para tomar decisiones respecto al cuerpo.

En el documental llamado “Test de la vida real” Miquel Missé dice algo así como: “En qué mierda de sociedad vivimos si uno tiene que pasar por el quirófano para ser feliz”. Últimamente se habla mucho del tránsito entre géneros como una alternativa a intervenciones radicales sobre el cuerpo, ¿crees que este tipo de pensamiento está ganado fuerza entre la comunidad trans?

Cuanto más intelectual, más dueño de la situación y cuantas más barreras hayas roto en muchas otras cosas, más probable es que hagas la resistencia activa de no operarte. Incluso como medida provocadora. El discurso de Pol y de Miquel está en esta línea y tiene muchas críticas dentro del movimiento, porque probablemente es algo muy avanzado que la gran mayoría de las personas trans no son capaces de hacer en el contexto de la sociedad en la que vivimos. Es un conjunto de cosas las que hacen que una persona decida que quiere seguir este camino pero conservando las tetas y conservando los ovarios. Pero no es el camino más frecuente. El camino más frecuente es querer ir a toda pastilla aunque se empiece de manera prudente. Si tú ya llevas tiempo explorando tu identidad y sintiendo que quieres tomar una decisión el primer paso es venir aquí. Luego cuando empieces a hormonarte muchas veces la experiencia será como un tobogán que te arrastrará planteándote cosas que debes pensar muy bien. Una persona que siempre se ha sentido mujer, que se visualiza como mujer y que en su imaginario es una mujer, o viceversa, cuando empieza el proceso de hormonación vive todas esas sensaciones muy intensamente. Es fácil que dé pasos muy impulsivos cuando lo que pide el proceso es ser racional.

La comunidad trans ha criticado mucho el protocolo y la evaluación, en cambio de algún modo vosotras habéis conseguido ganaros la confianza del colectivo y dar respuesta a sus necesidades. ¿Cuáles son vuestras conclusiones?

La suerte de la unidad de Tránsit es que está en el meollo y eso ha facilitado a muchas personas hacer el camino que han querido, con toda la asistencia de la comunidad que han necesitado. Todas estas historias son de una gran riqueza vivencial y Tránsit lo que ofrece en este momento es la posibilidad de que las personas tomen el camino que quieran con toda la información que esté en nuestras manos. Es necesario aprender ya que no hay un solo camino.